— Blanche, creo que prefiero quedarme aquí. Ir vosotros a la reunión y yo guardaré, mientras tanto, mis cosas.
Me levanté, dejando mi plato a un lado, y entré en la habitación de Zayn. Puse mis maletas sobre la cama y comencé a sacar mis cosas. Mientras las iba ordenando en el otro lado de la cama, entró Zayn y comenzó a hacer hueco en su armario y varios cajones. Después, me ayudó a guardar mis cosas y una vez terminamos, metió las maletas en el interior del arcón de la cama. Me senté en el colchón y mirando al suelo, suspiré.
— ¿Te arrepientes de haber venido?
— ¡No! ¿Cómo puedes pensar eso? – Le dije mientras le miraba con tristeza -. Zayn, estoy aquí porque te amo. No puedo vivir sin ti. No voy a dar marcha atrás, pase lo que pase.
Le abracé y le besé. Blanche entró en la habitación y se acercó a nosotros.
— Zayn, tenemos que irnos. ____, no te quedes aquí sola. Ven con nosotros. Necesitas despejarte. Si permaneces a solas, sólo conseguirás darle vueltas una y otra vez al mismo tema.
— Necesito pensar cómo enfrentar a Ale y a Harry. No va a ser fácil, pero tengo que hacerlo.
Zayn me besó y se marcharon.
Estuve horas a solas en aquel piso. Mientras pensaba qué hacer, fui a la cocina y preparé la cena de los tres. Llegaron a las nueve y tras cenar, Zayn volvió a marcharse. Después de darme una ducha, me senté con Blanche en el salón y estuvimos viendo un rato la televisión y charlando.
— ¿Dónde está trabajando ahora Zayn?
— Después de que le echasen del hotel, encontró un trabajo como camarero, en un club.
— ¿En qué clase de club?
— No es un club nocturno, si es lo que te preocupa. No trabaja en un prostíbulo. – Sonrió -. Es otra clase de club. Está abierto las veinticuatro horas del día y a él le han contratado para el turno de noche. Allí sólo va gente rica. Tienen un salón de juegos de azar. Es como… ¿Has visto alguna vez en la televisión las salas de juego que hay en Las Vegas?
— Sí. En muchas ocasiones.
— Pues es algo así. Es una pena porque él podría dedicarse perfectamente al trabajo para el que se preparó en la Universidad.
— ¿Qué carrera hizo?
— ¿No lo sabes? – Me preguntó extrañada -. No le conoces mucho todavía, ¿verdad?
— No hemos tenido demasiado tiempo.
— Zayn estudió Derecho y también Economía. Comenzó a trabajar en un bufete, pero lo dejó. Se sentía fuera de tiesto continuamente.
— ¿Por qué?
— El bufete pertenece a su familia. Zayn quería ir un poco a su aire y no le dejaban. Cada vez que se interesaba en un caso, su padre le cortaba las alas. Sólo le daban expedientes laboralistas. Él quería algo más. Hace años que no mantiene relación alguna con su familia.
— Pues es una pena que habiéndose preparado durante años, no quiera sacar partido a sus conocimientos. ¿Por qué no intentó trabajar en otro bufete?
— Por desilusión. Quiso tomarse un año y comenzó a trabajar en aquel hotel, pero al final, el año pasó, y siguió allí. Se sentía relajado y era aceptado por sus compañeros. Sentía que formaba parte de aquello. Cuando te conoció todo cambió. Dejó de interesarse por su trabajo y volvió a coger sus libros de Derecho. Supongo que quería ofrecerte algo mejor.
— ¿Ha vuelto a pensar en ser abogado? ¿Por mí?
— Sí. Ha estado moviéndose para encontrar trabajo en ese campo, pero como todavía su búsqueda no ha dado resultados, mientras tanto, trabaja en el club.
— Yo no espero nada de él. Sólo que me ame y quiera estar conmigo.
— Pues eso ya lo tienes asegurado. Estoy muy feliz. Por fin ha conseguido relajarse y ser él mismo.
— Pero, ¿y tú no pudiste hacerle entrar antes en razón?
— No. Ese milagro es sólo obra tuya.
— Blanche, ¿te puedo preguntar sobre vuestra relación?
— Claro… Zayn y yo nos conocimos en el instituto. Siempre hemos estado juntos. Aunque fuimos pareja durante diez años, todavía seguimos siendo los mejores amigos.
— Pero, ¿por qué lo dejasteis?
— Porque el cariño no es suficiente. En una relación deben coexistir la pasión y el amor. Nosotros ya no sentíamos esas cosas. El último año que estuvimos juntos apenas hicimos el amor tres o cuatro veces. Aquello había dejado de ser una relación de amor, y había pasado a ser simplemente amistad.
— Lo siento. – Dije, con pesar.
— ¿Por qué lo vas a sentir? Ahora tú haces feliz a Zayn y él te ama. Eso es maravilloso. Sólo espero poder encontrar a alguien que me haga sentir lo mismo que tú despiertas en él. Bueno, me voy a la cama que mañana tengo dos reuniones y debo estar fresca y preparada.
— Si quieres te acompaño a alguna, si es por la tarde. Salgo de trabajar a las cinco.
— ¡Oh, genial! Si te da lugar de llegar a casa, antes de las cinco y media, te esperaré.
Cuando sonó la alarma del móvil, a las seis y media de la mañana, busqué con la mano, todavía muerta de sueño, el cuerpo de Zayn. No estaba. Todavía no había llegado. Me ilusioné con verle antes de irme al trabajo, pero no tuve suerte. La casa de Zayn estaba a unos quince minutos en bus desde mi trabajo . Lo cronometré para ver si me daba tiempo a regresar para acompañar a Blanche. Aquel día di gracias por tener un trabajo que me permitiese, durante ocho horas, olvidarme de lo mal que me sentía a causa de mi huida. Pero claro, esto duró poco. A la salida me encontré con Harry.
Me estaba esperando en la acera, apoyado en el todoterreno, y todavía vestido con el uniforme militar. Intenté llegar hasta la parada del bus, pero no pude. Me tomó de la mano y me detuvo.
— ____, sube al coche, por favor.