La Luz del Príncipe [Cancelada]

Sangre de princesa

Severus iba a salir de Hogwarts ese mismo sábado, tan pronto como Dumbledore le dio la autorización pendiente.

En ese momento, cuando estaba esperando una carroza para que lo sacara de ahí, una lucecita se abrió paso entre los arbustos del bosque contiguo. Conforme se fue acercando, la forma de dicha luz era más notable: una pequeña cierva sigilosa.

Observó al patronus de su amiga, apenas pudo hablar con Lily el mismo día en el que recibió la dichosa carta. La chica le enseñó un inexperto patronus, basado en aquel animal de las cercanías del bosque donde vivió su infancia. Cuando aún se llevaba bien con Petunia y la fauna cercana no migraba gracias a la caza furtiva.

Cuando en Hogwarts encontró ciervos silvestres en el Bosque Prohibido, Lily contó su fascinación por esos animales a Severus, y adoptaron una cierva cuando culminaban cuarto. La cierva le recordaba a su familia, su temprana infancia, sus padres, sus abuelos, la calidad de un hogar y, por mucho que impresione, a su hermana.

Lily había estado ensayando con arduo esfuerzo el avanzado encantamiento "Patronus", dolida por el reciente fallecimiento de su abuela, a inicios del año. No haber estado en una situación así de crítica, la había marcado.

Alguna vez, comentó en la clase de transformaciones sus animales predilectos si es que fuera animaga. Y quizás, James la escuchó disimuladamente...

Pero el punto de ahora, era que frente a Severus, una cierva pequeña anunciaba que esperase, cómo no, a su mejor amiga, que corría colocándose un abrigo mientras le avisaba que aún no se fuera.

El pálido chico se sentó en el polvoriento suelo del sendero, viendo a algunos estudiantes saliendo a Hogsmeade.

—¡Sev! ¿No pensabas irte sólo, verdad? —refunfuñó la pelirroja, agotada por la corrida.

—No quería... solo... no estoy pensando claramente ahora.

—¡Por favor, Sev! Además dime... ¿cómo planeabas llegar? ¿Uh? —Ella sacó un par de escobas amarradas a su espaldar—. ¡Listo! No necesitas un transporte a Hogsmeade. Conociéndote, seguro pensabas ir caminando.

—Pensaba montar un Thestral.

La leona rodó los ojos antes de entregarle una escoba a su amigo.

—Apuremos el paso, Sev.

La serpiente asintió con desgano.

...

...

La Hilandera siempre había sido un lugar apagado, las casas mismas tenían fachadas destartaladas y sucias. Además, el aire propio parecía espeso y denso, sumándose a ello que las nubes casi siempre cubrían el sol, por eso es que los jardines de la mayoría permanecían secos.

Fue en eso que, disimuladamente, las siluetas de dos magos adolescentes aterrizaron sigilosamente en la zona trasera de una de las filas de casas. Sacudiéndose un poco las ropas, ambos, Severus y Lily, pretendieron ser simples transeúntes con una dirección fija: la casa de la familia Snape.