Capítulo 23

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El leve sonido que emitían los pasos sobre el tejado atrajo su atención. Miró sobre su hombro.

Él se acercaba a ella, con su cabello negro recogido en una coleta ondeando al viento y sus ropas de Anbu teñidas de gris e impecables.En sus sueños siempre vestía esas mismas ropas, las que acostumbraba usar mientras seguía siendo parte de Konoha. Su tez blanca y gesto serio, nunca cambiaban. A pesar de todo él seguía siendo el mismo.

Se sentó a su lado sin mirarla. Ambos guardaron silencio hasta que ella decidió hablar.

- Disculpa.

Él la miró con curiosidad.

- ¿Por qué?

- A veces no soy precisamente como se supone que debería ser una buena kunoichi. 

 -¿Qué te hace pensar eso?

Kaede siguió contemplando la aldea.

 A los ninjas solía atraerles los lugares muy altos, que les permitieran sentirse un poco menos débiles y contemplar la villa por la que en ocasiones arriesgaban la vida sin poner objeción. Era como el recordatorio de la razón por la cual habían nacido, por la cual sus vidas giraban siempre y casi de manera inconsciente.

Pero ella no tenía realmente aquel pensamiento. En lugar de recordarse una y otra vez lo que había sido obligada a ser, se sentaba allí e intentaba comprender de alguna manera lo que los demás sentían cuando lo hacían.Solo quería entender por qué alguien como Itachi hacía lo que hacía, por qué se sentía íntimamente ligado a una aldea, mucho más que a su propia familia.

- Eres todo lo contrario a lo que soy yo  –Dejó caer la cabeza y contempló sus piernas. Habían adoptado un color naranja debido al sol -  No creo que algún día puedas llegar a entenderme. Ni siquiera mi propio padre pudo hacerlo.

Él rió suavemente y calló un rato antes de decir:

- Es difícil hacerlo, pero no imposible. Hay cosas que son demasiado evidentes en ti Kaede.

Ella alzó una ceja y levantó la mirada. Él había reído, pero para aquel momento volvía a estar tan impasible como siempre.

- Siempre me tomas por sorpresa, señor perfección y cálculos exactos.

- Discúlpame a mí por eso.  

- Bueno, en ocasiones es molesto. Pero creo que puedo tolerarlo.

Kaede dejó caer su mano sobre la de Itachi que reposaba sobre una teja  y la apretó con suavidad. Él no pareció inmutarse por el repentino contacto y en lugar de eso susurró:

- Gracias.

¿Realmente le estaba agradeciendo? Para Kaede sonaba tan poco usual viniendo de él que quiso escucharlo una y otra vez hasta que pudiera sintetizar correctamente el significado de lo que un simple "Gracias" era para Itachi.Ella solo pudo pensar un poco, antes de que sus labios se abrieran y pronunciaran lo que había pasado mucho tiempo callando.

- Te amo.

Él amplió un poco sus oscuros ojos y luego apartó la mirada.

- ...

- Nunca creí que harías una cara tan extraña solo por esas dos palabras – Reprochó Kaede con una mirada acusadora - es como si te avergonzaras porque piensas que estoy loca.

Itachi negó con una sonrisa asomándose por la comisura de sus labios.

 - Te equivocas.

- Entonces ¿Qué es?

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora