Capítulo 2

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¿Qué hora es? ¿Qué hago en la cama todavía?

Reviso el celular y compruebo que es las 07.15, es tardísimo y yo todavía estoy en la cama.

También reviso y compruebo que las dos alarmas han sonado y ni las he escuchado.

Me levanto, y me visto lo más rápido que puedo.

- Buen día. – Me dice mi mamá cuando entro en la cocina.

- Buen día. – Le respondo casi con la boca llena de galletas.

Le doy un trago largo al te que me ha preparado y dejo la taza vacía en la encimera.

-Te quedaste dormida.- ¿En serio? Si no me dices no me doy cuenta. Que observadora eres Isabella.

-Sí, sí. – Le respondo rápido y me voy a cepillar los dientes, pero recuerdo que no hay dentífrico así que me cepillo con agua, le pego dos tragos al enjuague bucal y comienzo a hacer arcadas durante unos tres minutos, lo escupo y me meto dos chicles en la boca.

Es que a veces suelo ser muy obsesiva con el aliento.

Me pongo una campera deportiva y arriba la del uniforme, busco la tarjeta para el autobús y me coloco la mochila.

-Adiós ma. – Saludo apurada a mi mamá.

-Adiós, ten cuidado.

Salgo de mi casa y cuando estoy cerrando el portón miro a la calle; y nooo, no, no, no.

Trato de apurarme pero se me engancha la campera en el alambre del portón y no llego a hacerle señas al colectivo para que pare, así que pasa de largo y yo me quedo con mi cara llena de tristeza.

Encima el examen es en las dos primeras horas y yo voy a llegar tarde.

Bueno, pero igual esa profesora siempre llega veinticinco minutos después del horario de entrada que es a las 7.50 y el micro que sigue pasa como a las 8.00, así que creo que estoy bien de tiempo, un poco justa, pero bien.

Bueno, en realidad no estoy bien. Me van a poner media falta, voy a perder casi media hora en un examen y tengo tanta buena suerte, que seguro hoy la profesora llega a tiempo.

Ya son las 8.05 y todavía no pasa el colectivo. Esto es lo que odio de los colectivos, que pasan quince minutos después del horario en el que tendrían que pasar.

Se hacen las 8.10 y yo estoy aún en la parada con una cara de pocos amigos.

Llego como a las 8.23, y como ya había pensado, la queridísima profesora había llegado a las 7.50. Nunca llega a esa hora, pero justo cuando me quedo dormida y el colectivo pasa tarde, ella tiene que llegar a tiempo.

-Buenos días. – Le dedico una de mis más falsas sonrisas y ella me devuelve una igual.

-Blair, ¿qué le pasó que ha llegado tarde? – Dice haciéndose la interesada, la vieja falsa.

-Me quedé dormida, simplemente eso. – Le respondo sin darle importancia.

Me voy directo a la tercera fila de bancos y busco el lugar en el que nos sentamos mi mejor amiga y yo, pero ella no está; así que me siento en la misma silla de siempre y cuando miro hacia la primera fila, me encuentro con que Anna, mi "mejor amiga", está sentada con otra chica.

Me duele que se haya sentado con otra chica, sabiendo que yo llegaba tarde; porque cuando estaba esperando el colectivo le mandé un mensaje.

Reviso el celular en busca de ese mensaje.

Emma: Voy tarde, avísale a la preceptora.

Anna: Ok.

¿Por qué lo hizo? No lo entiendo. Yo nunca la he dejado sola, siempre cuando ella ha llegado tarde, la he esperado, y hasta le buscaba una silla cuando los demás chicos se la sacaban.

El final es el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora