Capítulo 14: Decisiones al final del Camino

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Los esfuerzos del entrenamiento dieron fruto pasando seis días y seis noches, prácticamente a dos días de acabar el cautiverio y continuar con mi verdadera misión.
Parece irreal pero mi nivel de combate había mejorado, mi entrenamiento como guardia en Yoltuh y ahora con las enseñanzas de Emerald se habían reforzado. Con respecto a las clases dictadas por Gertrude no había progresado tanto, con lo mínimo podía mencionar mi nombre, procedencia y mi misión, así como entender algunas otras oraciones tanto escritas como orales. 
Mi progreso con todo ello era opuesto al que tenía con Kleith; con el pequeño empezaron a haber fricciones entre nosotros con cada vez más frecuencia cada día. Tarde o temprano debería disculparme con él, aunque tampoco es un santo en todo esto, varios de los problemas fueron en realidad ocasionados por él y su falta de comprensión. Es solo un niño después de todo. 
- ¿Lista? -suspire mientras sostenía la Espada del Destino con seguridad y ambas manos- Vamos, que comience el combate. -en mi delante a unos metros de hallaba Emerald y el sol recién saliendo por el horizonte

- Quiero probar un par más de movimientos y espero que estés a la altura. -luego soltó una risa y se colocó en posición de combate, cerró los ojos y al abrirlos se abalanzó en contra mío con su lanza bidente-¡¡¡Empiezo yo!!! 

- ¡¡Aquí vamos!! -me aproximé para reducir el impacto del golpe con el espadón sujetado con una mano en la empuñadura y la otra en la parte plana y firme de la hoja

El golpe fue contundente y estremeció el ambiente, y hasta juraría que ambas armas se quebrarían con otro choque. Usando una mayor fuerza en mis brazos y piernas empujé a Emerald hacia atrás y luego realicé un corte horizontal limpio que por casi unos centímetros la alcanzan.
Ella saltó hacia atrás terminando a varios metros de distancia de mí; ahora ella empezó a moverse lentamente y a la defensiva con su lanza a sus espaldas. Igualmente yo seguí su movimiento pero en dirección contraria a las agujas del reloj. 
- Vas mejorando. Me alegro por eso pero igual no te dejaré ganar. -dijo mientras seguíamos con nuestro movimiento y la tensión. 

- Sí, eso dices ahora. Ya quiero verte caer. 

- ¡¡MIRA CAER ESTO!! -golpeó en accidentado piso con mi pie levantando una gran cantidad de polvo y tierra que evitaba que pudiera verla

Tras ese extraño movimiento, un breve destello de luz morada delató el truco de Emerald: su lanza salió expedida de allí a una velocidad alarmante. En unos instantes pude esquivar el impacto casi rozando mi cara; la lanza perforó el suelo gravemente pero al menos el arma de Emerald ahora se encontraba lejos de su alcance. Era el momento de mi turno de atacar ya que ella estaba indefensa, corrí hacia ella con el espadón listo para golpearla de arriba a abajo, mientras ella solo se colocaba en posición de defensa con el brazo alzado hacia mí y cerró el ojo relajadamente. 
Intenté realizar mi corte pero ella, con exactitud, se movilizó a la izquierda y con rapidez sujetó el brazo con el cual sostenía la Espada del Destino. Era un movimiento que ya había visto venir, debido a que ella repitió innumerables veces en entrenamientos anteriores; y ahora pondría a prueba mi contraataque. 
- Te conozco demasiado. -le susurré en un segundo mientras ella se acercó a mí para tratar de hacer que me estrellé contra el suelo

Con mi otro brazo le sujeté fuerte el hombro derecho con la intención de generar una caída en cadena. Cuando ella me empujó contra el piso Emerald se percató de su error pero ya era demasiado tarde, ahora ella se encontraba en el suelo agrietado; ambos giramos en dirección opuesta para levantarnos y ponernos en guardia. Instantáneamente nos acercamos de nuevo rápido para arremeter contra el otro, yo con la espada y ella con sus propias manos detuvo el impacto y con sus guantes especiales evitaba cortarse.
Movió una de sus manos y al alzarla materializó el arma bidente que había lanzado anteriormente, volteé para ver qué el bidente anterior había desaparecido. 
- ¿Sorprendido? Mis armas son creadas por mí y pueden desaparecer a mi voluntad. ¡¡Veamos si puedes con esto!! -como en la primera batalla que tuvimos, su ojo y marcas de la cara empezaron a brillar de un tono púrpura; de una patada al suelo levantó tanto las rocas como a mí y luego cargó contra mí con su arma apuntando al pecho

El Árbol de la Vida: Comienzo de una LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora