Capítulo 27: El Verdadero Monarca

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Tras el último retumbar en todo el escenario el miedo escaló por todo mi cuerpo, y ante la inminente monstruosidad que había visto hacía escasos segundos mis ojos preferían mantenerse sellados mientras se recuperaban del ardor del resplandor de la figura; mis sentidos se mantenían alerta en el más que presente ambiente totalmente frio y con tintes tétricos.
Estaba pensando en qué momento colapsaría mi mente por el terror que engendraba la criatura, hasta que un abrupto silencio inundó la sala; unos segundos después, sin llegar a entender que acababa de pasar, mi corazón estabilizó los rápidos latidos: una aparente calma apareció en medio de todo el caos. En el intento de procesar todo lo que estaba sucediendo, la curiosidad me brindó el valor suficiente para abrir los ojos y ver el exterior.
Ante mi atenta mirada, el escenario había cambiado totalmente, ya ni siquiera podría decir que me hallaba en el Infraverno, con su ambiente rojo tóxico y las rocas filosas, en su lugar una tenue luz me cegaba en el cielo más celeste que había observado, tuve que utilizar mi mano para no ser afectado por esta. Asimismo, cuando intenté dar un paso hacia adelante, un chapoteo llamó mi atención: el suelo no era más que una capa de agua cristalina que reflejaba perfectamente en ambiente. Más bien, todo el suelo no parecía tener un final visible, eran kilómetros y kilómetros de un terreno totalmente vacío, solo acompañado por nubes blancas que cubrían el cielo.
- ¿D… dónde estoy? -pregunté casi lanzando la pregunta al aire, mientras esperaba una respuesta o alguna señal de vida cercana
Tan pronto hablé, esperé unos segundos en busca de una respuesta, pero no la obtuve; únicamente el silencio se mantenía presente. Sin embargo, no tardó en romperse cuando el movimiento del agua reveló la llegada de otra persona.

- Hola. -una voz gruesa hizo acto de presencia por detrás de mí mientras avanzaba en mi dirección, causando leves ondulaciones en el agua

- Por fin una voz norm… -iba respondiendo al momento de girar para verlo, hasta que me detuve en seco al observar a la persona a la que le hablaba- ¡¡¡TÚ!!!

La figura que apareció al frente mío correspondía a una persona de dos metros y medio vistiendo un traje rojo oscuro revestido con adornos similares a los de un oficial, que hacía contraste con sus cabellos marrones casi negros con unas llamativas puntas rojas; sin embargo, lo que más resaltaba, aparte de su descomunal tamaño, eran los dos cuernos que adornaban la parte delantera de su cabeza apenas, característicos de la raza de los demonios, solo que estos eran aún más grandes: solo un demonio calzaba con todos estos rasgos.

- Ukun… pero nosotros… acabamos de asesinarte… -exclamé a la par que retrocedía poco a poco buscando la Espada del Destino que colgaba de la parte baja de mi armadura, mas mi espada había desaparecido con todo y su estuche; no solo eso, al bajar l...

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- Ukun… pero nosotros… acabamos de asesinarte… -exclamé a la par que retrocedía poco a poco buscando la Espada del Destino que colgaba de la parte baja de mi armadura, mas mi espada había desaparecido con todo y su estuche; no solo eso, al bajar la mirada me di cuenta que ni siquiera llevaba puesta mi clásica armadura, sino que usaba una ropa más normal, tanto un pantalón como una camisa que recordaba tener en mi antiguo armario: ropa que no veía hace tanto tiempo- ¡¡¿Qué has hecho?!! ¿Dónde estoy? ¡¡¡RESPONDE!!! -empecé a elevar la voz mientras me alistaba para iniciar el combate, aunque sea con los puños levantados

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora