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Villa:
Íbamos de camino a casa, esta vez Michelle dejó que condujera, ella estaba muy concentrada en su celular y yo, perdido en mis pensamientos me preguntaba si lo nuestro era real o simplemente un sueño...pero no, era muy real. Ya hace un tiempo no sentía la necesidad de tener a alguien cerca cada minuto del día, no me faltaban los besos de nadie, ni sentía que el mundo se venía encima mío si ese alguien no estaba, porque no había alguien, ahora sí.
Y siento que esta vez es la correcta, para mí ella es perfecta con todos sus defectos y pecados. Es que cuando ella está a mi lado se equilibra la balanza... y nada me cansa.
Posó su mano sobre la mía y yo la sujete, tan solo sonrió y volvió a lo que hacía. Ya era tarde y seguramente los chicos o habían salido o se habían ido a dormir, que no esté Daniela rondando por allí pensé, no creo que a ninguna de las dos le agradará la presencia de la otra.
Pero la suerte jamás está de mi parte y por desgracia aún estaba despierta y al entrar nos la encontramos.–Hola–dijo Michelle tímidamente, se veía nerviosa.
–¿Qué hace ella aquí?
La ignoré y guié a Mich a mi habitación cogiendo su mano. Daniela nos siguió, bueno, entró a su cuarto que estaba al lado del mío, no sin antes decir una de sus estupideces.
–Procuren no hacer ruido, mañana tengo que despertar temprano y no quiero desvelarme escuchando lo que haces con tu nuevo juguete, Juan Pablo–rió por debajo y su puerta se cerró de un golpe.
–Voy a matarla, no le hagas caso–su rostro era serio–no creerás lo que dice,¿verdad?–seguía sin obtener respuesta.
Levanté su mentón para poder hablar con ella ya que no me miraba–te lo repetiré las veces que haga falta, te amo–la besé, ella me correspondió.–Yo también te amo–susurró entre mis labios, no hay forma más bonita de decirlo, la abracé fuerte y le repetí dos mil veces que la quería, ella solo reía.
–Villa, me estás haciendo daño, para, para–decía entre risas–Juan Pablo, para.
–No te enojes, ya paro, no volveré a abrazarte, lo prometo.
–No seas bobo, abrázame lo que quieras pero no tan fuerte, hulk–besó mi frente.
–Buenas noches parejita–apareció Pedro en pijama, una de Batman, con su taza de Flash y es que este hombre no puede ser más friki de los súper héroes, por su culpa ya todos somos así.
–Buenas noches Pedro.
–Hola Pedro, un gusto verle–dijo poniéndose como un tomate.
–Igual Michelle, que duerman bien–subió las escaleras, me guiñó el ojo y se le escapó una sonrisa.
Entramos a mi habitación y nos tiramos a la cama, mirando al techo, agotados.
–Buscaré algo para que estés cómoda y te cambies, ¿vale?
–Oki, lindo.
Busqué alguna camiseta ancha en mi armario pero ninguna convencía a Mich.
–¡ESA!–gritó mientras apartaba una sudadera–me encanta esa.–Lo que la dama desee–sonreí–pero no sé si te estará bien.
–Soy un minion, claro que me estará bien, es más, me quedará enorme.
–Voy a tomar una ducha, así que puedes cambiarte de mientras–cogí mi ropa y me dirigí al baño.
Michelle:
Villa se fue a bañar y aproveché su ausencia para curiosear su habitación, aún habían cajas sin abrir apiladas en el suelo, había una foto de su familia en el escritorio, me acerqué a verla ¡Él y su padre son idénticos! Me puse a pensar si algún día podría conocerles aunque todavía era pronto, demasiado pronto. Sus instrumentos estaban perfectamente acomodados, habían muchas hojas sueltas en su escritorio y no pude resistirme a echar un vistazo, me invadió el inmenso sentimiento de culpabilidad, todo aquello lo había escrito por mí y no era lo más mínimo feliz, en eso Villo salió con la toalla rodeando su cintura dejando así su perfecto torso al aire, me ruboricé al verle así y me limité a abrazarle muy fuerte, había estado triste por mi culpa y era lo menos que podía hacer, darle todo el amor que merecía.–¿Y esto a qué viene?–dijo riendo mientras me abrazaba, aún estaba algo mojado pero me encantaba así.
–Solo le doy un abrazo al mejor novio del mundo–le di un beso en la mejilla y dejé que se cambiara.
–Villito...–dije mientras se acostaba a mi lado–vi las notas del escritorio.
–No debiste haberlo hecho–respondió con tono seco.
–Lo siento muchísimo, no volverá a ocurrir.
–No te preocupes y ahora...–empezó a hacerme cosquillas por todos lados.
–Villa para para, me duele.
–Que niña más rara como te va a doler.
–No te rías de mí, no tengo cosquillas bobo.
–Eres muuuuuy rara, pero eres mí rara–me abrazó y no sé cuando ni cómo me quedé dormida entre sus brazos pero puedo decirles, que dormir a su lado es lo más bonito que pudo pasarme.
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¿Los sueños se cumplen? | Juan Pablo Villamil.
FanfictionHoy tengo canciones que me hacen quererlos.«Morat»