Final: Henjei

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- Joder, ¿te vas a estar quieto de una maldita vez?

Herman me miraba con una expresión molesta mientras tiraba con fuerza de mis pantalones. Al igual que hace tan solo cuatro o cinco años atrás, se encontraba de cuclillas intentando conseguir que entrara en aquellos apretados pantalones

- Quizás debería cambiar de traje, probarte otro que sea un poco más viejo, o un poco más ancho

- Ni siquiera lo pienses Herman – dije entonces, taladrándole con la mirada – Elegí este porque me gusta cómo me queda. Tengo que estar precioso el día de mi boda. No hay nada más que decir al respecto

- Maldita sea, ¿Por qué tuviste que ponerte a comer chocolate como un loco cuando te enteraste de lo de la boda? – se quejó, de nuevo, y prácticamente lloriqueando mi mejor amigo

- ¡Eso no fue así! – dije, prácticamente chillando, y enviándole una mirada cargada de odio – Solo comía dos trozos de tarta al día cuando estaba con los preparativos

- ¡Y todavía te parecerá poco! – dijo él, mirándome con los ojos bien abiertos, como si lo que acabara de decir fuera una completa locura

¿Acaso era el único que ante el estrés comía como una foca insaciable?

- Bueno, disculpa – dije de repente, haciendo el amago de separarme de él, cosa que no me dejó hacer, pues me tenía, literalmente, agarrado por los pantalones – Si no sabes lo que es el estrés pre-boda no es mi maldito problema – dije, haciéndome el indignado

- No, no lo sé – dijo, bajando su tono de voz de manera sospechosa - No lo sé porque el idiota de tu hermano no me pide matrimonio – explicó entonces, mirándome con cara de pocos amigos

- Bueno, es normal que aún no lo haya hecho. Solo llevan un año juntos – dije yo, mordiendo ligeramente mi labio inferior mientras me sentía ligeramente culpable

- Henrik y tu solo llevaban un mes saliendo cuando lo hizo – dijo él, y haciendo acopio de toda su fuerza me logró subir del todo los pantalones – Bueno, ¡y al fin tu culo gordo entra en el maldito traje! – dijo, poniéndose de pie, tras lo que elevó los puños al cielo, en un gesto de felicidad

- Ahora que lo dices, lo siento ligeramente apretado – dije, haciendo un pequeño puchero, mientras Herman me taladraba con la mirada

- Escúchame, vas tarde, así que ya no hay tiempo para que te cambies de pantalones, menos aun teniendo en cuenta que, además de que me acabas de decir que te encanta como te queda, es el único traje de Gucci que tienes. Para colmo de los colmos no me he pasado los últimos cuatro minutos de cuclillas ayudándote a subir un pantalón que ahora no te quieres dejar puesto – dijo entonces, mientras me apuntaba con un dedo índice, amenazador – Mis gastrocnemios están doloridos por tu culpa, así que ahora te aguantas

- Ni siquiera sé que mierda es un gastrocnemio – dije entonces, entrecerrando los ojos, ante lo que Herman se limitó a rodar los ojos – Pero tienes razón – terminé diciendo, suspirando largamente, tras lo que me di un vistazo en el espejo, dándome cuenta de que, tal y como lo recordaba, el pantalón me quedaba de maravilla


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Decir que estaba nervioso sería un eufemismo

Estaba histérico, alterado, perturbado y todos los adjetivos similares que se le pudieran ocurrir a la mente humana

Llevábamos diez minutos de retraso. Bueno, Tarjei llevaba diez minutos de retraso

Keep Me Away (Henjei fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora