Capítulo 3

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–Es solo que... –Emma lo miró incómoda y sonrojada. Nick arqueó una ceja, pensando que en los escasos minutos que la conocía, no había creído posible ver una reacción realmente adorable en ella. ¿Y con Marcos?

–Me he presentado –Nick habló con desinterés– aún no me ha dicho su nombre.

–¡Emma! ¿Por qué no le has dicho tu nombre a Nick? –Marcos entrecerró sus ojos hacia él, después de que Emma carraspeara–. Espero que no la estés molestando, es una amiga muy querida.

–¿Yo? ¡No, Marcos! ¿Cómo puedes creer algo semejante de mí? –sonrió inocente. Emma bufó por lo bajo y Marcos negó levemente.

–No pierdas tu tiempo intentando engañar a Emma con esa actitud, con ella no sirve eso –rió Marcos, divertido. Nick ladeó su rostro.

–¿Ah no? ¿Y qué sirve contigo, Emma? –preguntó directo y ella lo fulminó con la mirada–. Tienes un lindo nombre, por cierto.

Ella no parecía haberlo tomado como un halago, solo se limitó a fruncir el ceño y Nick sintió que estaba a punto de reírse, pero sabía que no debía. Se contuvo.

–¿Emma? –Marcos la miró con cariño–. ¿Sucede algo?

–Estoy buscando a Alessandra, pero no la encuentro por ningún lado –contestó Emma con preocupación y Marcos le tomó la mano para tranquilizarla– ¿la has visto?

–Hace unos veinte minutos, estaba con André en la mesa, pero no sé a dónde han ido... –Marcos se encogió de hombros.

–Gracias, Marcos –sonrió levemente Emma y él le correspondió con otra sonrisa.

Nick miró con curiosidad el intercambio, preguntándose qué significaba todo eso. ¿Habían tenido una relación o algo por el estilo? Si no había sido así... bueno, no entendía el cambio de Emma con Marcos. Aunque, por lo que él sabía, todas las mujeres se derretían con Marcos, ya que parecía entenderlas de maneras que él ni soñaría hacerlo.

–Marcos –Mía, su esposa llegó hasta ellos. Emma apartó la mano de inmediato. Nick observó el movimiento con más curiosidad aún– ¿está todo bien?

–Mi amor –él giró y le sonrió, estrechándola contra él– sí, es solo que buscábamos a André y Alessandra. ¿Los has visto?

–No recientemente –contestó Mía con una pequeña sonrisa, que se desvaneció al mirar a Emma. Nick notó que, al parecer, a la esposa de Marcos no le agradaba Emma demasiado. ¿Por qué sería?–. Emma, Nick –intentó sonreír.

–Me encantó la ceremonia, Mía –habló con demasiado entusiasmo Emma.

–Te ves hermosa, Mía –intervino Nick, para que la joven novia lo mirara. Ella lo hizo y asintió sonriendo agradecida.

–Gracias, son muy amables –Mía desvió sus ojos grises hacia su esposo, que la miraba con infinito amor. Sonrió–. ¿Son amigos?

–¿Nosotros? –Emma rió incómoda.

–Apenas nos estamos conociendo –Nick habló con naturalidad– creo que nos hemos agradado a primera vista, mutuamente.

–¡Cuánto me alegro! –Mía replicó y el alivio en su voz no le pasó desapercibido a nadie. ¿Acaso estaba celosa?–. Hacen una pareja encantadora.

–¿Una pareja? –se atragantó Emma. Nick rió, divertido.

–¿Verdad que sí? Íbamos a bailar y... –empezó Nick.

–¡No! –negó con vehemencia Emma.

–No es necesario –Marcos observó con sospecha– y no creo que...

–Cariño, déjalos que bailen –insistió Mía. Marcos asintió una vez.

Emma le echó una mirada de ayuda a Marcos pero él no podía hacer demasiado. Su esposa había concluido la charla con aquella frase y él no quería que pasara ningún mal rato, además conocía lo celosa que Mía podía ser. Y era mejor evitarlo. Emma sabría cómo defenderse... si a André le hacía frente, imaginaba que podría con Nick.

–No me interesa bailar –habló Emma, cuando estaban lo suficientemente lejos y se soltó del agarre de Nick– solo necesito encontrar a mi mejor amiga y...

–Te ayudaré a buscarla –ofreció Nick con tranquilidad.

–No quiero que tú... –Emma puso en blanco los ojos–. Mira, no entiendo por qué tú estás haciendo esto, pero no estoy para juegos. Realmente, hay muchas otras chicas aquí que seguramente...

–¿Y quién dice que es un juego? –Nick la observó atentamente–. Solo quería ser amable contigo, parecías muy molesta cuando chocamos. ¿Hice algo más que presentarme para que tú tengas tan mala opinión de mí?

No –pensó Emma. No había hecho nada malo, absolutamente no. Solo ser guapo, demasiado guapo. Y encantador... ¡Qué desastre!

–No importa ya –replicó cansada Emma–. Me iré a casa y olvidaré que estuve aquí. Si veo a Alessandra, le explicaré y ella entenderá por qué he tenido que irme y... –siguió hablando Emma mientras caminaba.

Nick puso en blanco los ojos, con cansancio, pero la siguió. Y, sin saber por qué, le preguntó:

–¿Tú tuviste una relación con Marcos?

Emma se calló instantáneamente y se detuvo. ¿Qué había dicho? ¡Dios, lo mataría! Ya, no había duda alguna, lo mataría.

–¿Cómo puedes decir algo así? ¿Qué te sucede? ¿Y crees que estaría en su boda si así hubiera sido? ¡¿Qué clase de persona crees que soy?! ¡Idiota!

Y mientras hablaba, empezó a caminar a grandes zancadas y estrellaba sus puños contra el pecho de Nick. Él puso en blanco una vez más los ojos, impaciente, antes de tomarle las manos con las suyas para detenerla.

–Emma, cálmate –pidió contrariado–. Solo era una simple pregunta por cómo se han comportado y la esposa de él... además que tú... –ella lo miró, furiosa–. Está bien, no diré nada más. ¿De acuerdo?

Emma notó como él la conducía detrás de uno de los grandes árboles que había ahí. En aquella extraña posición, él aun sujetándole las manos, sabía que debía estar indignada. Pero, en realidad, se sentía bastante divertida. Casi podría reírse.

–Es un amigo –explicó Emma mirando al suelo– lo aprecio mucho.

–Está bien –Nick asintió y aflojó las manos lentamente–. ¿Prometes que no me golpearás más si te suelto?

–Lo prometo –contestó Emma sonriendo, con sus ojos fijos en el suelo. Nick se quedó sorprendido por la sonrisa que Emma tenía. ¡Ojalá lo mirara!

–Gracias –él la soltó y ella lo miró. Ya no sonreía–. ¿Vamos a buscar a tu amiga?

–Está bien –accedió Emma, porque solo quería marcharse y al parecer, no podría deshacerse de él tan fácilmente–. ¿Y cómo conoces a Marcos?

–Lo conocí a través de Lucian. Cuando él se comprometió con Beth –explicó. Beth era la tía de Marcos, por lo que Emma lo entendió ya. Asintió–, y como siempre hemos sido muy unidos vinimos a su boda y ahí hablamos con toda la familia de Beth. Creo que los tres hemos congeniado bastante y...

–¿Los tres? ¿Quiénes tres? –preguntó curiosa Emma.

–Donovan, Derek y yo –respondió–; junto con Lucian, nos dedicamos a lo mismo.

–Ah –Emma siguió caminando y de pronto se detuvo. Giró a mirarlo, con sorpresa. Claramente, ya había notado a qué se dedicaban– ¿quieres decir que tú eres...?

–Sí, soy actor –confirmó él. Emma se quedó con los labios firmemente cerrados por varios segundos hasta que estalló en sonoras carcajadas, para mortificación de Nick.

Definitivamente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora