VOLVER A...

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–¿eso importa?–Lapis se trató de acomodar el moño.

–¡¿que si eso importa?! Lapis...

–¿por que debería importarte si no soy nada de ti?

Quedé callada. ¿Tenía razón?  No debería importarme, pero lo hace. No debería estar confundida al respecto, pero lo estoy.

–Por que eres alguien que me a ayudado. No podría vivir en paz sabiendo que tienes poco tiempo...de existencia.

–¿Te preocupas?–Lapis sonrió de lado y seguía acomodándose el lazo.

– ¡Si! Claramente.

–Navegante~ –volvió con ese cantadito hipnótico.– dime~ ¿Que es lo que piensas de mi ahora?

–Estoy confundida sobre esta situación.–y nuevamente mi boca soltó palabras sin medida.–Me siento culpable por no corresponderte. Noté que no eres como describen por lo general a las de tu especie.

–¿Quizá me estas considerando?

–Eres agradable, pero extraña. No te conozco y tengo cierto apego por...

–suficiente. Peridot... Señorita navegante. Mi conclusión es que no aceptas para no parecer desesperada. Además, de que sigues con la idea de que tu eres de tierra y yo de agua  ¿no es así navegante?

–en parte si y otra no.

–vamos, no tienes nada de que temer. Soy de fiar.

–me hundiste sin avisar.

–pero no estás muerta.

–Gracias, si que me hiciste un favor.

–¡vamos! Esta isla no es tan mala. Si sabes vivir en ella, claramente.

Me levanté a dar una vuelta por la cueva, ya no olía a putrefacción. El tesoro seguía en donde lo había recordado.

–Lapis...–hablé dudosa.– quiero que me respondas con sinceridad.

–¿aja?

–se que será extraño.–suspiré con nervios.– pero...¿tu eres mala?

Ella guardó silencio y finalmente sonrió.

–si lo fuese...¿que dirías?

–que no te creería.–me puse enfrente de ella.–¿Tu mala?

–soy mala. Claro, como todos en este mundo, soy mala cuando me provocan.

–oh...claro. Como sistema de defensa obviamente.–Sonreí levemente.–  Pero eso no es malo.

–no me conoces.–sonrió mas ampliamente, me dio un escalofrío.– no sabes si en serio soy mala.

–eres buena conmigo.

–Por ahora.

–¿por ahora?

–¡hey! Dejamos solo a Steven. Tenemos que regresar con él.

Lapis ya iba apresurada al pequeño lago que se forma en la cueva, pero logré interponerme en su camino.

–Lapis. No cambies el tema.–me crucé de brazos.–¿de que hablas al decir que por ahora?

–pues...por ahora. Ya dije. Si me haces enfadar en algún futuro...conocerás a una sirena enfadada.

–Lapis ¿por que dices que eres mala?

Ella vio para otro lado.

–es algo de lo que no quiero hablar.

MI NAUFRAGIO DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora