Desperté con muchas ganas de comer pan tostado, así que opte por levantarme de la cama, el yeso en mi pierna derecha me incomodaba, pero no impedía que me moviera. Era sábado, al mirar la hora en mi reloj de mesa decían ser las 7:20 de la mañana. Solté un suspiro cansino, tome la silla de ruedas que estaba a lado de mi cama y con esfuerzo me trasladé a ella. Un desgarrador dolor en mi pierna saco lágrimas de mis ojos, pero no me detuve.
Empecé a impulsar las ruedas y me dirigí hacia la cocina, cómo era de costumbre mi madre no estaba, me dirigí a la cafetera y la encendí.
Empece a buscar la barra de pan integral, mire en todas direcciones sin rastros del alimento, busque en los anaqueles inferiores sin éxito.
Bufé cansada y me recosté en la silla, agotada por el esfuerzo, al reclinar mi cabeza hacia atrás, pude ver que la barra de pan estaba en la repisa más alta, iba a ponerme de pie, cuando la cafetera hizo su señal de que mi bebida favorita ya estaba lista, me dispuse a prepararlo.
Mi vista se volvió a dirigir a la barra de pan e hice el intento de ponerme en pie, me sostuve con el lavaplatos, el peso del yeso estaba en mi contra y me hacía perder el equilibrio, me estire para alcanzar la barra de pan y las puntas de mis dedos ya rozaban la bolsa de éste, de repente el timbre de la puerta me hace pegar un pequeño brinco, provocando un dolor agudo en mi pierna.
Suena en timbre otra vez.
ALEXIS: - Voy...
Grito desde donde estoy, con trabajos y sin éxito de alcanzar la barra de pan, me dirigí a mi silla de ruedas.
Vuelve a sonar el timbre.
ALEXIS: - ¡Dije que ya voy!
Tome mi taza de café y me acerque a la puerta, haciéndose escuchar de nuevo el timbre, supuse que la molesta insistencia se trataba de alguno de mis amigos.
Abro la puerta y me quedo inmóvil ante la presencia de un extraño.
Puedo jurar que hasta deje de respirar cuando mis pupilas captaron esa figura.
Un aliento suave se escapo de mis labios semi-abiertos inconscientemente, bebí un corto trago de café para poder respirar una vez mas. Sujete mi taza con fuerza sin dejar de ver al hombre parado a unos metros de mi.
Jamás en mi vida había tenido esa sensación. Era la masculinidad hecha hombre, desde sus toscos zapatos opacados por la arena y tierra que se pintaba en ellos, hasta la gorra que decoraba con varonilidad su cabeza, pero quedaba a la perfección combinando con esos anchos hombros de los cuales descendían unos trabajados brazos.
No podía distinguir sus ojos bajo la sombra de su gorra y barba algo descuidada. Levanto la vista a mi y se quito la gorra, pude ver su crespa cabellera negra, para que después se alojaran en su rostro mechones negros, los cuales retiro con su antebrazo, al mismo tiempo que se secaba el sudor de la frente, yo lo veía embobada:
-¿Esta... Alexis?
Dijo el hombre parado frente a mí, leyendo un pequeño pedazo de papel en su mano.
ALEXIS: - Yo... yo soy Alexis
Dije saliendo de mi trance, algo dudosa contrayendo mis cejas con intriga, lo cual como si de un espejo se tratara el hizo lo mismo:
-¿Tu eres Alexis?
Dijo con un notorio asentó sureño, señalándome con su dedo índice, yo asentí con la cabeza y me quede en un incómodo silencio:
ALEXIS: - ¿Y tú eres ...?
Pregunte moviendo mi cabeza con seriedad esperando su respuesta:
-Yo soy Louis . Yo choque tu auto.
Dijo rascándose la nuca algo apenado y con la mirada en el suelo, mi rostro se contrajo una vez mas pero esta vez un extraño sentimiento de odio inundó todo mi cuerpo y con la mirada cristalizada me dirigí a el:
ALEXIS: - ¿Y que quieres? Las cosas legales se arreglan en el juzgado, ¿sabes que te puedo demandar por venir a mi casa?
Dije dolida moví la silla de ruedas para adentrarme a la casa pero el me detuvo poniendo su pie en la rueda:
LOUIS: - Mira niña yo solo vine a disculparme... Para ser citadina no tienes modales.
Dijo para después alejarse y empezar a cruzar el porche de mi casa:
ALEXIS: - ¿Y tu que sabes de mi? ¡Soy yo la que esta en silla de ruedas, no tu!
Grite desde la puerta molesta por su actitud dominante y poco madura:
LOUIS: - Sé que te veré en el Juzgado...
Dijo sin siquiera voltear a verme mientras se alejaba de mi casa y se fue. Me quede unos minutos en el umbral de mi puerta sin poder reaccionar.

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La Excepción.
Fiksi RemajaAlexis es una chica con problemas de ansiedad debido a sus obligaciones y responsabilidades, esta algo obsesionada con el control y la perfección, sin embargo un suceso inesperado volcará su mundo en un parpadeo.