Capítulo 3

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-  Esto no está nada bien-  Itachi trataba de reducir un poco el sangrado con un inexperto torniquete – A este paso va a desangrarse, tenemos que llevarla a la aldea más cercana.

Shisui miraba la escena con gran preocupación.  Nunca creyó que después de una misión exitosa se encontraría con Kaede derramando un río de sangre de una de sus extremidades.  Al principio creyó que los ninjas de Kirigakure la habían atacado de imprevisto,  pero después de echar un buen vistazo a la escena, pudo notar que no había nadie en el área  ni mucho menos rastros de pelea. 

-   ¿Qué sucedió aquí?

-  Empezamos a luchar, la traté de detener con un genjutsu pero logró salir de él hiriéndose. El problema es que se hirió justo en una arteria, por eso está perdiendo tanta sangre - La expresión de Itachi seguía siendo seria. A pesar de esto su ceño estaba un poco fruncido, parecía preocupado-   Solo sé un poco de ninjutsu médico, podré cerrar parte de la herida pero no es seguro estar más tiempo aquí con ella en este estado. Tenemos que buscar una aldea para cerrar esto de alguna manera y pasar la noche.

-   Sé que hay pequeñas aldeas de paso en las afueras del bosque, iré a buscar algo cercano y seguro en donde podamos quedarnos, por ahora no te muevas de aquí– La tez de Kaede se ponía cada vez más pálida, era obvio que no podían permitirse estar demasiado tiempo en medio del bosque con Kaede en aquellas condiciones y con 3 ninjas de Kirigakure que sólo durarían bajo el genjutsu de Shisui  unas cuantas horas más.

Después de que Shisui partiera, Itachi empezó a sentirse algo inquieto. Aún no salía de la enorme sorpresa que le había causado el ver a Kaede tomar aquellas medidas para librarse de él. Sabía que era orgullosa pero pensaba que su orgullo era equivalente a su cobardía, al parecer no lograba descifrarla del todo y eso no era algo normal en él.

Se centró en examinar la herida. Estaba en el muslo de su pierna derecha. La única alternativa que tenía para revisar la dimensión de la herida era cortarle los pantalones y por supuesto, él no estaba acostumbrado a cortar los pantalones de nadie. Tuvo que respirar profundo y proceder lentamente a desabrocharlos, pero un pequeño gemido de dolor lo distrajo. Miró el rostro de Kaede y se sintió extraño al encontrarse a sí mismo apreciando por primera vez en su vida la suave belleza que emanaba de ella. Sus labios rosados estaban entreabiertos  y de su boca se escapaban pequeños gemidos y palabras ininteligibles. Su largo cabello castaño formaba un circulo a su alrededor y de su blusa sobresalían un poco sus atractivos pechos.  Una parte de él no podía creer que aquella chica fuera la misma que había conocido tiempo atrás.

Procedió  a sacarle el pantalón tratando de no mirar directamente a sus bragas ni a las curvas que se formaban en sus caderas pero de repente no aguanto más y para sorpresa suya se encontró echándole un vistazo. Se arrepentiría toda la vida de haberse sonrojado y de quedarse mirándola. Tuvo que abofetearse mentalmente en varias ocasiones para encontrar el punto exacto de la herida y tratar de cerrarlo un poco con su pobre ninjutsu médico. Cuando gastó demasiado chakra optó por dejar la herida que ya ofrecía un mejor aspecto. Aunque Kaede todavía tenía bastante fiebre, se encontraba momentáneamente fuera de peligro.

Aún seguía algo perturbado después de haber tenido aquella extraña sensación ante el cuerpo de Kaede y eso que a Uchiha Itachi muy pocas cosas le hacían cambiar su habitual estado de humor. La mayor razón de su incomodidad no era haber visto el cuerpo de Kaede de aquella manera, sino también cómo sin previo aviso su mente arrojó la palabra "Hermosa".

Para él ella siempre había sido única, no podía negar que en ocasiones se sentía curioso respecto a ella pero nunca creyó verse a sí mismo sintiéndose atraído hacia su pequeño  y delicado cuerpo. Itachi no solo se sentía confundido, se sentía agobiado para ser exacto. Definitivamente no dejaría que la malcriada hija de Danzo lo distrajera de las cosas verdaderamente importantes para él cómo lo eran su clan y la aldea en aquel momento.

Guerra de EngañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora