22 de Enero.
Todo es tan distinto. Necesito hablar con Adam, lo extraño mucho.
Hace un mes aproximadamente que no nos hablamos.
Mi padre al fin se sube a la camioneta y me lleva a la casa de Beni.
-Bueno, ve con cuidado. – Me dice y me despido de él con un beso en la mejilla.
Toco el timbre que está junto al portón de la casa y al minuto sale Damien a recibirme.
-¡Hola Dam! – Le doy un beso en la mejilla y lo abrazo.
-¿Cómo estás Emma? – Me pregunta.
Súper bajoneada, RE enojada e intrigada con el idiota de Adam. Y encima en una juntada en la que no me banco a más de la mitad de las personas reunidas.
-Bien ¿y tú? – Le respondo.
-Bien, bien.
Saludo a los otros chicos y me siento en el sillón.
-Brown, no te había visto. ¿Cómo estás? – Me dice Andrea.
Ya me está cansando de que me diga así por Adam.
-Bien, bien. ¿Y tú? – Le respondo.
-Bien, mejor no podría. – Dice con sarcasmo. -¿Y cómo está Adam? – Me pregunta.
Ya me tiene harta esta chica.
Sinceramente no sé cómo mierda está si hace más de un mes que no lo veo y ya casi ni me escribe.
-Bien. – Le respondo cortante como para que se calle y ya no me pregunte cosas estúpidas.
Le dije a Adam que nos juntáramos antes de que él se fuera de vacaciones, pero no me hizo caso.
Ya me cansé.
Dios, que masoquista que soy.
Él me está demostrando que no le importo, pero aun así yo estoy insistiendo.
Insistiendo en algo que no vale la pena si no hay voluntad de las dos partes, y claramente solo hay voluntad de mi parte. Porque solo yo lo quiero, él no me quiere a mí.
Gracias Adam, muchas gracias. Repito esa frase en mi mente mientras miro como el grupo de personas que se hacen llamar mis "amigos" se ríen de un gato. Así de literal, se ríen de un gatito negro y de Andrea porque le tiene miedo al animal.
Me quiero ir de aquí. Solo quiero tirarme en mi cama, abrazar a mi almohada y llorar.
Mientras trato de olvidarme de todo eso miro a Sarah.
A la pobre Sarah que no encaja en este grupo.
Es como yo, las dos no encajamos en esto.
Sus dos mejores amigas la dejan de lado y ahora está tratando de "superar" eso, o mejor, convivir con ello. Debe ser doloroso verlas juntas todo el tiempo. Te debes sentir excluida.
Cuesta tanto confiar en las personas después de todo eso.
Veo a Sarah que anda atrás de ellas. Pero no puedo ver a las personas así.
Me levanto del sillón y me aproximo hacia donde está.
Al verme me saluda y me pregunta cómo estoy.
-Bien. ¿Y tú? – Le respondo.
-Bien, por suerte. – Me responde. Esa voz dulce que tiene es lo único que me puede llegar a cambiar un poquito el humor de mierda que tengo en este momento.
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El final es el comienzo
Teen FictionDos personas completamente distintas. Una historia que los entrelaza. Un sentimiento no tan mutuo. Amistades que resultan no serlo. Adolescencia y madurez juntas. ¿Destino o casualidad?