Capitulo 19

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Los brazos de Sesshomaru me envolvieron, y yo llevé toda mi energía a la parte de mi cuerpo que sangraba, ahogando un grito en mi garganta que no tuvo ni un poco de fuerza para salir.

Abracé mi vientre y apreté fuerte, evitando que saliera más sangre.

Pero mi ahora era por mi boca de la que escurría una gran cantidad de sangre.

Escuchaba como Sesshomaru pronunciaba mi nombre una y otra vez, pero me impedía pensar que realmente eso estaba pasando.

Me negaba a creerlo.

-No hay nada que puedas salvar - Habló Naraku a unos pasos de nosotros - Maté toda la vida dentro de Kagome, y pronto... - Colocó el collar sobre su cuello y un enorme dragón negro apareció en su lugar.

Ahora era un Yokai completo.

Probablemente más pronto que cualquier otro.

-También acabaré con su vida - Lanzó una llamarada de energía hacia nosotros, y solo por un milagro logramos esquivarla, Sesshomaru me recostó en el pasto haciendo un ademán por ir a por él, pero yo sujeté su brazo.

-No lo hagas - No quería que se enfrentara a él.

Confiaba plenamente en el poder de Sesshomaru, pero ahora Naraku era más poderoso que nunca.

Y lo notaba en la mirada de Sesshomaru.

Y estaba destrozado.

Por primera vez notaba a sus mejillas húmedas, por escasas lagrimas que había derramado.

Me sonrió y observó a Sango llegar hasta mi y presionar la herida, y fue en camino a Inuyasha, quien ya se encontraba tratando de convatir junto a miroku, shipoo y kirara,

-Vas a estar bien Kagome... - Susurraba Sango a mi lado, mientras trataba de vendar mi abdomen.

Sabía que era inutil.

Que no importaba lo que hicieran moriría.

Y que tan solo alargaría más el dolor aferrándome a la vida.

Pero no podía simplemente irme sin poder hacer nada.

Después de todo había sido mi culpa que nos encontráramos en esa situación.

Todo...

Escuché un grito de mi lado.

A la taijiya gritar el nombre de su amado.

Alcé un poco el rostro para observar como el monje caía de rodillas y el agujero negro de la palma de su mano comenzaba a consumirlo lentamente.

Traté de detener a Sango, sabía que no podía detenerlo y que estaría dirijiendo a su propia muerte si iba a donde miroku.

Sin embargo no me escuchó ni un segundo, y pronto ambos terminaron por ser absorbidos.

El corazón me punzó un par de veces.

Pero no  fue impedimento para que hiciera un vano intento por ponerme de pie.

Me sujeté de una rama que se encontraba a mi lado, y apenar pude hincarme.

Naraku estaba terminando con todo.

Logrando estar en contra de ambos hermanos.

-¡Luna! - Grité al cielo, exclamando por mi ultima esperanza - ¡Necesito de algo! - Sollocé, apretando mi corazón, el cual no dejaba de dar punzadas que parecían querer atravesar mi pecho.

Ahora, ni siquiera mi garganta era capaz de expulsar palabras.

Aunque no fue muy necesario pues desde el cielo se formó una figura.

Precisamente la de una chica de cabello morado y piel cristalina.

Su sombra disimulada se escurrió entre las nubes, terminando por proyectarse en el cuerpo del enorme dragón negro.

Observé a su mano tomar el collar y arrancarlo de su cuello.

Logrando que cayera a escasos metros de mí.

La transformación de Naraku se consumió y al instante se percató de la perla.

Traté de levantarme, pero tan solo pude caminar a trabas hacia la perla.

Inuyasha y Sesshomaru trataban de llegar a Naraku, pero él ya se dirigía hasta mi posición.

Cada vez más cerca.

Alcancé a tomar la perla cuando Naraku comenzaba a aproximarse demasiado, y al notar mi acción dirigió la ultima escensia de shikón no tama en él para atacarme con ello.

La encerré con mis mano y la pegué a mi pecho, cerrando los ojos y esperando que la energía llegara hasta mí y me terminara junto con la perla.

Sin embargo un cuerpo cubrió el mío, dandome escasos segundos para abrir los ojos y observar esos ojos que tanto amaba.

-Sesshomaru... - Susurré, con la voz apenas audible.

Y de nuevo, solo sonrió y movió sus labios en lo que estaba segura formaba un "te amo"

El poder de Naraku desapareció, y su cuerpo se volvió débil.

Pero su manía por la perla nunca cesó, y se aproximó hasta mí con dificultad.

Mientras tanto, Sesshomaru moría frente a mí.

"Quiero que Sesshomaru viva" - Me repetía en el interior miles de veces, tratando de pronunciarlo en voz alta para que se volviera realidad mi deseo.

Pero sabía que la Perla era engañosa, y que eso no terminaría de arreglar muhco.

Sango y Miroku.

Kikyo e Inuyasha.

Sesshomaru.

Mi bebé...

Mordí mis labios mientras sentía a las lagrimas mezclarse con nuestra sangre.

Quizá tan solo debía deshacerlo todo.

Acaricié el rostro de Sesshomaru una ultima vez, y observé sus parpados cerrados.

"Shikon no tama... - Comencé en voz alta, apresurando mis acciones - solo quiero una realidad en donde todos vivamos" 

Y luna...

Pronuncié para mis adentros.

Solo quiero poder recordar  algún día.










Las crónicas del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora