Capítulo 1

5.2K 204 12
                                    

Corría lo más rápido que podía pero aun así no podía ahuyentar las voces en su cabeza que gritaban de ira. Si tan sólo su padre no hubiera sido tan despiadado, en ese momento todo estaría bien. Itachi no habría tenido que asesinar a casi todos sus seres queridos porque la aldea habría llegado a un trato con ellos. Si nada de esto hubiera pasado todavía estarían vivos, si tan solo ella a pesar de su debilidad hubiera podido hacer algo...

- 2 años antes -

- ¿Por qué tengo que estar en el mismo equipo que él? - Inquirió la joven. Su nombre era Kaede y era dueña de una delicada belleza totalmente contraria a su tosca personalidad. Lucía un largo cabello castaño, piel blanca y ojos color miel junto a una furiosa mirada dirigida a su inflexible  padre Danzo- Es un engreído, además es un Uchiha, creí que los odiabas.

Estaba sentada frente a Danzo después de recibir la noticia de que estaría en la obligación de trabajar con Uchiha Itachi. Noticia que la había hecho sentir realmente molesta. Siempre había pensado que Itachi era arrogante, el típico chico prodigio que todos aman, pero que no era más que un estúpido presumido.                    

- No voy a discutir mis decisiones contigo Kaede - Contesto Danzo con una mirada indiferente- estás en la obligación de acatarlas y ya que perteneces a raíz tu deber es abandonar todo lo que eres y lo que quieres para servir a Konoha de manera imparcial.

- Tu sabes bien que ese no es mi estilo - Contesto Kaede empezando a perder la paciencia- no soy como las personas que están aquí, sabes bien que prefiero actuar sola y bajo mis propios criterios, aunque no tuve más opción que aceptar este puesto. Sabes que si fuera por mí nunca lo habría tomado.

- ¡Basta de discusiones! Tu deber es hacer equipo con Uchiha Itachi y entregarme un informe de todos sus movimientos diariamente. Si no lo haces tendré que discutir con el consejo sobre qué es lo que haremos contigo.

Y así fue como ambos terminaron ahí, en el mismo equipo... Nada más y nada menos que el chico "prodigio" junto a la chica "problema" (como habían denominado los ancianos del consejo a ambos) trabajando por el bien de la aldea. Conocía a aquel chico desde que era tan sólo una pequeña. Siempre la volvía loca su forma de actuar, esa mirada seria y esas palabras molestas camufladas con unos impecables modales. 

Para ella Itachi no era más que un actor, la clase de personas que nunca muestran su verdadera cara y que tienen un completo control sobre cada una de sus acciones por miedo a dejar de ser "cool" ante los ojos de los demás. Era difícil describir lo contradictorios que eran sus sentimientos hacia lo que representaba el Uchiha. Habían ocasiones en las cuales pasaba y lo veía tranquilamente recostado sobre las barandillas del puente que pasaba sobre el río de Konoha con las manos metidas en los bolsillos y la mirada distante. Era difícil evitar no sentir cierto deseo hacia él y más cuando después de todo Kaede seguía siendo una adolescente en pleno desarrollo hormonal, ¡Malditas hormonas de mierda!. No hacían más que obnubilar su juicio. 

La primera vez que lo vio tenía tan solo 5 años, corría por las calles de Konoha haciéndole bromas a los aldeanos y empujando a quien se atreviera a cruzarse en su camino, cuando de repente chocó contra algo duro y calló de espaldas. Su enojo empezaba a crecer hacia quien se había atrevido a cortarle el paso. Estaba preparándose para gritarle algún improperio cuando se topó con la visión de un pequeño igual a ella con su rostro mostrando algo de confusión pero aun así sin dejar de inspirar un aire de bella tranquilidad indiferente a la corta edad que quizás tenía. Su postura delataba que estaba protegiendo algo entre sus brazos. Ante una Kaede corriendo era evidente que Itachi había dado la vuelta para proteger un pequeño bulto del que empezaban a salir suaves gemidos de bebé.

- Oh... Lo...Lo siento - Tartamudeo Kaede, aun no salía de la impresión causada por el rostro de aquel chico. Él tenía algo en sus ojos que no era normal en un pequeño crío de 5 años, algo que lo hacía totalmente diferente del resto de chicos. La expresión impresa en su rostro carecía de inocencia pero también de malicia, pareciéndose más al de un adulto que al de un niño. Todo él no hacía más que intimidar al pequeño espíritu alborotador de Kaede.

Haciendo caso omiso a la mirada de incredulidad de aquel pequeño, Kaede pasó por su lado y corrió con sus mejillas rojas de la vergüenza a esconderse en algún sitio lejos de allí.

No podía negar que en medio de su inocencia infantil el encuentro con Uchiha Itachi había calado hondo en su corazón, cierta parte de su alma se había perdido inevitablemente de él. Durante todos los años siguientes, Kaede trato de reemplazar su amor con indiferencia, porque nunca fue la clase de personas que amaban y eran amadas de vuelta. Sentir afecto alguno no estaba en su sangre, fue algo que su padre en medio de la soledad nunca le enseñó y también algo que nunca quiso conocer porque en su cabeza fue arraigada la idea de que el amor sólo servía para mostrar debilidad y que la debilidad era algo que nunca debía permitirse.

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora