- Eres muy hermosa. No me canso de mirarte. - Me dijo con voz ronca.
Le besé, en respuesta a su cumplido, y me abrazó. Me penetró profundamente, sin que lo esperase, y una corriente de placer me atravesó. Harry cerró los ojos y se apoyó en el respaldo del asiento mientras ambos nos movíamos al compás de nuestro deseo. Puso su mano sobre mi clítoris y comenzó a darme placer al mismo tiempo que su pene se endurecía y alargaba cada vez más. Ambos llegamos al clímax al mismo tiempo y nos aferramos el uno al otro, mientras el orgasmo se iba haciendo cada vez más intenso. Fue increíble. No dijimos nada. Sólo nos miramos y nos besamos dulcemente. Los acarició mi rostro y me miró con dulzura.
- Lo dejaría todo por ti.
- ¿Todo? Pensé que no querías mantener una relación estable.
- Contigo lo haría, si me aceptases.
- Yo... Los, me siento muy atraída por ti y me gustas. Es más, te correspondo, pero tengo que ser sincera contigo. Estoy viendo a alguien.
- ¿Por qué no me lo has dicho antes?
En su rostro no vi ningún tipo de emoción. No supe captar si le dolía o si le daba lo mismo.
- Sólo han sido dos noches, pero...
- ¿Te has acostado con él?
- Bueno, en realidad nuestra relación se basa sólo en eso.
No quise darle más detalles pues estaba segura que no comprendería la situación. Si aceptaba a Los tendría que decirle adiós a mi amante nocturno y no estaba preparada para hacerlo. Le necesitaba. Ahora que había entrado en mi vida no podía resignarme a perderle. No es que sintiese amor por él, pero ese hombre hacía que me sintiese viva. Había descubierto un mundo del que no estaba dispuesta a desprenderme.
- Bueno, si no estás enamorada de él quizás tenga todavía una oportunidad para convencerte.
- Él es muy bueno en la cama. ¿Podrás igualarle?
- Lo superaré.
Los me miró, con las pupilas dilatadas por el deseo, y su pene comenzó a prepararse para un segundo asalto. Le besé y acaricié su lengua con la mía, hasta hacerle gemir.
- Guarda tus energías para luego. Nos están esperando y si seguimos así pasaremos el fin de semana en el coche de Michael. - Reí.
Harry sonrió y tomó mis pezones entre sus dedos. Comenzó a pellizcarlos y luego a lamerlos, haciéndome jadear mientras me aferraba al techo del coche.
- Tú me has retado. No lo olvides. Date la vuelta y sujétate al volante. Te voy afollar tan duro que no volverás a acordarte de ese tipo.
Sus palabras sonaban tan excitantes que casi llego al clímax de sólo escucharlas. Hice lo que me dijo y antes de sentarme sobre él me separó las piernas e introdujo una mano entre mis labios vaginales. Éstos estaban resbaladizos a causa de su semen que había comenzado a salir de mi vagina, y por mis propios fluidos. Mojó sus dedos en aquella esencia y comenzó a masturbarme, provocándome un escandaloso orgasmo que se perdió entre sus manos. Justo antes de que esa sensación desapareciese, me hizo sentarme sobre él y me penetró profundamente, haciendo que el clímax se reactivase dentro de mí. Apreciaba cada una de sus fuertes embestidas y me sumergía en aquel mar de sensaciones al que Harry me estaba llevando. Grité su nombre una y otra vez mientras el clímax llegaba a lo más alto y éste volvió a correrse dentro de mí, en un orgasmo tan escandaloso como el mío. Sentía como si mi corazón se fuese a salir de pecho.
Me eché hacia atrás y apoyé mi espalda sobre su torso y mi cabeza en el respaldar del asiento, junto a la suya.
- ¿Me ves con posibilidades?