Capítulo 14

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La luz se filtraba por las cortinas de la estancia. Era un día cálido, los pájaros cantaban y el cielo lucía su alegre color azul. La joven dejaba poco a poco entrar la luz a sus ojos para darles un soplo de vida. 

- Buenos días - El hombre de mediana estatura y con el cabello negro recogido en una coleta  dejó una bandeja con jarras y vasos sobre la mesita de noche.

- ¿Cómo te sientes? - Pregunto acercándose al futon sobre el cual ella descansaba.     

- Buenos días - Se inclinó hacia adelante restregándose los ojos - Me duele la cabeza horrores.  

-  Entiendo... - Reishi se dirigió a la chica con una pequeña sonrisa. Tomó la jarra y vertió la verde infusión en un vaso  - Tienes que beber esto, estoy seguro de que te ayudará a quitarlo. 

-  Gracias...                                     

Extendía el brazo para tomar el té, cuando un dolor punzante en la cabeza la hizo arrojarlo sobre el piso provocando un estruendo.

-  ¡Ah!  

-  Tranquila - La agarró de un brazo y luego de la cintura para ayudarla a ponerse de pie - ¡Kina ven aquí!                                

Se oyeron rápidos y livianos pasos recorrer todo el camino hasta la habitación antes de que un niño de cabello oscuro y alborotado que aparentaba escasos ocho años apareciera por la puerta con gesto alarmado. El grito de Kaede lo hizo despertar de un sobresalto.   

- ¡Kaede-San!          

- No te preocupes, estará bien. Sirve un poco en ese vaso y ayúdame a dárselo - señaló el vaso que milagrosamente seguía intacto sobre la bandeja.                           

El chico realizó la tarea con la torpeza típica en un niño de su edad, derramando algo del contenido de la jarra debido al temblor de sus pequeñas manos gracias a los nervios provocados por la extraña escena frente a él. Se acercó a su padre y a Kaede, y poniéndose de puntitas con algo de esfuerzo le dio a beber el líquido a la joven.      

- ¿Se pondrá mejor?  - Interrogó con el semblante pálido de los nervios.      

- Si, es solo una jaqueca. No te preocupes – Reishi evitó la mirada de su hermanito cargada de incredulidad. Debía de mantener el control sobre lo que estaba pasando, de lo contrario todo saldría irreversiblemente mal.                                      

La ayudó a sentarse sobre la cama, teniendo cuidado de no ser demasiado brusco en el proceso. Afortunadamente la joven pudo controlar su cuerpo una vez estuvo en reposo. Echó la cabeza hacia atrás y respiro profundo unas cuantas veces tratando de despejar la gran confusión que nublaba su mente. 

-  Qué extraño.            

- ¿Sucede algo Kaede?- Preguntó Reishi con una máscara de inocencia que escondía su ansiedad, la que lo aquejaba desde que el Zetsu había tocado su puerta. 

- Nada, nada... por un momento sentí como si estuviera alucinando... - Reishi fingió sentirse extrañado por la actitud de la joven -  En fin – Ella volvió a mostrarse despreocupada con brusquedad. El Jutsu actuaba en su cerebro convenciéndola de cosas carentes de sentido, manipulándola y obligándola a eliminar recuerdos y pensamientos que a ratos parecían estar a punto de salir de entre la oscuridad– ¿Qué haremos hoy?

-  Lo mejor que puedes hacer  hoy es descansar, tuviste un largo viaje - Se dio la vuelta para salir de la habitación lo más rápido posible para no seguir observando a la chica mirarlo con un toque de inocencia nada propia de ella. Era como si hasta su personalidad hubiera sido modificada, de una muchacha lista y atrevida, a otra ignorante y sumisa, que no sé hacía mayores preguntas acerca de lo extraño de la situación. 

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora