Mamá, mi novia

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Requirió todo mi esfuerzo no ahorcar a Dan cuando lo vi unos días después.

Él se disculpó y me dijo que los dos estaban siendo un poco descuidados esa noche y se les había ido de las manos.

El único motivo por el que lo dejé vivir fue porque me aseguró que, incluso ebrio, habían usado protección. Y porque él veía a Emma por las mañanas y hasta hablaba con sus padres.

El castigo se extendió a dos semanas y ya no podía soportarlo.

La necesitaba con desesperación. Quería verla, besarla, abrazarla y decirle que la amaba, que me había enamorado de ella.

Porque esa era la verdad. Me había enamorado.

Suspiré y tomé mi móvil. No tenía ningún mensaje nuevo. Hacía una semana y media.

Me dejé caer de espaldas sobre mi cama.

Bonnie entró a mi cuarto tocando la puerta.

-¿Para qué golpeas si de igual forma vas a pasar?

Sonrió.

-Quiero hablar contigo sobre algo.

Fruncí el ceño.

-¿Qué?

-A Emma le aumentaron el castigo.

-¡¿Qué?! ¡¿Otra vez?! Esto es tu culpa por llevarla a ese bar de borrachos y...

Bonnie frunció el ceño.

-Si no te interesa me callo.

Suspiré.

-Dime.

-Sus padres le dijeron que a pesar de que había ayudado mucho en la casa y de que les había desobedecido expresamente al salir sin avisar, ya está grande y...

-...Y no deberían castigarme.-Anunció Emma entrando al cuarto.

Me alegró tanto verla que me puse de pie de un salto y me arrojé sobre ella.

Rió y me estrechó con fuerza.

-Hola.-Dijo.

Tomé su rostro y la besé. Necesitaba sus labios.

Dejé que cayera sobre la cama y me eché sobre ella. Emma rió.

-Yo sobro aquí. Mejor me voy...-Murmuró Bonnie saliendo y cerrando la puerta.

-¿Qué haces aquí? Creí que estabas castigada.

-Es una larga historia.

-Tengo tiempo.

-Les dije a mis padres que si no me dejaban tener mi independencia me mudaría sola y rompería lazos con ellos, y me levantaron el castigo. Puedo salir sin avisar. Soy libre. El amo le ha dado a Dobby un calcetín, ¡Dobby es un elfo libre!

Solté una carcajada al reconocer la cita.

-¿Harry Potter?

-Siempre.

La besé.

-Leí el libro que me recomendaste.-Susurré acariciando su rostro.-Fue la única forma de matar el tiempo.

-¿Qué te pareció?

-El mejor libro sobre naturaleza humana que jamás haya sido escrito. Me encantó una frase en particular. "Si esperas peras, debes hacerlo de un árbol de peras. Si quieres amor, lo mejor es buscarlo en alguien que tenga interés en dártelo."

Ella sonrió.

-Es mi cita preferida.

-Estás preciosa.

Mi estómago dio un vuelco cuando me besó intensamente.

Enredé mis piernas con las de ella y gemí contra su boca.

-Mmm... Amor...-Susurré.

Ella sonrió otra vez.

-¡Rupert! ¿Emma está aquí?

Me apresuré a sentarme en la cama. Emma saltó como un resorte al oír la voz de mamá.

-¿Qué hago?-Preguntó.

-No puedo ocultarte, ya saben que estás aquí.

-¿Y si...?

-Shhh. Todo va a estar bien.-Tomé sus mejillas y la besé con delicadeza.

Mamá entró a mi cuarto precisamente cuando me separé de ella.

-Hola, Emma.-Saludó.

Nos miró como esperando a que dijéramos algo interesante.

-¿Se te ofrece algo, mamá?-Pregunté.

Ella cruzó los brazos mientras Emma me pisaba con disimulo.

-Tu hermana me dijo que tú y Emma están saliendo. ¿Es cierto?

Tomé la mano de mi novia con suavidad y le sonreí.

-Sí.-Dije.

Mamá sonrió.

-Felicitaciones. Bienvenida a la familia, Emma.

Mi madre nos abrazó. Emma suspiró aliviada y sonrió.

-¿Quieres comer algo?-Preguntó mamá.-Prometo que no tendrá huevo.

-No puedo negarme a una oferta así.-Dijo Emma, risueña.

Mamá asintió y salió del cuarto.

-Los llamaré en unos minutos.

Emma se sentó.

-Por Dios, qué nervios.

-¿Por qué? Eres perfecta para mí y mi madre lo sabe.

Se sonrojó y tímidamente me besó.

-Vamos a merendar.-Susurré.

Tomé su mano y bajamos las escaleras hacia la sala de estar.

Su sonrisa [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora