「 o n c e 」

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—¡Minnie, traigo tu...! ¡Jung Hoseok! ¿qué haces? ¡fuera de aquí! —Escucho a Boo gritar en el pasillo y finalmente salgo de mi estupor. Veo un par de sandalias secas justo a mi lado y una sonrisa involuntaria aparece en mi rostro. Me meto en la ducha antes de que la puerta vuelva a abrirse, aunque sé que esta vez es Boo.

—¡La dejaré aquí!—Exclama.— Y ahora cerraré la puerta con pestillo, tranquila. —Lo último que oigo es la puerta cerrándose seguido de un risita.

Y pensar que ahora debería estar en clase de Literatura.

Cuando la ducha termina, me enfundo rápidamente en el uniforme de Boo. Me queda ligeramente ajustado, pero nada de otro mundo. Boo es apenas unos centímetros más baja que yo, aunque, es notoriamente menos desarrollada. Supongo que por esa misma razón me ha dejado el uniforme de gimnasia, porque definitivamente su blusa no me habría cerrado.

—Mh, ¿Sunmin? —La voz de Hoseok suena amortiguada a través de la puerta.—Te traje un secador. Boo dice que te des prisa, algo de la fermentación en su punto máximo...no entendí muy bien. —Ríe.

Termino de acomodar mis zapatillas y abro la puerta sonriente. Hoseok está recargado en el marco de la puerta con un secador de cabello gris reluciente en alto, parece sacado de un anuncio televisivo para adolescentes.

Extiende el artefacto hacia mí, pero en lugar de tomarlo, alcanzo su mano y tiro de él dentro del baño.

—¿Ni siquiera me invitarás un trago antes?

Ruedo los ojos y le doy un golpecito en el hombro mientras él suelta una risa. Me siento en un banquillo que está frente a la bañera y agito mi cabello empapado esperando que Hoseok pille el mensaje.

—Oh, ¿te ayudo con esto? —Pregunta.

Chico listo. Asiento y Hoseok se pone manos a la obra. Como todo un profesional, primero se encarga de desenredar mi cabello. En un instante se aleja para rebuscar algo dentro del famoso mueble gris, nada más y nada menos que uno de esos aceites para evitar el frizz.

—Mamá siempre lo usa. ¿Me dejas ocuparlo en ti? —Inquiere. Su tono me causa tanta ternura que debo contener una sonrisa boba. Me limito a asentir, mientras que el castaño comienza la segunda fase de la misión con total concentración. Al parecer esto de secarme el cabello es algo serio para él. Es gracioso, porque solo se lo pedí para ver su reacción. Ni siquiera esperaba que accediera.

Cuando llega la fase de secado resulta que Hoseok es más profesional de lo que pensé. Se preocupa de secar hebra por hebra, cuidando que mis rizos se formen correctamente.

No puedo dejar de mirarlo, es decir, es realmente guapo, y eso es algo que siempre he sabido. Pero ahora, viéndolo a esta distancia, con el uniforme repleto de pequeñas manchas blancas de harina, con el cabello desordenado, con la lengua presionada entre los dientes -como siempre que está concentrado en algo-, me resulta mucho más que guapo. Por un momento siento que lo quiero dentro de mi vida para siempre, que no podría soportar verlo de lejos luego de haber llegado a esta cercanía. Incluso llego a preguntarme si es real. Más aún, ni siquiera estoy segura de merecérmelo.

—¡Listo! —Grita al apagar el artefacto. Medio sonrío mientras elevo ambos pulgares.— Vamos, ahora tienes que posar.

Frunzo el ceño desentendida, entonces Hoseok -a modo de ejemplo- comienza a hacer distintas poses frente a mí. Ya saben, el pie en alto, manos en la cintura, ojos cerrados y boca de pato.

talk - jhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora