Emma rodeó el grupo de personas que se encontraban cerca de la caja de la cafetería. Pidió un café y se quedó esperando que alguien le pusiera atención, porque definitivamente la joven cajera no estaba escuchándola. Inspiró hondo, reuniendo la poca paciencia que le quedaba. Habían sido diez exhaustivas horas y aún le quedaban ocho horas para terminar su guardia. Esto no iba a terminar bien para alguien. ¿Por qué repentinamente parecía que todos se habían quedado interesados en la televisión? ¡Era Los Ángeles! Deberían estar acostumbrados a los eventos y ese tipo de cosas ¿no?
–¿Mi café? –inquirió con dureza luego de carraspear. La joven se sonrojó ante la impaciencia de la doctora que tenía al frente y se fue a servirle, aunque con reticencia. ¿Qué rayos sucedía?
–Aquí tiene –se lo entregó y le cobró. Emma la miró atentamente.
–¿Qué es lo que sucede? –preguntó tras devolverle el cambio que no era correcto– ¿qué es lo que todos están mirando?
–Ah. Un estreno –soltó con entusiasmo–. Bien, en realidad es la alfombra roja de un especial de una serie...
–¿Y por esa razón todos están... así? –miró a su alrededor con extrañeza.
–Bueno, supongo que hay más fanáticos de "Destino" de lo que imaginábamos.
Emma dejó la taza sobre el mostrador lentamente. No sabía cómo había logrado no soltarla. ¿Había dicho Destino? Sí, precisamente. Y no sabía por qué le sorprendía tanto, al fin y al cabo, hacía un par de meses que no hablaba con Nick. Nick...
–Y... ¿ya han pasado los protagonistas? –murmuró Emma con disimulado interés.
–No todos –la joven negó, emocionada con la atención de la doctora– y aún no el que varias de nosotras espera.
–¿Ah sí? ¿Quién? –Emma intentó morderse la lengua pero no pudo dejar de preguntar. Seguramente se veía ridícula pero qué más daba ya.
–Nick Wright –pronunció entre suspiros la cajera– es guapísimo.
–Sí –susurró cerrando los ojos por un instante. ¡Aún podía ver con claridad aquellos ojos verdes y esa sonrisa, incluso en sueños!
–¡Oh, ahí está! –exclamó la cajera dejando el cambio que Emma le había devuelto y fue hasta el frente de la barra– ¿no se ve perfecto?
Emma abrió los ojos y, a pesar de que sabía que debería salir de ahí sin siquiera mirar de reojo la dichosa pantalla, no pudo evitarlo. Tenía que verlo. Quería verlo.
–Nick y Vicky, qué gusto verlos desfilar en el estreno juntos. ¿Nos están dando una pista de lo que podemos esperar en el especial? –preguntó uno de los periodistas. Los dos intercambiaron miradas y sonrieron al intentar contestar a un tiempo.
–Adelante contesta tú, Vicky –ofreció galantemente Nick. Ella rió y empezó a comentar las novedades que traería el especial.
–¡Qué interesante! Nick, ¿tienes alguna escena favorita?
–Sí, aquella en que estoy convenciendo a Christie –ladeó su rostro hacia ella– son tantas de ese estilo que no estoy seguro que la identifiquen –bromeó y rieron.
–Son una pareja encantadora, gracias por detenerse –concluyó el periodista tras un par de preguntas más. Cuando Nick y Vicky continuaron, añadió–. ¿Romance en puertas? ¿Qué opinan ustedes? Indudablemente, no sería la primera vez que una pareja de ficción lleva su romance hasta la vida real.
Emma estrujó aún más la servilleta que tenía entre las manos y ni siquiera había notado su gesto hasta que la cajera que aún permanecía a su lado la miró con extrañeza, o más precisamente, observó sus manos con fijeza.
–Hombres –murmuró Emma y apartó la mirada de la pantalla una vez más– ¿me das el cambio, por favor? –pidió con sequedad.
–Claro que sí, doctora. Siento haberla hecho esperar –se disculpó aun cuando no era del todo cierto. Emma solo asintió sin prestarle demasiada atención. En su mente, aún desfilaba la imagen de Nick, tan guapo y encantador, llevando del brazo a esa actriz Vicky. ¿Qué significaba eso?–. ¿Doctora? Aquí tiene.
–Sí, gracias –tomó las monedas y se apresuró a salir con paso firme. ¡Maldito fuera Nick! ¿Por qué le hacía quedarse como tonta mirándolo? ¡Ella no era una fanática más! Nunca lo sería porque ella sí lo conocía. Ella sí había estado con él y lo había besado realmente y ella sí que lo amaba. A él. No a Dante ni a ningún personaje más... solo a él. Al único y absolutamente maravilloso Nick Wright.
–¿Emma? –elevó el rostro al escuchar su nombre de la persona con la que había estado a punto de chocar– ¿estás bien?
–Mike, hola –saludó sin entusiasmo– he ido por un café y... –miró sus manos vacías. Lo había dejado en el mostrador– al parecer, ya lo terminé.
–¿Quieres ir por otro? –ofreció con una sonrisa– aunque creo que la cafetería está algo llena.
–Hay un estreno o algo por el estilo –disimuló Emma– prefiero no ir, volveré a mi piso.
–¿Tan pronto? –Mike señaló extrañado– ¿no te quedan como veinte minutos aún?
–¿Acaso me vigilas? –preguntó Emma con impaciencia y un poco cortante.
–El estreno –exclamó Mike, a sus espaldas– ¿es la serie en que sale tu novio, no?
–¿Mi...? –Emma frunció el ceño antes de mirarlo, simulando indiferencia–. ¿De qué hablas, Mike?
–El actor con el que salías, con el que te viste en el hospital...
–¿Cómo lo sabes? –Emma no quería imaginar que un doctor no tuviera nada más interesante que hacer que vigilarla– ¿Mike?
–Una enfermera me lo contó. En realidad, me mostró una fotografía de ustedes aquí, en la cafetería del hospital –él sonrió un poco–. Me rompiste el corazón, Emma. ¿Cambiarme por un actor?
–Yo pensé que tendrías cosas más interesantes que hacer en tu tiempo libre –dijo Emma poniendo en blanco los ojos–. Probablemente esa enfermera esté muriendo por una cita contigo, aunque no entiendo la razón de que te contara ese episodio. A menos que tenga que ver con lo que acabas de decir, absurdo por cierto, ¿qué es eso de romperte el corazón? ¡Vamos Mike! Hemos salido ¿qué? ¿Dos veces? ¡No seas ridículo! –Emma soltó una carcajada–. No me gustan las actuaciones, conmigo no funcionan. Prefiero la transparencia y sencillez...
–Claro, sin duda esas son características de un actor –indicó burlón.
–Independientemente de la profesión, son las características de un verdadero hombre, que ya no es un niño caprichoso. Pero no sé por qué te digo todo esto...
–Emma, yo quiero que tú...
–No, no empieces nuevamente –Emma empezó a caminar lentamente. Mike la siguió– ¿no ibas por un café?
–Prefiero acompañarte a tu piso.
–¿Por qué? –suspiró–. No tengo nada que decirte, Mike.
–¿Saldrás conmigo?
–No –Emma tomó las escaleras. Él puso en blanco los ojos pero la siguió. Eran cuatro pisos a subir.
–¿Por qué no?
–¿No te rendirás, verdad? –Emma se detuvo un escalón más arriba y lo miró atentamente. Era guapo, un doctor irresistible para muchas de sus colegas, pero no para ella. No tenía punto de comparación con Nick y quizá no fuera la persona más objetiva para pensarlo pero no tenía importancia–. Mike, no me interesas. Quizás al principio, pero así como tú perdiste el interés, yo también.
–¿Es por él? –apuntó Mike. Emma puso en blanco los ojos y continuó caminando.
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Definitivamente amor
RomansaUna razón válida para no asistir a un matrimonio debía ser la circunstancia en que Emma se encontraba. Hacía un par de meses había conocido al hombre perfecto... el mismo que se casaba aquel día, absolutamente enamorado por supuesto. Y no con ella (...