14

37 1 0
                                    

Esa misma tarde cancele la cita con Bruno y no volví a contestar sus mensajes. No tenía los ánimos de estar lidiando con nada ni nadie.

Días después...

Estaba en mi primer día de clases y sinceramente me alegró saber que más de uno notó mi ausencia. Al parecer no era tan invisible como pensaba, o al menos no para los profesores los cuales repetían mi nombre una y otra vez:

-Señorita Alexis usted es la única que participa en clase, el salón estaba en total silenció sin usted...

-Es un alivio ver qué sana con rapidez Riggs.

-Esperamos no se vuelva a ausentar tanto tiempo señorita Riggs...

Y así sucesivamente maestros y compañeros que ni siquiera conocía me saludaban y se alegraban de verme.

...

No he hablado con Adam desde la última vez que nos vimos. Ni siquiera he intentado llamarle, a lo mejor estoy siendo muy inmadura pero no sé cómo manejar esta situación.

Pero con quién sabía que era inminente e inevitable toparme una vez más, era con mi "amiga" Marcela, pues sabía que estaba en mi misma facultad, incluso tomábamos una clase juntas, economía.

Decidí no tomarla ese día e irme a la biblioteca a estudiar, pues tenía muchas cosas pendientes y tenía que reponerme.

Entre con las muletas intentando ser lo más silenciosa posible. Busque un par de libros y me dirigí a la mesa a leer un rato, no pasó mucho tiempo cuando una escandalosa tos, me interrumpió, dirigí mi vista para ver a quién estaba delante de mí, llamando mi atención:

ADAM: - No sabía que estabas aquí...

Dijo el castaño hablando en voz alta:

-¡Shh!

Chito la bibliotecaria, yo me disculpé y dirigí vista a mi amigo.
Me levanté de mi lugar con ayuda de las muletas y me cambié de mesa:

ADAM: - ¿No deberías de estar en clase?

Preguntó insistente con la voz moderadamente baja, pero esta vez yo lo calle:

ALEXIS: - ¡Shh!

Dije poniendo como mi dedo en mis labios:

ADAM: - Vamos, no puedes estar enojada conmigo toda tu vida...

ALEXIS: - Claro que puedo

Me gire hacia él negando molesta, me levanté de mi sitio y salí lo más veloz que las muletas me dejaron ser, abandone la biblioteca y salí al patio, sin ningún rumbo:

ADAM: - ¿Por qué haces ésto?

Solté un suspiro deteniéndome, estaba muy cansada y mis axilas empezaban a doler por la incómoda fricción de las muletas:

ALEXIS: - No quiero hablar contigo, ¿bien?

Dije mirándole a los ojos, él se quedó callado por unos segundos y después hablo:

ADAM: -Ale, olvidemos todo esto, olvida lo que te dije, pero por favor, no me hagas esto, no hagas me obligues a fingir que nunca fuimos amigos... por qué no puedo.

Lo miré con recelo, aún confiaba en él y en sus palabras, pero no dije nada, ni positivo ni negativo. Simplemente me retuve a decir cualquier tontería:

ADAM: - Sé que no tienes coche, déjame llevarte a casa...

Dijo intentando acercarse:

ALEXIS: - Aun me quedan un par de clases y tengo que ir a otro compromiso, pediré un taxi...

Mentí. Mientras veía como la cara de mi mejor amigo se apagaba lentamente como la llama de una vela gastada:

ALEXIS: - Pero gracias.

Dije desviando la mirada, para no sentirme culpable, me di la vuelta y avance hasta el aula donde tomaría la siguiente clase:

ADAM: - Nos vemos luego...

Dijo a mis espaldas:

ALEXIS: - Si hasta luego.

Dije sin dejar de avanzar, dejando a Adam, no dijo nada más, y preferí no mirar atrás, era lo mejor.






La Excepción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora