Capítulo 11: A la Mitad de la Noche

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Kleith yacía calmado y tranquilo en la blanda cama, como un bebé al cual acababan de arropar. Sus facciones eran suaves y algo que había perdido lo había notado devuelta en su sueño: la inocencia y la paz.
Me hubiera quedado más tiempo junto con él, pero recordé que tenía que ir a la reunión con Emerald afuera; así que lentamente y sin hacer ruido salí de la habitación aún con pesar porque quería de corazón esperar a que despierte.
Me dirigí hacia el salón donde estaba sentada en su sillón al borde de dormirse con un tic cada vez que su cabeza bajaba y la volvía a subir.
- Creo que vendré luego. -dije mientras me sentaba en un sofá al costado de ella

- ¿Eh? Uhmmm... Hola Francisco.- contestó sin abrir los ojos y colocando su cabeza en el brazo de su mueble

- No te preocupes, iremos tan pronto despiertes.

- No no no, estoy despierta y tenemos que acudir ahora. -comentó mientras se levantaba y luego estiraba sus brazos hacia arriba y su ala a los lados bostezando con una voz aguda

- Bueno, vayamos antes que caigas al sofá de nuevo. -dije amistosamente saliendo de la sala

- Buen punto, y no te preocupes por tu hijo. Él se va a portar muy bien en mi casa. -sonrió mientras seguía con su estiramiento

- Hablando de eso... -la idea de no decirle la verdad acerca de la relación entre Kleith y mía era aún difícil de aclarar para los demás pero le comenté igual del tema- Prefiero que te enteres por mí ahora a que lo hagas cuando estemos hablando con Gertrude y el resto de personas. -Emerald me observaba confundida mientras inclinaba su cabeza a un lado

- ¿A qué te refieres? -cuestionó interesada en el tema

- No sabría cómo decirte. -sin querer empecé a titubear- Es acerca de Kleith y yo. -tragué saliva antes de continuar- No es mi hijo en verdad, ni somos familia si quiera. Disculpe si no le dije antes y le he hecho confundir sobre el tema. -cerré los ojos esperando que no se enojara

- Uhm... -se puso a pensar evidenciando un rostro muy sorprendido mirando hacia un lado

- Lo siento, sé que te debí de haber contado antes pero no sabía cómo negarlo sin sentir que yo mismo rechace al muchacho. No es mi hijo, sin embargo ha sido pieza clave para llegar aquí y... me gusta su compañía. -dije intentando fundamentar mi error al desconfiar de alguien que no se lo merecía

- Yo... -dudo un poco al hablar y luego, como contraste, empezó a carcajear muy escandalosamente- Ya lo sabía. Disculpa si mi reacción fue algo explosiva pero Kleith ya me había comentado aquello y más bien me contó que probablemente no me lo dirías para no confundirme. -mi cara de estupefacción predominó por unos segundos hasta que respondí con un poco de vergüenza

- Este niño me va a dar un infarto en cualquier momento.

- Ve el lado bueno, será una persona honesta y sin miedo a contar sus problemas en el futuro. -suspiró y luego sonrió sin problemas

- Es un buen punto la verdad. Me hubiera gustado habértelo dicho antes. -tragué saliva al sentir el alivio de soltar ese secreto

- No te preocupes, entiendo que tal vez por mi intromisión en la mañana tan repentina y las preguntas que te hacía te sentiste abrumado. -decía con paciencia y dispuesta a echarse la culpa

- Parece una eternidad desde que hable con alguien humilde y que simplemente quisiera arreglar el problema cuando eso pasaba hace un par de días en mi casa. -dije honestamente tras oírla

- Como ya te dije antes, no tienes que agradecerme o halagarme. Es mi decisión querer ayudarte a ti y al pequeño Kleith.

- Creo que nos entenderemos bien luego. -sonreí satisfactoriamente- Y perdón por cortar el rollo pero debemos ir a la reunión que me dijiste ¿no?

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora