Capítulo 16: Convalecencia

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Ese sentimiento extraño... de punzada que atraviesa mi alma como una lanza, tan asustado me siento en este momento. Acababa de presenciar un ataque brutal... en contra de mi pequeño Kleith; aún no podía quitarme de la cabeza la impotencia de estar a unos centímetros de salvarlo.
- LOREN, ¿Cómo va asentando la caminata? Avíseme si se necesita que paremos. -comentó el guardia que me acompañaba a caminar hasta el Árbol de la Vida

- Sí, no te preocupes. -un momento me detuve y pase de apoyarme en su hombro a caminar sin ayuda- Igualmente te agradezco lo que hiciste, pero puedes retirarte.

- Emerald me ordenó escoltarlo, aún no sabemos dónde podría estar lo que lo atacó en la biblioteca. -lo miré preocupado

- ¿Tus compañeros lo han seguido? Mejor diles que regresen, no deseo más catástrofes por hoy.

- Yo no tengo autorización a evitar sus mandatos. Eso sería en contra de mi entrenamiento, LOREN. -juntó sus palmas y bajó la cabeza como signo de perdón

- En serio, no necesitas hacer eso. -coloqué mi mano sobre su hombro para que se relajara- Sigamos avanzando.

El tramo solo nos demoró diez minutos más pero cada vez me sentía mejor, fue cuando recordé que la Espada del Destino puede curar heridas a su portador y entendí la suerte de haberla tenido a la mano.
Ahora me sentía con todas las fuerzas de nuevo; sin embargo, pensar en la situación de Kleith me destrozaba el corazón y pensamientos negativos carcomian mi cabeza. No quería pensar en ello. Solo quería verlo, no habíamos tenido respuesta de si Emerald habría llegado a tiempo para curarlo. Nada.
A pocos metros del gran tronco del árbol se sentía una vibra distinta, el aire era más denso y caliente de lo normal. La base del tronco se abrió, breves recuerdos de cuando llegue al pueblo por primera vez se hicieron presentes. Al tocar delicadamente su corteza ésta se abrió de forma circular como en aquel momento.
- Avanza, yo solo puedo quedarme aquí afuera vigilando. -dijo el guardia y con un ademán se mantuvo firme en la entrada

- Es hora de la verdad. -me dije a mí mismo, cerré los ojos por instinto antes de entrar: el miedo podía más que yo

Al abrirlos el centro del árbol había cambiado su estructura de nuevo, en comparación a las veces anteriores que había venido. Ahora poseía una infraestructura más similar a una habitación circular de un hospital, con sillas en su perímetro hechas igual de raíces y ramas, y en la parte central una gran recamara de cristal que brillaba con intensidad en dónde se encontraba levitando Kleith y a su lado la nodriza Gertrude.
- Kleith... estás... -iba a correr en su dirección pero una tibia mano sujeto mi brazo

- Necesito que guardes silencio y la calma, Francisco. -la voz y la mano le pertenecían a Emerald que se la veía agotada

- Em... Emerald. -la abracé con fuerza y algo tembloroso- Por un momento creí que no te volvería a ver.

- Lo que importa es que estás aquí. Por lo que veo la Espada del Destino logró curar casi todas tus heridas. ¿O te duele algo más? ¿Quieres tomar asiento y descansar? -me ofreció amablemente

- Antes quiero ver a Kleith. Primero él, ya luego atenderé a las heridas que me faltan.

- Francisco, preocúpate primero por ti, ya estam...

- No. Simplemente no puedo. -no realice contacto visual y solo observaba a lo lejos al niño- ¿Ves eso? Es mi culpa. No lo digo como LOREN ni como el maldito elegido, lo digo como alguien que prometió cuidarlo... y falló. Joder. -mis ojos poco a poco se llenaban de lágrimas pero mi semblante y rostro no cambiaron

- Si quieres buscar culpable te estás equivocando. -me tomo por sorpresa cuando se colocó en mi campo de visión también llorando a través de su único ojo verde. -Fue mi error, después de que nos avisaste de las ráfagas de ventisca que rodeaban a la biblioteca, hubo unos segundos de oportunidad para entrar. No logré evitar que se escabulliera entre los ductos y entrara, cuando intenté lo mismo las ráfagas habían vuelto y me lastimé el brazo y unas partes de mi ala mayor. -suspiro y continuó- Tal vez si me hubiera arriesgado más no estaríamos en esta situación.

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora