Capítulo 4

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En la sala de reunión de consejeros se respiraba un ambiente bastante hostil. Discutir acerca del futuro de todo un clan no era tarea fácil para ninguno y mucho más cuando las opiniones eran totalmente contrarias. Para Hiruzen el tercer hokage el hecho de defender a los Uchiha se estaba volviendo bastante complicado.

 Él creía firmemente en la paz, también creía que los conflictos se solucionaban mediante tratados. Acuerdos en los cuales ambas partes resultaban igualmente beneficiadas, pero al parecer la poca confianza que depositaba la aldea en los Uchiha se había esfumado poco después del ataque del Kyubi varios años atrás.

Durante los últimos años Hiruzen trató de hacer entender al consejo que los Uchiha podían haber sido culpados de manera injusta, pero el esfuerzo que el tercer hokage pondría en esto, no bastaría para ayudarlos.

En un principio, ni Danzo ni ninguno de los dos consejeros tuvieron intención de mostrar consideración hacia los Uchiha. Danzo propuso que los únicos que podían  ser principales sospechosos de todo aquel desastre sólo podían ser ellos y los ancianos del consejo inmediatamente estuvieron de acuerdo con aquella idea.

Los Uchiha tenían grandes razones para planear un ataque. Ellos fueron excluidos del gobierno, apartados de la aldea y tratados como una potencial amenaza desde que Madara trató de tomar el poder a la fuerza. Era justificable que quisieran rebelarse y este hecho no fue pasado por alto entre los miembros del consejo.

A medida que el tiempo transcurría, no solo el consejo sino los mismos Uchiha empezaban a sentir un descontento cada vez mayor. Una vez que Itachi y Shisui entrarían a ser parte de Anbu, el clan empezaría a planear un golpe de estado que no pasaría desapercibido entre los altos mandos de Konoha. A pesar de ser parte del clan, para ambos se convirtió en una prioridad impedirlo eliminando las desconfianzas y limando las asperezas entre los bandos involucrados, pero esto no sería suficiente para evitar que la bomba estallara en cualquier momento.

-  ¿Qué dices tú, Kaede? – Preguntó Hiruzen  después de toda una tarde de debate entre el consejo y el hokage.

Kaede había sido convocada para presentar su informe acerca de los movimientos y las actitudes de sus compañeros, pero ella no tenía conocimiento acerca de lo que estaba ocurriendo con los Uchiha. Sabía que ellos habían sido aislados y que las cosas no estaban del todo bien pero nunca imaginó cuan grave era en realidad la situación, hasta que escuchó las propuestas de su padre entre las cuales la más importante era el exterminio del clan, siempre y cuando no accedieran a negociar y siguieran con sus planes de golpe de estado. Esa revelación la dejó totalmente anonadada, tanto que su mente quedó en blanco por un largo momento hasta que la pregunta del hokage la hizo sobresaltar.

-  Yo... - Kaede pasó su mirada entre los atentos miembros del consejo. Danzo la miraba con su único ojo descubierto de manera fulminante como advirtiéndole que su respuesta no pasaría desapercibida– Yo estoy de acuerdo con Hokage- sama.

 Todos en la sala la miraron con evidente extrañeza,  pero Danzo era el único sospechaba desde un principio que esa sería la respuesta de Kaede.

-  Si no les molesta – Continuó Kaede – Yo creo que los Uchiha están en todo su derecho de sentir desconfianza hacia ustedes. Puedo decir que los entiendo porque sé lo terrible que es ser aislado y que nadie confié en t...

-  ¡Ya basta! – Interrumpió Danzo con enojo – Solicitamos tu presencia para saber acerca de las ultimas misiones que hiciste junto a Uchiha Shisui y Uchiha Itachi, no para que hables imprudentemente acerca de tu punto de vista. Hiruzen,  estás tomando medidas desesperadas al pedir la opinión de una niña como Kaede.

El Sandaime cerró sus ojos y suspiró con cansancio

-  Gracias por tus palabras Kaede. Puedes retirarte.

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora