Capítulo 10: Momentos de Paz

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La contienda no parecía detenerse a pesar de que yo ya lo había hecho, con mis pies tambaleándose de un lado al otro al compás de que era sujetado.
-Vamos, tú empuja hacia atrás y yo lo llevo de las piernas. Llegaremos más rápido así. -una voz hablaba a mis espaldas, mis oídos zumbaban y no podía oír bien su conversación

- No podemos. La lanza perforaría más órganos, solo hay que seguir arrastrándolo. -no sabía que estaba pasando pero mi mirada seguía apuntando hacia la zona de guerra cada vez más alejado

- Apresuren el paso, compañeros. Su deber es proteger a este señor, nuestra líder sigue reduciendo al grupo enemigo, pero no hay que confiarse. -mis ojos pesaban más y más, ni con todas mis fuerzas podía abrirlas

El tiempo era realmente variable, en un momento era rápido y en otros demasiado lento. Llevo varios minutos u horas en este estado y no me siento mejor, no puedo pronunciar palabras, solo gemidos y sonidos que significan que seguía vivo.
- ¡Hey! No te duermas. -sentí unas palmadas en mi rostro

- Mierda, la hemorragia ha cesado pero ya ha perdido mucha sangre. No llegaremos a tiempo al salón. -ambos discutían en murmullos sobre mí lejos de mi campo de visión supongo

- Entonces la nodriza tendrá que venir. Ve y llámala. Ella sabrá que hacer con él.

- ¿Nodriza? ¿Quién es ella? -mi mente se preguntó con las poca energía que poseía

- No tienen que llamarme, ya estoy aquí. Vine lo más rápido que pude. -una voz mayor como la de una anciana resonaba atrás mío junto al asombro de los hombres- Déjame analizar la situación. -se puso delante mío y empezó a alzar las prendas que rodeaban la lanza con movimientos medidos para evitar a toda costa que la hemorragia pudiera volver

La mirada frágil de la anciana observaba la escena, mi visión borrosa evitaba que pudiera verle bien.
- Una lanza de Morfeo. Ya veo. Señores, necesito que lo carguen de los pies y los brazos rápidamente cuando yo les ordene. -respondieron afirmativamente a su mandato- Y tú, solo piensa en algo bonito. Esto va a doler. -se dirigió a mí dulcemente luego colocó una mano en mi herida y con la otra sujetaba el arma punzante

- ¿¿¿Qué es lo que hará??? -la duda inundaba mi mente pero no dije nada; acto seguido la mano sobre mi herida empezó a brillar con un tono verdoso claro casi como fuego cálido y en un parpadeo retiró la fina lanza de mi abdomen con su otra mano libre

- Listo, ahora llévemoslo al árbol para acabar con el tratamiento. -empezó a brotar más sangre de mi herida y mis sentidos como la visión y el medidor de dolor volvían a la normalidad

- ¡¡¡!Carajo, esto duele mucho!!!! -salieron las palabras de mi boca ya que comencé a sentir todo el sufrimiento que conllevaba esa herida a la par que se posicionaban los hombres para cargarme: uno rodeaba mi tórax con sus brazos, otro en mis pies y la anciana a mi lado aún con su mano expulsando esa calidez que calmaba un poco el dolor

El camino fue arduo y tortuoso para mí mientras que mis ojos solo observaban el cielo, sin embargo se detuvieron los señores cuando la mujer mayor lo mencionó.
- Necesito que lo bajen mientras yo abro el camino para entrar. -me dejaron tranquilamente en el suelo mirando un tronco de tamaño exageradísimo, tanto que no podía ver el resto del árbol que lo conformaba

- ¿A dónde me llevan? -con mi apenas audible voz pregunté a uno de los hombres

- No te preocupes, hay una zona de curación avanzada dentro del maravilloso Árbol de la Vida. -respondió sin problemas ni titubeos, pero solo aparecían más dudas al respecto de todo lo que sucedía a mi alrededor

La señora se acercó a la inmensa columna de madera y de su mano se notaba el mismo aura verdosa y cálida de antes. Y pronunciando unas palabras extrañas apareció un pequeño agujero en el tronco que empezó a crecer progresivamente, de astilla en astilla tomando una forma espiral hasta que fue lo suficientemente grande para poder pasar.

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora