「 d i e c i o c h o 」

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—Sunmin.

Me congelo al instante de reconocer el timbre de voz. Aguanto la respiración, y simultáneamente mis palmas comienzan a sudar. Aún así hago todo lo humanamente posible por ignorar el llamado y hacer como que no le oigo, pero sé de antemano que eso no funciona. Con él nunca funciona.

Vete. Por favor, vete.

—Mírame cuando te hablo, Oh Sunmin. —Gruñe clavando sus dedos en la piel descubierta de mi antebrazo. Ni siquiera lo oí moverse.— No seas insolente. Soy tu padre y me debes respeto por ello.

Asiento secamente, aunque eso no parece ser suficiente. Un par de manos frías toman mis mejillas con brusquedad y volteo en contra de mi voluntad. De pronto vuelvo a sentirme como una niñita de seis años asustada de que su padre llegue a casa.

—Te lo he dado todo. ¡Todo! Trabajé en esa mierda de comisaría durante años para darte lo mejor. —Sus palabras caen sobre mí con tanta violencia que no tardo en ahogar un sollozo. Sus dedos se clavan en mis mejillas con demasiada fuerza. Me retuerzo de manera inútil en un intento de zafarme, aunque todo lo que consigo es que se enfade aún más.— Y ahora, tú...tus amigos siempre van antes que yo, ¿verdad? Vamos, ¿crees que les importas? ¿Acaso piensas que ellos van a estar contigo siempre? No seas estúpida, por Dios. Estás enferma, y pronto van a aburrirse de ti. ¡Tal como tú madre lo hizo conmigo! —Suelta una risa enfermiza y se inclina hacia mí, su hálito alcoholizado provoca que mi estómago se revuelva y las ganas de vomitar no tardan en aparecer. No otra vez, maldición.— N-no le importó que yo la amara. ¡Esa perra se fue con Park! ¡Nos abandonó, Sunmin! —Grazna con la mirada vacía fija en mi rostro. De pronto, sonríe. Y esa sonrisa termina por confirmarme que no lo conozco en absoluto.

No sé quién demonios es el hombre frente a mí.

—Y tú, Sunnie, —Evoca con ironía sádica la manera en que mamá solía llamarme.eres exactamente igual que ella. Una fracasada de mierda con complejo de superioridad. Eso eres.

Sus palabras resuenan dentro de la habitación y parecen repetirse una y otra vez en mi mente. Tal parece que por un segundo olvida que no puedo responderle, porque su expresión parece desconcertada por la ausencia de réplicas. Suelta una risita de borracho y se tambalea hacia atrás.

—¿Lo ves? Ni siquiera puedes hablar. —Carcajea.— No pude corregir a tu madre a tiempo, pero no voy a cometer el mismo error contigo, Sunmin. —Suena como una amenaza cuando pronuncia:— Eres mi hija, y no voy a permitir que te conviertas en una puta como Sooyoung.

Silencio, silencio.

Algo hace click.

Es como si hubieran quitado una venda, o una tapa, y ahora todo el contenido se estuviera derramando sobre mí irrefrenablemente. Casi puedo escuchar los gritos de papá, las súplicas de mi mamá. Los golpes, los insultos, el miedo.

Mamá se fue para salvarse. Y me dejó sola. Dejó a su jodida hija de ocho años sola por el resto de su vida con un monstruo.

Me rompo por completo. Todo me duele. Me duele respirar, me duelen los moretones en mis brazos, me duele saber que esto apenas está iniciando.

Todo este tiempo pude refugiarme en la esperanza de que, a pesar de que mi madre me dejó, al menos mi padre sí me quería.

¿Y ahora qué? ¿Eso es todo lo que soy? ¿Un estorbo?

Mamá se fue y dejó a su jodida hija de ocho años sola con un hombre violento. ¿Qué mierda es eso?

talk - jhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora