Capitulo 18

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Los primeros rayos de sol comenzaron a colarse por la ventana y me refugié entre sus brazos.

— No te vayas. Quédate conmigo. – Le pedí.

— No voy a marcharme. – Sonrió y me besó.

Nos quedamos dormidos, abrazados el uno al otro.

Eran más de las doce cuando Ale tocó en mi puerta. No la escuchamos. Un profundo sueño nos invadía. Cuando esta abrió la puerta, despacio, y nos vio dormidos bajo las sábanas, sonrió y se marchó.

Sobre la una de la tarde, Harry despertó, se dio una ducha rápida y se puso el bóxer. Subió a su habitación para cambiarse de ropa y una vez terminó de arreglarse, bajó de nuevo y volvió a mi cuarto.

— Despierta dormilona… - Dijo cariñosamente y se tumbó junto a mí.

Me abrazó desde atrás y me besó en el cuello. Poco a poco fui abriendo los ojos y le miré, feliz.

— Estamos solos en la casa. No sé dónde se habrán metido Ale y Michael.

— ¿Y qué haremos nosotros? – Pregunté mientras me levantaba y me dirigía al baño.

— Pues podemos seguir con lo que planeamos ayer. ¿Te apetece ir al pueblo a almorzar en un restaurante?

— Sí. Me apetece mucho. Estará bien no tener que estar escuchando el parloteo de esos dos. No nos dejaron abrir la boca en toda la velada de anoche.

— De anoche y de todos los días. – Rió. Me esperó tumbado en la cama mientras yo me daba una ducha. Cuando salí del baño se levantó y me abrazó, mientras yo buscaba en mi maleta algo para ponerme.

— Estás muy sexy sólo con esa toalla. – Me dijo mientras la levantaba por la parte baja e intentaba introducir su mano hasta mi sexo.

— Harry, déjalo para más tarde o no saldremos. – Reí.

— ¿Cómo quieres que me contenga teniéndote así frente a mí?

— Si no puedes mantenerte a raya, lo mejor será que me esperes en el salón.

Harry me miró, achicando los ojos y sonrió.

— Si quisiera forzarte, no tendrías ninguna posibilidad de escapar.

— No me forzarías. ¿En serio crees que intentaría detenerte?

— Ahora sí que me voy al salón porque si no…

Cerró la puerta tras él y sonreí. Cogí una camiseta palabra de honor y una falda larga de corte ibicenco. Ambas prendas eran de color blanco. Como hacía bastante calor, recogí mi cabello en un moño. 

Cogimos el coche de Michael, pues éste había dejado las llaves en la mesa de la entrada de la casa, y fuimos hasta el centro del pueblo. Pasamos un día estupendo. Después de almorzar, dimos un paseo y llegamos hasta una calle llena de comercios. Harry me regaló un juego de pulseras y pendientes de plata y los intercambié con los que ya tenía. 

Era muy agradable la sensación de estar con él, cogidos de la mano, como cualquier pareja. Al atardecer fuimos a la playa y nos quedamos un rato sentados en la arena, viendo cómo el sol parecía ser engullido por el mar. Me sentía muy a gusto con él, mientras me abrazaba y dejaba de caer mi cabeza sobre su hombro.

— ____, necesito preguntarte algo y quiero que seas sincera.

— ¿Qué quieres saber?

— Si pido un traslado y me marcho del Líbano, ¿tú estarías dispuesta a empezar una relación?

Su propuesta me dejó tan sorprendida que no supe qué decir.

— Pensé que no querías atarte a nadie. ¿A qué ha venido ese cambio de actitud?

— Estoy enamorado de ti.

— Pero, Harry, es que no lo entiendo. Hace. sólo unos días que nos conocemos. ¿Estás seguro?

— Por supuesto que estoy seguro. Jamás diría algo así si no lo sintiese. –Dijo, molesto, ante mi incredulidad -. ____, si no sientes lo mismo que yo será mejor que me lo digas. No quiero albergar falsas esperanzas.

— Los, yo también estoy enamorada de ti, pero me da miedo que me hagas daño.

— Jamás te lo haría. Te estoy diciendo que estoy dispuesto a dejar el Líbano por ti. Estoy seguro que no me negarán un traslado a este país. Pero, a cambio, necesito que me prometas algo.

— ¿El qué?

— No volverás a ver al hombre con el que te has estado acostando. No te pido que me des una respuesta hoy, pero necesitaré saberlo el día de la boda. A partir de ese día, o seremos pareja, o no volveremos a vernos.

Tuya en la oscuridad (Harry, Zayn & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora