Capítulo 18

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Adam: Hola.

¿Por qué me ha escrito? ¿Qué querrá?

Emma: Hola.

Adam: ¿Cómo estás?

Emma: Bien ¿y tú?

Adam: Bien. Llegando al departamento. ¿Y tú?

Emma: ¡Qué lindo! Yo recién termino de cenar.

Adam: ¿Qué cenaste?

Emma: Pepinillos.

Adam: No me gusta mucho jajaja.

Emma: Yo venía con mucho hambre, así que cualquier cosa estaba bien.

Adam: Jajajaja.

Adam: ¿Has seguido saliendo?

¿A qué viene esa pregunta? ¿Por qué me cambia de tema tan rotundamente?

Emma: ¿Saliendo adónde?

Adam: Con algún chico.

¿Acaso ahora le importa lo que haga?

Emma: Sí, pero un par de veces no más. ¿Y tú?

Adam: No. Nada.

Adam: ¿Ya me has cambiado?

No me puede salir con esa pregunta. Él fue el que me dejó de lado y ahora me pregunta si ya lo cambié.

No puedo creer que le dé la cara para preguntarme eso.

Emma: No, no te cambié. La realidad fue que me cansé de que siempre pase lo mismo.

Adam: Jajaja. Qué mala.

No sabe qué decirme.

Emma: No es de mala, es la verdad.

Emma: Me cansé de siempre tener que invitarte a salir yo y nunca juntarnos. O últimamente siempre te escribía yo.

Emma: Y tipo como que ya habíamos hablado de eso y me cansé.

Emma: No daba para hablar lo mismo.

Adam: Es verdad.

Adam: Perdón por no invitarte a salir.

Emma: Sí, ya está igual.

Adam: ¿Y ahora te puedo seguir hablando o ya no?

Emma: Sí, no me molesta que me hables.

Emma: Igual está difícil que nos volvamos a ver.

Adam: Jjajaja. ¿Y quién dice que puede pasar todo lo contrario?

Ya no va a pasar nada más. Ya se acabó.

Emma: Adam, estás a unos cincuenta kilómetros de distancia ahora. Si no nos veíamos estando a unos metros, menos ahora.

Adam: Los fines de semana vuelvo, tampoco me mates.

Es que no lo entiende. Le encanta mentirme.

Sé que ahora dice eso, pero llegado el momento en que vuelva no se va a acordar de que existo siquiera.

Emma: Sí, pero ni te vas a acordar de mi cuando vuelvas.

Adam: Jajaja, que mala que eres.

Emma: Tú eres el que no se acuerda de mí, así que tú eres el malo.

Adam: Bueno, te escribí un día martes.

Adam: Así que sí me acuerdo de ti.

Ay sí, no te imaginas lo importante que me siento porque me hayas escrito un día martes siete de marzo a las 22.54, después de ni haberte acordado de que existía.

Emma: Sí, después de que pasamos un mes sin hablarnos.

Adam: Tú nunca avisaste para preparar a tu amiga. Y después mucha importancia al celular no le he dado.

Es que habíamos quedado en que íbamos a preparar a una chica en un par de materias en las que le había ido mal. Y las tenía que rendir.

Emma: Nunca me avisó para prepararla al final.

Emma: Se llevó matemática a Marzo y todavía está entre si pasa o no.

Emma: Aparte, la última vez que te hablé te dije de juntarnos y tú me dijiste que no, así que de ahí no te hable más.

Emma: Excepto por lo del libro.

Me cansó, se lo dije.

Adam: Ni me acuerdo cuando fue eso.

Adam: ¿Qué pasó con el libro?

Siempre evadiendo a todo lo que le digo.

Emma: Yo sí, tú sabes que tengo mucha memoria.

Emma: Lo quería publicar antes de que empezaran las clases, pero estoy muy ocupada por ahora.

Emma: Llevo ciento veinte páginas y me falta escribir todavía.

Emma: Así que espero retomarlo la semana que viene, que ya voy a estar un toque más tranquila.

Adam: Como dijiste que lo ibas a publicar, pensé que ya lo habías hecho.

Emma: Es que pensé que llegaba a publicarlo antes de empezar con el colegio, pero no llegué. Y eso que escribía todos los días.

Emma: Pasa que el colegio, el entrenamiento, el elenco y los dieciséis de Sarah me estoy volviendo loca.

Emma: No estoy en mi casa prácticamente.

Adam: Tienes de todo.

Adam: Me voy a dormir hermosa.

Y sigue con esa maldita manía de decirme "hermosa" como si esa fuera una palabra mágica con el poder de hacerme olvidar todas las noches de llantos y enojo.

Emma: Bueno, ve.

Emma: Que descanses.

Adam: Que descanses.

El final es el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora