Capítulo 8

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Al momento que rin se fue me decidí, me coloque la capa que tenía, me llegaba hasta los pies y con el gorro casi no se visualizaba mi rostro.

Quedaba perfecto en caso de que me tomara con Inuyasha y los otros.

Corría ágil mente entre los árboles y corría desesperadamente, las lágrimas ferozmente me empezaban a salir de los ojos al escuchar a familias enteras gritar piedad ante el demonio.

Y gritaban, en sus voces se podía apreciar la desesperación, la tristeza y el odio, escuchaba los gritos cada vez más fuerte y más cercanos sin embargo no veían nada y eso era algo que hacía que mi alma ardiera en enojo, por no poder ayudar, y cada vez que me acercaba más mi piel ardía a pesar de estar bastante lejos.

Los gritos se escuchaban más fuertes "ayúdenos", "auxilio", "piedad, por favor piedad" y en ese momento ya estaba visualizando unas llamas que se aferraban a una aldea.

-Esperen, ¡los ayudare!- gritaba una y otra vez desesperándome por no ver nada más que árboles, unos árboles tenebrosos que ya había visto antes, los mismos arboles por donde corrí para librarme de un demonio, los mismo árboles en donde casi muero y entonces, una pequeña aldea se visualizó más grande en mis ojos, había más llamas, llamas llenas de horror, mi piel ardía.

Al entrar a la aldea el calor se hizo demasiado, tanto que mi vista se nublaba.

Vi a dos niños pequeños de escasos 4 y 9 años abrazándose a las feroces garras de un dragón temible, con olor de naraku.

Corrí a una velocidad tremenda y fui a donde ellos quitándolos del peligro antes de que el dragón se diera cuenta.

Eran tres dragones.

Entré a una cabaña de la que percibía muchos olores combinados, eran alrededor de 23 personas ahí, a todos lo evacue, junto con los pequeños niños que encontraron a su madre en la cabaña, estaban en el bosque.

No tenía ni idea de lo que hacía, pero parecía ser lo correcto.

 Y yo había vuelto, sacando la espada y tan solo agitándola una vez saco una ráfaga de hielo, el dragón hizo una mueca, sin embargo seguía muriendo de calor y mi vista estaba mal, todo el cuerpo me dolía, el dragón estaba a punto de atacarme.

-Kagome – un yokai se acercó a mí antes de que me desmayara tomándome en sus brazos.

Pov sesshomaru.............................

-Señor sesshomaru- una niña llamaba la atención del yokai de la cabellera plateada el cual se alivió en máximo teniendo ante sus ojos a su protegida – señor sesshomaru – abrazo su pierna y le sonrió un tanto preocupada.

-Rin – su nombre fue lo único que salio de su boca antes de empezar a elevarse en los aires.

-Señor se.... – prefirió callar, no quería fallarme al decirle a Sesshomaru que me encontró, paso alrededor de hora y media cuando había llegado al castillo.

-Jacken, - sesshomaru noto mi falta sin tener que entrar, mi olor no se distinguía, no paró de caminar, jacken estaba llegando a su lado.

-Si amo sesshomaru – se puso firme, sabía que una orden estaba por llegar, tal vez lo golpearía por dejar a rin que se fuera, entraron a la habitación donde me encontraba y nada, vacía.

.................................fin pov sesshomaru...

-Kagome – una voz celestial pero molesta me llamaba.

Me despertaba, por fin abrí los ojos – no estuvo bien kagome – luna (la chica de mis sueños)me extendió el brazo el cual tome y me levante, ella me veía con una cara decepcionada, parecía molesta, pero no lo expresaba.

Las crónicas del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora