Capítulo 7

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Las calles se encontraban en penumbra. Algunos cuerpos inertes yacían en el suelo encima de un charco de sangre. El silencio reinaba en todas las esquinas, ninguna luz estaba encendida y el aire frío de la muerte se paseaba de un lado a otro.

Kaede nunca había visto nada parecido, tantas personas muertas en el mismo lugar, todos tirados en el suelo como si sus vidas nunca hubieran valido nada. ¿Realmente era posible que todo aquel desastre hubiera sido obra de alguien como Itachi? No, Un chico tan especial y dulce no podía ser el responsable de algo así. Se negaba a aceptar la realidad de lo que estaba viendo y eso no hacía más que matarla por dentro.

Un lastimero gemido la sacó bruscamente de su estado de estupor. Logró divisar algunos metros más adelante, a una pequeña cabeza cubierta de cabello negro azulado que trataba de levantarse del suelo con dificultad mientras emitía pequeños lloriqueos.

Estaba tan aterrada que se quedó completamente inmóvil en el lugar. Apenas pudo notar como el chico la miraba con sus ojos llenos de dolor y volvía a caer desmayado en la tierra. Era Sasuke, el pequeño hermano de Itachi.

Dio un paso hacia atrás mientras se disponía a darse la vuelta y huir para no ver más aquella atrocidad. Pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa, unos brazos la tomaron con fuerza y la sacaron de allí.

                                                                              ***

Se encontraba en medio del bosque que se hallaba fuera de Konoha.  El miedo la mantenía con los pies clavados sobre la tierra y la mirada enfocada en ningún lugar en concreto, hasta que una voz familiar la llamó desde atrás. 

-  Kaede.

Aquel bello rostro de él, apareció en su campo de visión para traerla de vuelta a la realidad, parecía preocupado, exhausto y triste.

-   Kaede, reacciona.

Los ojos se le llenaron de lágrimas y sus rodillas se doblaron haciéndola caer al suelo, se lastimó con algunas piedras pero no pudo sentir ningún dolor.

- ¿Qué estabas haciendo en el distrito Uchiha? – La voz de Itachi reflejaba el cansancio que sentía en todo su ser. Seguramente, el impacto psicológico y el desgaste físico que le causaba usar por un largo periodo el Sharingan habían acabo con él.  Solo se limitó a darle la espalda a Kaede para no seguir viéndola derrumbarse.  

- Fui...a...buscaste – Con dificultad las palabras salieron de su boca. Se puso de pie con lentitud y avanzó algunos pasos hasta colocarse cerca de Itachi.

- Creo que me equivoqué contigo -  Kaede sintió como el alma se le caía a los pies, creía estar casi segura de lo que iba a hacer en caso de que se diera el asesinato de los Uchiha e Itachi tuviera que irse. Para ella no era nada nuevo tener que tomar decisiones con un toque desagradable. Su corazón había tomado la firme determinación de seguirlo hasta el fin del mundo, pero él seguía siendo lejano incluso cuando físicamente se encontraba a unos pasos más adelante

 Él era una criatura difícil de descifrar, incluso para sus propios padres. Pero ese era el camino que había escogido. Decidió aislarse de su familia aun estando demasiado joven, para servir a la aldea que amaba incluso más que a sí mismo.

-  Fui egoísta, solo pensé en mí pero olvidé que tu corazón posee menos oscuridad que el mío, tú no podrías matar a nadie ni aunque miles de personas dependieran de ello porque tu naturaleza no es ser una asesina. Tu naturaleza no es ser una Kunoichi, pero tuviste que escogerlo porque no te dejaron opción. Yo no quiero hacerte más daño del que te he hecho al permitir que veas lo que hice, por eso no dejaré que me acompañes. Vive tu vida, sigue siendo parte de la aldea y no la abandones nunca, es lo mejor que puedes hacer. Yo estaré bien, no te preocupes por mí, me uniré a esa organización llamada Akatsuki y desde allí seguiré trabajando para la aldea.

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora