La cena había acabado.
Mis hermanos se habían adueñado de la consola de música así que, aunque ponían canciones viejas, más de la mitad eran nuevas.
Habían apagado las luces y encendido unas de colores.
Saqué a Emma a bailar sin siquiera pensar en ello. Moría por tenerla girando en mis brazos y moviéndose de forma seductora.
Por Dios, cómo la amaba.
Apoyó su espalda en mi pecho y de deslizó hacia abajo.
Me estaba matando. Me provocaba adrede, yo sí sabía cuáles eran sus intenciones.
Bailamos unas cuantas horas. Los ancianos parecían divertirse también.
Al final de la fiesta, comencé a susurrar en su oído:
-Estás preciosa, Emma. Jamás vi a nadie que brillara tanto. Me gustaría que te quedaras conmigo aunque sea a dormir...
Dije muchas más palabras pero sólo ella las sabrá.
-Rupert.-Susurró.-Me quedaré a dormir.
Jadeé de alegría y la abracé al tiempo que la música más lenta comenzaba.
Tomé su cintura con una mano y con la otra sujeté sus dedos.
-Me siento una princesa en un baile.
-Te ves tan bonita que no es difícil de creer.
El primer giro llegó. Habíamos sobrevivido bailando hasta el final.
Sonreí y besé su frente.
No podía besar su boca porque ya nadie lograría separarme de ella en cuanto lo hiciera.
Emma me miró y sus ojos brillaron. Dejó la formación clásica de la música y entrelazó sus manos detrás de mi nuca. Yo tomé su cintura y la acerqué a mí. Pegamos nuestras frentes y sonreímos.
Mi estómago revuelto y mi cabeza, que daba vueltas y vueltas a un beso salvaje y en lo que podría convertirse, me demostraban que estaba enamorado de aquella chica. Que había resistido la idea pero que ahora sabía que ella era la correcta. Era la única chica que deseaba que me viera con esos ojos y que me besara con esos labios tan suaves... Y sólo a ella quería amarla.
Emma apoyó su barbilla en mi hombro y acarició mi espalda.
Eran las tres en punto cuando mamá y papá anunciaron el fin de la fiesta.

ESTÁS LEYENDO
Su sonrisa [Grintson]
FanfictionOdiaba las tontas cenas de mis padres. Solían invitar a miles de personas y yo jamás conocía a ninguna. De vez en cuando me dejaban invitar a uno o dos de mis amigos pero no era esa la ocasión. -Rupert.-Mi madre me hizo una seña.-Ellos son los señor...