¡¡Código Rojo!! ¡¡Código Rojo!!
Ese es el mensaje que he enviado a mi amiga. Evidentemente indica algo grave.
(Más allá claro de que mis ideas aún están un poquito desordenas..Mine ordénalas o esto puede ser un capítulo de la biblia)
Ufff el norte lo he perdido de a poquito.
Aparte de que me puse de gala.
Un vestido ceñido en la cintura con un delicado vuelo y un palmo por encima de mis rodillas.
De esa guisa fui a buscar a Erik al metro mientras paseaba al perro.
(Como la Hilton pero en guapa)
¡¡¡Madrecita!!! Lo de puntal a raja tabla que lo lleva. Y de buenas a primeras primer filtro superado.
El perro como si le conociera de toda la vida.
Paseo y los nervios en alza. Sin contar que estaba guapísimo, informal con una camisa blanca y vaqueros.
(Taquicardia severa y sonrisa boba)
Y la cercanía en un espacio tan reducido como el ascensor no ayudó, todo lo contrario.
Ya entrar en casa ... (flojedad de rodillas, patosa en el habla.. una odisea)
Todo más o menos tranquilo (excepto yo) hasta que llegó "la estirada"
¡¡La madre que la pario!!
Más escotada imposible, y con semejante delantera otra vez esa sensación de inferioridad.
Hasta mi madre creo que ha flipado.
Caso aparte mi hermano, empanado sin enterarse de las miradas que su majestad le echaba a Erik mostrándose otra vez hiper simpática.
(A nada estuve de ponerme en plan loba, y gruñirle enseñando los dientes)
Así fue la comida, entre "a esta la mato" y el "Mine controla que la liamos buena"
Y Erik tan pancho (que cuajo) vamos que hasta parecía cómodo.
Conversador, atento y con una media sonrisa cada vez que me miraba...(uffff ... menudo sofoco, que empecé a imaginar unas cosas... )
Perdí la cuenta de las veces me quede absorta, como también las copas de vino.
Lo reconozco, acabe la comida con un punto majo de esos donde se va a la mierda la timidez.
Ni el café ni el dulce como postre bajaron los efectos del alcohol.
Así me he envalentonado y una vez pasado el trago, al acompañarle cuando ya acabó la comida y su correspondiente sobre mesa.. el ascensor se ha convertido en el lugar perfecto.
Al ataque, le he acorralado ... obviando su aviso de "No juegues con fuego que te quemas"
Pues me queme.
¡¡Virgen del Amor hermoso!! tres veces subió el ascensor hasta el séptimo mientras se daba rienda suelta a eso de arder. Besos en los labios, en el cuello, una mano que cae por debajo de la cintura.. que nada me ha faltado para pulsar el botón dé stop y mandar él celibato al garete.
(Woooooow, solo de recordarlo me enciendo)
Y ya de perdidos al río, porque mi pregunta fue "¿Y si resulta que eres mi hilo rojo?"
(Enorme guapa, que ocurrencia)
Aunque su respuesta para nada la esperaba.
"Pues déjame que te desenrede"
( En ese momento más que desenredarme quería un enredo mayor)
Para no alargarlo ... no solo le acompañe al metro.
Si no a su casa..y bueno una cosa llevo a la otra... ¡¡¡Aleluya!!!
Volví a piciarla porque el punto subió y paso a ser un pedal de los buenos.
¡¡Que vergüenza!!
(No me hubiera importado que el inodoro me tragara)
Vamos que para una vez que todo iba encaminado a comprobar cómo se mueve en la cama...
(Ya me vale , de esta pasa olímpicamente de mi, por la pregunta y por el espectáculo que le he brindado echando la papilla.
¡¡¡Soy idiota!!!)
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¿Y si resulta que eres mi hilo rojo?
De Todo¿Quien no ha creído que su hilo se rompió alguna vez? Aunque la leyenda dice que es indestructible. Y todos de algún modo soñamos con encontrarlo. Minerva a través de su diario, contará su periplo para volver a creer y preguntarse: ¿Y si resulta que...