Suma y sigue

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Si éramos pocos parió la abuela...
Más allá de que la fiesta de chicas se nos fue de las manos y parecíamos jovencitas que nunca antes habían salido.
Entré gintonic y chupitos fuimos bien servidas.
(Doy positivo en un control de alcoholemia durante la próxima semana)
Y ya en ese estado donde la realidad se vuelve rosa.... ¡¡zas!! me encuentro al chico simpático del paraguas.
(Nada faltó para quitarle a mi amiga la copa y tirarmela encima para que supiera quien era)
Aunque esta vez creo que la más simpática fui yo.
Hasta la leyenda esa del hilo rojo creo que le conté y al menos diez veces le enseñé la pulserita.
(Si, cuando bebo se me suelta la lengua y parezco una cotorra)
Al menos amablemente me escucho ( y también me quito a un par de mosquones de encima) sin morirse de la risa ( o eso es lo que recuerdo)
Porque tengo unas lagunas tremendas y hay partes de la noche que no existen, como si mi cabeza las hubiera borrado.
(Ya verás tú espero no tener que arrepentirme de nada)
Y lo de hoy no es resaca, no.
Es algo parecido a visitar a la muerte y escaparse de ella en el último instante.
No exagero, que el perro lleva pendiente de mí desde que llegue e incluso en ocasiones me llora y todo.
En fin que esto de ser persona hoy me cuesta, mejor será mimetizarse con la cama.
Antes que tener que hacerme una tortilla de paracetamol.
(Minerva te van los líos, si no tenías bastante con Alex y Romeo ya verás como haya añadido a la lista al del paraguas...)

¿Y si resulta que eres mi hilo rojo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora