Semana 7

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El lunes vuelvo a retomar mi ritual de cambio de chip y me digo que nada de hombres mientras recuerdo mi promesa. A la hora de comer, salimos con Malia, que aunque está de vacaciones, se muere de ganas de vernos y de refregarnos su maravillosa luna de miel en las costas de Tailandia. Por suerte, tiene que contarnos tantas cosas, que suspiro aliviado por no ser el foco de atención de esas tres brujas. Pero eso no dura mucho tiempo, ya que Malia ataca de nuevo preguntándoles directamente a Allison y Lidya.

―¿Ha tenido esta cara de amargado durante toda la semana pasada?

Las dos asienten.

―Pues por lo que cuentan, la cara de Derek es igualita a la tuya. Ayer estuvimos con unos compañeros de trabajo de Scott y nos contaron que Derek está intratable, que se encierra en su despacho y no sale ni para ir a comer ―cuenta Malia.

―Con razón no le hemos visto durante estos días ―dice Allison comprendiendo de golpe la ausencia del chico.

―Mira, Stiles, deberías replanteártelo ―dice Malia.

―¿Replantearme el qué? Si tú misma me contaste que él no tiene trato con hombres―me defiendo.

―Pues parece que contigo es diferente. Sino, ¿por qué está que muerde? ―añade Malia.

―Porque tendrá otros problemas ―vuelvo a defenderme.

―Pero reconoce que tú eres uno de ellos ―ataca Lidya.

Suspiro desesperado pero, por suerte, es hora de volver a clase. A las cinco, y ya de camino a casa, me encuentro con uno de mis pequeños alumnos mientras cruzo un parque infantil. Está jugando distraído mientras su padre habla con otro hombre.

―Seño... seño... mira lo que hago ―dice el pequeño Nicolás jugando con unos patines.

Yo le aplaudo y me río.

De pronto, veo que el padre de Nicolás se dirige hacia mí para saludarme, me tiende la mano y me presenta a su acompañante.

―Hola, joven  Stiles―dice el padre de Nicolás.

―Hola, señor Nadal ―saludo mientras le tiendo la mano.

―Te presento a un gran amigo ―dice señalando a Derek y añade―. Derek , este joven es

Stiles, el profesor  de Nicolás.

Derek extiende la mano y yo también. Me observa con su mirada seria pero yo solo intento sonreír. Tras las presentaciones, les digo que voy con un poco de prisa y que debo irme. Entonces, me despido con un beso de Nicolás y salgo corriendo. Tengo el corazón a tope, pero he logrado escapar. A los pocos metros, noto como una mano me aprieta y me para. Es él que, con su mirada seria, me observa fijamente. Finalmente dice:

―No soporto esto. Necesito verte.

―Derek, todo esto ya está hablado.

―No es cierto, quiero que me des tu verdadera opinión.

―De acuerdo, lo haré, pero no aquí ni tampoco ahora ―sé que el padre de Nicolás nos está observando y no quiero montar ningún numerito.

―Pues dime dónde y cuándo.

―No lo sé... El fin de semana.

―Imposible... Inaguantable. Esta noche. En tu casa.

―Vale ―acepto para acabar con esto lo antes posible. 

Sigue sujetándome con fuerza y como ya está más tranquilo, me suelta, pero antes me da un beso en la mano. No insiste en acompañarme a casa porque sabe que lo dejaré allí plantado. Voy casi corriendo a buscar los ferrocarriles. No sé por qué he accedido, no le quiero contar nada. Tan solo quiero llegar a casa pronto para poder meditar qué le voy a decir. Lo primero que hago al llegar a casa es llamar a mi sobrina, como cada lunes, así también podré calmarme un poco.

Cogetelo ||Sterek|| ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora