Caigo, me levanto.
Me sacudo el polvo adherido a mi ropa, compruebo las heridas...
Algunas se curan, otras se resienten y aparecen también algunas nuevas.
Y así, como si de un ciclo se tratara ocurre cuando a la ilusión le da por darse una vuelta.
Hasta que las fuerzas van desapareciendo al mismo ritmo que esta vida, gira en una absurda noria.
Vistas así las cosas, la opción de verse charlando con la soledad, degustar un café tras otro, contarle mis metas a una sombra que incluso, parece mirarme sorprendida a pesar de ser la mía propia, va camino de ser una costumbre que a veces desconcierta.
Y no es que le tema a verme en la compañía perpetua de la soledad.
Pero un poquito de sal y pimienta a esta vida de vez en cuando no le vendría mal.
Y para colmo, hasta he dejado convencerme para llevar en mi muñeca izquierda un hilo de color rojo, con siete nudos.
¡Soberana tontería..!
Como si un hilo sirviera para algo más que coser un botón o remendar un siete en una prenda.
O como si esa leyenda china, (por no decir un cuento chino) fuera mínimamente factible en estos tiempos donde todo, o casi todo sucede detrás de una pantalla.
Esa es otra.
El reino de la falsedad entre los caracteres, emoticonos, etcétera.
¡Y también de las sorpresas! pues cuando conoces a alguien en persona en muchas ocasiones piensas : "O la foto era de veinte años atrás o la cita es con algo parecido a un avatar."
Menos mal que una es risueña (aunque en estas letras no lo parezca) y tira de su sentido del humor.
(Por no pensar que tengo la negra y doy siempre con lo más rarito de cada casa)
Y eso que me repito mil veces, no lo vuelvas a hacer.
(Quizás me he vuelto un pelin adicta a ese deporte de riesgo extremo.. mejor dejo de pensar)
Pero en más de una ocasión me puede esa manía mía de dar una oportunidad a la gente.
Si salvan todos esos filtros que han acabado por ser una defensa.
No está de más reconocer que los hay que se lo curran.
Pero luego... solo palabras bonitas, y la química no aparece ni invitándola.
Hasta llego a pensar que en este mundo ya no queda nadie un poquito normal.
Y no me extraña la verdad que el ritmo de vida que llevamos.
En fin... será mejor no darle más importancia, mientras decido si voy a por las tijeras y me deshago de este hilo prendido en mí muñeca.
Pues eso de que entre los millones de personas existentes en este mundo te vayas a encontrar con la persona que está unido a ti por ese hilo...
¿No será que eso lo utilizan los chinos para no perderse entre tantos como ahí? ¿O apareció en alguna película dé antaño y se ha convertido en leyenda urbana?
A saber...
Me lo dejaré un par de días más por no escuchar a mi amiga repetir su frase favorita.
"Al final el arroz se te pasa "
Muy tradicional ella, aún no debe saber que existe el arroz vaporizado y ese nunca se pasa.
Pero siendo sincera en parte la envidio, cuando en días como este una se vuelve tonta y extraña unos brazos donde refugiarse.
Será por ello por lo que la permito en ocasiones actuar como celestina.
Una nueva presentación hoy, ya veremos qué elemento trae como amigo, si será rana, sapo o culebra...
(Algún día dejare de escribir estas cosas en este diario y así contento a mi madre)
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¿Y si resulta que eres mi hilo rojo?
Random¿Quien no ha creído que su hilo se rompió alguna vez? Aunque la leyenda dice que es indestructible. Y todos de algún modo soñamos con encontrarlo. Minerva a través de su diario, contará su periplo para volver a creer y preguntarse: ¿Y si resulta que...