Capítulo 3: El Despertar

47 6 1
                                    

- Levántate ahora...

Pude abrir los ojos y para reconocer que estaba recostado en mi cama; aún mi mente daba vueltas pero me encontraba bien, lo que había pasado lo recordaba vagamente como si hubiera sido una simple pesadilla. A mi lado estaba la Afiladientes que le había regalado a Donoval con anterioridad.
- ¡¿Haylen?! -exclamé para preguntarle que había pasado, mas no escuché a nadie a mi alrededor. Decidí ir a buscarla parándome y apoyándome en la cabecera de la cama, mis piernas me dolían por alguna extraña razón por las cuales caminaba lentamente y me sujetaba de todo lo que me sirviera de apoyo. * ¡AMOR! ¡HIJO! -seguí gritando mientras avanzaba por el pasillo aunque aún no había respuesta

Preocupado entré rápidamente en el cuarto de Donoval, pero al abrir la puerta todo estaba desordenado como siempre; sin embargo él tampoco estaba aquí. Bajé las escaleras sin seguir poder localizarlos, solo se escuchaban unas voces a la lejanía; me dio curiosidad, así que decidí salir a ver que pasaba.
Pero al abrir la puerta principal, un objeto del exterior sonó y explotó. Yo, inevitablemente, salí lanzado por los aires y me estrellé contra la parte trasera del sofá.
- ¡AHHH! -dejé salir un quejido de dolor por el golpe y uno de mis ojos no podía abrirlo bien, me lo toqué para ver que pasaba y sentí un líquido tibio deslizándose por mi rostro- ¡¿Sangre?! -exclamé al ver mi mano teñida de rojo proveniente de mi ojo derecho

La explosión dejó un gran cráter que destruyó el piso de madera y dejó esparcidos diversos residuos que rompieron las ventanas y otros muebles, y dejó un rastro de humo y polvo que evitaba que pudiera ver lo de afuera.

Con las débiles fuerzas que me quedaban, me levanté y avancé a cuestas hasta el hueco. Bajé con cuidado usando algunas partes del piso para no golpearme en la caída; en el trayecto encontré varias fotos de los cuadros que habían ahí: fotos de mi familia y de amigos... no sabía que estaba pasando, solo estaba pensando en ellos.

No aguanté más y salí del hueco, y alcé la mirada hacia el poblado... era irreconocible.
Los verdes prados fueron irrumpidos y violentados por deformes y grandes trozos de rocas rojizas, algunas tan grandes que habían desplazado casas o las habían reventado por la mitad sin problema. Y de las que se salvaron de eso, estaban siendo incendiadas por corrientes de lava y fuego que exhalaban de hoyos rodeados de esas extrañas rocas.
El cielo casi por anochecer acompañaba todo el desastre que contemplaba aterrado e impacible.

En mi cabeza no cabían buenas impresiones y mi boca no podía pronunciar con normalidad... era el mismísimo caos... todo lo que cuidé estaba siendo destruido ante mis ojos.
No se veía ni un alma a la redonda, y eso era lo que más me preocupaba; no sabía si era porque habían logrado huir o por... no, no quería pensar si quiera en esa opción.

Seguí avanzando entre los escombros de casas, árboles carbonizados y el casi inexistente camino de rocas que conectaban las casas entre sí. Poco a poco el dolor físico que padecía se iba esfumando, pero el mental iba de mal en peor: el solo pensar en donde estaría mi familia me perturbaba mucho.
Pensé en que Boris los hubiera ayudado y tal vez estén en su casa; era mi única esperanza.

Andé con normalidad hasta llegar al mercado, pese a la gran cantidad de terreno desnivelado, abrupto y en llamas que había. El lugar estaba tan caótico como el de mi primera vista de Yoltúh... gran parte de las tiendas derrumbadas o a varios metros bajo tierra, como si las hubieran absorbido o algo así. Pero lo que más llamó mi atención fue una enorme fisura que arrasó la zona izquierda del mercado hasta las montañas que lindaban al poblado por la izquierda; en esa grieta se podía ver escombros de casas y árboles de un pequeño bosque que yacía en esa zona, todo eso siendo quemado por una corriente de lava que pasaba por ahí.
- Esto se está poniendo mucho peor. -pensé al ver tanta destrucción- De... debo apresurarme.

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora