Capitulo 33¿Me deja ir?

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—¿Ir contigo al
aeropuerto?—pregunto haciendo tiempo para crear mi estrategia y poder ir con mis padres.

—Claro, no creo que tu tío no te deje ir conmigo y con su mejor amigo.

—Si, vamos, me encanta-
ría.—abandonamos el lugar y nos dirigimos al despacho de Raúl para pedir permiso.

— De una vez te digo, yo estoy confiando en ti Sofi, pero si tu quieres ir con tus padres... tienes mi apoyo, se lo que se siente estar lejos de ellos, y mucha suerte, yo te ayudo, y que pase lo que tenga que pasar.— adivinó mis pensamientos, lo bueno es que me apoya, ahora ya no siento como si la fuese a traicionar.

— Gracias, eres la mejor amiga del mundo, y eso que apenas nos conocimos,  quiero verlos y ver que pasa fuera de estas 4 paredes.

Ya vamos rumbo la aeropuerto, cada vez estoy más cerca de ver a mis padres, mi casa está de paso al aeropuerto, y faltan sólo 5 minutos para llegar, no puedo esperar más, estoy muy ansiosa.

—Ya casi llegamos, ¿Estás
lista?—me susurra al oído para que su padre no lograra escucharnos, aunque logra vernos por el retrovisor.

—¡Si!, depende de ellos si me quedo o me voy, pero eso si, ya no regreso con Raúl.

—Pero... No lo puedes dejar, va a morir de tristeza, literal, el pasó mucho tiempo en rehabilitación por la fuerte depresión que le dio al saber que ya no estabas con tus padre.

—¿De que hablan las
señoritas?— pregunta el padre de Legnali amistosamente.

— ¡Nada!— contestamos ambas al unísonido.

— ¿seguras?— cuestiona insistentemente.

— ¡Si!— le proporcionamos una sonrisa y contestamos nuevamente al unísonido.
El resto del viaje de aproximadamente cuatro minutos estuvimos en silencio esperando el momento.

— ¡Papá papá! ¡DETENTE!para el auto, me siento mal, me duele el estomago, voy a... a... a...— se tapa la boca fuertemente, al gritar me hace pegar un brinco del susto e impresión, todo era silencio y de repente todo esto, de pronto me mira con ojos llenos de lágrimas y asiente.

El Papa detuvo el auto de golpe y comprendí su mensaje, aproveché a salir, ya todos fuera esperé a que se entretuve con Legnali para salir corriendo, di vuelta en la primer esquina y gracias a Dios no se dio cuenta, después de la esquina seguí corriendo hasta que me escondi en un árbol agitadamente, decidí salir del árbol para entrar en mi casa, pero de pronto...

—¡Deja de vestirte asi!— Dice mi padre a mi madre, la cual lleva un pana y una camiseta básica de color negro, su rostro libre de pintura y una fotografía mía en sus brazos.

— ¡Déjame!,ya no me importa, lo único que quiero es tener a mi hija, poderle dar sepultura, verla por última vez y pedirle perdón.— sus palabras rompen mi corazón por completo, a ella siempre le importó su apariencia física.

— Yo también estoy sufriendo mucho, pero sobre todo deseando verla, sin embargo no me estoy dando por vencido. — Dice con lágrimas navegando sobre su rostro.

— Voy a desayunar con mi madre, ¿Vas o te quedas?— sugiere mi madre con a agua en los ojos también.

Esto no puede seguir así, tengo que decirles La verdad, tengo que decirles que estoy viva, que los quiero más que nunca, que no puedo vivir sin ellos.

Me apresuro para hablar con ellos.
—¡Tu no vas a ningún lado Sofía, estas a mi cargo, eres mi responsabilidad!— llega el padre de Legnali y me regresa del brazo tapando mi boca, pero sin fuerza, me llegó al coche y me adentro.

Aceleró con prisa rumbo al aeropuerto en silencio.

—¿Estás bien?

—Si

—¡La que no está tan bien es mi hija, se siente mal y tuve que dejarla para ir por usted señorita!

—Lo siento señor.

— He dicho que ya me siento bien padre, sólo fue un pequeño dolor.

—¿Pequeño? hiciste que parara el auto.

—Pero ya estoy bien — agacha la cabeza y se queda en silencio, la abrazo y volvemos a quedar en silencio todos.

10 minutos después llegamos al aeropuerto, dejamos el auto en el estacionamiento y fuimos a entregar los papeles a la Madre de Legnali, después de eso nada interesante en el día, nos fuimos a la mansión y cada quien a su cuarto a esperar la noche, después de todo ya no supe nada de de Legnali, sólo que se fue a su habitación porque quería dejarme sola para que reflexionara. Así que opté por la opción de dormir y descansar de las emocIones.

—¡TOC TOC!—Dice Raúl dando pequeña golpecitos en la puerta de mi habitación.—¿Puedo pasar?

Me despierta el sonido y volteó a ver eri reloj de mi cuarto, el cual marca las 9:00 P.M.

— Sí— contesto tallando mis ojos aún cerrados para despertarme.

— Gracias hija— entra, enciende la luz y toma siento en la orilla de mI cama.
—¿Cómo te sientes? Me contó el padre de Legnali lo que pasó con tus padres ¿En verdad quieres volver con ellos?

— Ya me siento mejor, gracias y la respuesta es SI, no ha hay nada que quiera maza que volver con mis partes—

—Está bien, ya hice lo que estuvo en mis manos, pero en todo este tiempo no logre hacer que me quisieras ni un poco, ni como lo que soy, tu tío. No te puedo retener aquí si no quieres, yo te quiero mucho, pero por eso te dejo libre, yo siempre estaré aquí cuando me necesites, tu puedes venir a la casa cuando quieras, está también es tu casa, también puedes quedarte a vivir aquí si tu quieres, ya se que esa opción no pasa por tu mente, pero aquí estaré para ti hija—sus ojos empiezan a desbordar lágrimas al igual que los míos.

— ¿Enserio me vas a dejar
ir?—digo sin poder creer que eso este pasando.

— Sí, pero... Si quieres te vas mañana en la mañana, por hoy descansa, eres libre, si quieres te puedes llevar toda la ropa que te compré. —dice soltando en llanto, parece como si de verdad quisiera que me quedara.

—Está bien, arreglare mis malestas— se da la vuelta con la cabeza hacia abajo y se dirige hacia la salida, me da tristeza dejar que se vaya así.

— Raúl...— gira con su cara de tristeza—¿Decea hablar, lo veo muy triste?

—¿Te parece si hablamos mientras arreglas tus maletas? Te puedo ayudar—Dice con una pequeña sonrisa en el rostro.—¿De que quieres platicar?

—¿Por que le dijiste a Legnali que mis padres murieron?— digo entrando al closet para sacar las maletas del cajón.

—Está bien, hablemos de eso, podrá sonar muy duro de mi parte pero... tus verdaderos padres están muertos...— me quedo paralizada ante sus palabras, creo que esto no es buena idea.













Cuando El Amor Se Acaba...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora