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Mi nombre es Alexis Riggs.

Y sí, soy una chica.

Tengo 22 años, estoy a la mitad de mi carrera universitaria, no soy popular y tampoco una nerd, así que podría decirse que soy una más del montón.

Saliendo de mis clases trabajo en una tienda de mascotas y en mis tiempos libres, aunque parezcan inexistentes me gusta practicar mi más grande pasión y hobbi: pintar.

Mi nivel de estrés suele ser alto por el ritmo de vida que suelo llevar. Horarios extenuantes, poco tiempo para comer, desveladas por las tareas y levantarme muy temprano por las clases.

Y este día no era diferente a los demás.

...

Iba conduciendo de prisa a mi primera clase, no me gustaba faltar, ni tener retardos. Un semáforo en rojo antes de llegar a la universidad me provoco un ligero retraso, aproveche que el auto se detuvo para tomar un sorbo a mi café. Esa amarga bebida le daba una sensación cálida y agradable a mi paladar. Al poner nuevamente mi termo en su lugar un fuerte choque a mi auto me hizo soltarlo y este callo al suelo. Un fuerte estruendo detrás de mi y un punzante dolor de cabeza, fue lo último que sentí antes de quedar inconsciente.

...

Sirenas, pasos y luces me dieron a entender que estaba en el hospital, la camilla se movía frenética abriendo puertas una tras otra, mire a mi alrededor y solo pude divisar a una enfermera:

ALEXIS: - Bajése de mi pierna...

Dije seminconsciente al sentir presión y dolor en mi pierna izquierda, esta me miro con el rostro lleno de adrenalina:

ENFERMERA: - No estoy sobre tu pierna...

Dijo seria y volviendo la vista al frente.

Volví a quedar inconsciente, trataba de mantenerme despierta, cuando abrí nuevamente los ojos, tenía una mascarilla en el rostro y varias personas a mi alrededor:

DOCTOR: - ¿Como te llamas?

Dijo una voz grave y distorsionada, mi vista se tornaba borrosa y un piquete en mi muñeca me dio a entender que estaban introduciendo una aguja a mi piel:

ALEXIS: - Bajése de mi pierna...

Dije con dificultad, mis ojos pesaban y no podía articular palabras.

DOCTOR: - Cuenta hasta 10.

Dijo y me perdí en la luz que estaba justo frente a mi rostro, por un momento deje de sentir, de saber, de existir.






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La Excepción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora