Capitulo 22: La Delgada Línea que nos Divide

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Es la primera vez que, pese a que fue una batalla encarnizada, no voy a perder el conocimiento. Hay un sentimiento de resignación y de confusión que dan vuelta en mi cabeza, hay preguntas que aún debo hacerle.
- Veo que aún aguantas, Fran. -dijo Emerald mientras me ayudaba a sentarme en unas rocas para que descansará, justo ese punto se podía usar de mirador para visualizar el gran mar de lava y el techo de rocas rojizas que poco a poco iban cayendo a este

- Ser así de testarudo es mi deber. -comenté con un poco de humor para ocultar el dolor que aún sentía- Por suerte la Espada del Destino puede ir curando mis heridas.

- No tienes por qué hacerte el fuerte. Siendo sincera te ves un poco...

- ¿Golpeado, apuñalado y con el brazo dislocado? -interrumpí junto a un leve quejido

- Creo que ni yo lo hubiera dicho así pero sí. -ella me miró sonriendo- Pero solo un poco. Te recuperarás.

- Eso espero. Aunque mi armadura no podrá decir lo mismo. -dije observando lo desgarrado y quebrado que había quedado

- Déjame a mí arreglarlo. -colocó sus manos primero sobre la gran perforación que había yacía sobre mi brazo izquierdo- Solo madre Gertrude puede curar tus heridas; yo ,por mi parte, puedo reconstruir tu armadura. No es gran cosa, lo sé.

- Créeme que es mejor que solo saber recibir golpes. -miraba atónito mientras las costuras de la malla volvían a su forma original- Es malo que siempre te denigres.

- Mira quién habla, Señor "solo sé recibir golpes".

- Por como estoy ahora no puedo decir nada más. -estiré los brazos soltando toda la tensión que tenía aún del combate

- No sé si sea lo mejor para ti conversar de eso ahora. Pero... -tomo un poco de aire- ¿¿Qué pasó aquí?? Parece toda una masacre.

- Es lo que ves. Ambos peleamos con todas nuestras fuerzas y ninguno salió totalmente ileso del enfrentamiento. Él me había dicho que te había asesinado y yo... no pude controlar mi ira hasta verlo casi muerto.

- Él fue la razón por la cuál no pude entrar a tiempo. Antes de atravesar el portal una ráfaga apareció y como un rayo ingresó del portal y lo reventó, evitando usarlo al menos por casi una hora. -me acaricio el hombro con suavidad- No nos hizo nada. Así que no te preocupes. No me imaginaba que te importará tanto como para que te pongas tan enojado por mí.

- Así que toda esa furia fue prácticamente por nada. Literal solo quería acabar con su vida por un malentendido. Entonces ¿me debería sentir mej...

- ¡¡Hey!! Fran ¿Estás bien? -se interpuso al frente mío

- Ehm, disculpa. Me quedé pensando en algo. -dije un poco confundido aún- Pero no tiene sentido ¿Por qué me diría algo así si no era cierto?

- Tal vez quería provocarte para tener un batalla en tu máxima forma, o tal vez su última pizca de sensatez ya se había esfumado hace tiempo. -se encogió de hombros

- En parte logro algo con todo ese teatrillo. Ahora puedo hacer esto. Contempla. -con mis pocas fuerzas creé un pequeño cristal celestino que daba vueltas en su lugar

Emerald se quedó en total silencio tras ver eso, hasta que unos segundos después logrará volver a su mirada normal y una sonrisa difícil de describir.
- Es... ¡¡¿Lo que creo que es?!! -observó con mucho detenimiento

- Mi verdadero poder. Creí que no lo tenía pero parace que siempre estuvo allí solo que algo bloqueaba que se manifestará.

- ¿Cómo que algo? ¿Qué podría evitar que liberaras toda tu fuerza? -preguntó extrañada

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora