Un mes después.
Llego de correr con él y me baño. Bueno, en realidad no fue correr, eso fue caminar.
Le pedí que me acompañara porque necesitaba hablar con alguien. Últimamente me siento un poco agobiada con toda esta situación.
Con esto de la fiesta de mi cumpleaños, las locuras de este chico y los nervios de mi mamá, ya no sé qué hacer para distraerme.
Me siento en el sillón a leer un libro y me quedo dormida.
Me despierto tipo 19.00 y me tomo un té.
Debería ponerme a hacer la tarea de tecnología, pero no tengo ganas.
-Emma ¿Ya tienes pensado con qué canción entrar? – Me pregunta mi madre.
Supongo que se refiere a la canción con la que voy a entrar en la fiesta de mis diecisiete años.
Sí, aunque parezca raro voy a festejar mis diecisiete años a lo grande.
Mi madre insistió en el tema debido a que cuando cumplí los dieciséis no quise festejarlos; así que ella quiere hacer una fiesta este año.
No le veo el sentido, pero si eso hace que logre mantener su cabeza ocupada en algo y que ella sea feliz, pues accedo.
-No, aún no. – Le respondo.
-Apúrate, no dejes todo para último momento. – Me dice. – Te veo muy relajada para estar a tan solo un mes de tu cumpleaños. – Se le nota que está preocupada.
-Tranquila, aún hay tiempo para la canción; si no me desespero yo, no tienes por qué hacerlo tú.
-Es que me pone tan histérica verte tan relajada.
-Sí ma, te entiendo; pero solo no te desesperes ¿ok?
-Está bien. – Me responde.
-Oye madre, ¿tú te festejaste tus dieciséis años?
-No, preferí que la familia completa viajara a México.
-¿Y qué pasó?
-Tu bisabuelo enfermó; y no viajamos nada. - Me responde y sigue. - Escúchame, tengo que ir a comprar unas carpetas que le han pedido a tu hermana en el instituto, ¿Tú te quedas en casa? - Me pregunta.
-Sí, claro que sí.
-Ok, no tardo. - Camina unos metros y se da vuelta. - Pero no vayas a salir de aquí.
-No. - Le respondo riéndome.
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El final es el comienzo
Teen FictionDos personas completamente distintas. Una historia que los entrelaza. Un sentimiento no tan mutuo. Amistades que resultan no serlo. Adolescencia y madurez juntas. ¿Destino o casualidad?