Semana 1

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Solo entrar por la puerta de la escuela, Lydia me aborda:

―Recuerda que hoy celebramos mi cumpleaños en La Casita. Sé puntual, a la una salimos con Allison y Malia.

Dicho esto, desaparece por el pasillo haciendo ruido con sus altos tacones y me deja con la palabra en la boca.
En lo primero que pienso es en la pereza que me da ir, estoy cansado y hoy que es viernes, aún más. Además, sufro con tan solo pensar que me costará un dineral el dichoso menú del exclusivo restaurante... Pero qué le vamos hacer, es su cumpleaños y ¡ella manda!
Me paso la mañana entre clase y clase. Por suerte, me corre el tiempo tan rápido como siempre y a la una, Lydia, Allison y Malia me vienen a buscar por mi aula.

― ¡Vamos, lento ―me dice Lydia

― ¡Voy! ―contesto disimulando mi pereza mientras cojo el portafolio.

―He pensado que podemos ir andando, no está muy lejos de aquí ―dice Malia.

―Buena idea ―añade Allison.

De ese modo, nos dirigimos hacia nuestro destino caminado entre las elegantes calles del barrio de Sarriá de Barcelona, donde trabajamos en una de las mejores escuelas privadas de educación infantil y primaria de la zona.

Llegamos al exclusivo restaurante y yo sigo pensando en mi cansancio, pero como no tengo ganas de amargar a Lydia, decido cambiar de actitud.

La cumpleañera y yo somos amigos desde hace dos años y puedo decir que desde el primer día lo intentó, fue unos meses después que la deje ser mi amiga... mi única amiga en Barcelona durante mucho tiempo.

Sabía que merecía una oportunidad, ella siempre me hacía reír y además, siempre estaba pendiente de mí para que saliera y comiera, ya que son dos de las cosas que suelo hacer poco.

Con Allison y Malia es un poco diferente. Las considero también mis amigas, pero tengo claro que así es y será, siempre y cuando yo no esté con ningún chico, cosa que dudo que vuelva a suceder. Y por lo tanto, puedo estar tranquilo porque no hay peligro.

Las chicas y yo nos conocemos desde mi primer día en la escuela donde trabajamos. Después de mi ruptura con Theo, decidí cambiar de aires, buscando trabajo e instalándome en una gran ciudad, con la intención de tener pocas oportunidades de conocer a nadie, pero sobre todo, de no volver a conocer a ningún hombre.

Cuando entramos al restaurante, un camarero nos acompaña a una mesa situada en un rincón. Por suerte, Lydia había hecho la reserva unas cuantas semanas antes, ya que este se ha convertido en uno de los locales de moda de Barcelona y está siempre muy animado.

El local está hasta los topes y solo queda a nuestro lado una mesa libre con un letrero de "reservado", así que nos sentimos unos privilegiados y empezamos a pasárnoslo bien.

―Qué bien, ¡ya es viernes! ―exclamó Lydia eufórica― ¿Qué plan tenéis para el finde semana?

―Yo me iré con mi nuevo y flamante novio a la Costa Brava, sus padres tienen una pequeña casita cerca de la playa a la que no suelen ir mucho, cosa que nos garantiza una perfecta y maravillosa intimidad ―contesta Allison.

―Vamos, que te espera un buen fin de semana de sexo desenfrenado, ¿eh? ―aclara Lidya por si a los demás nos ha quedado alguna duda.

Y ante ese comentario, todos nos reímos.
―Pues yo acabaré de pintar el piso, parece mentira que me case en menos de un mes y aún no tenga nada listo ―continúa explicándonos Malia.

―Eso te pasa por querer cambiar los colores de las paredes en el último momento, yo lo veía estupendo tal y como os lo entregaron los de la promotora ―añado.

Cogetelo ||Sterek|| ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora