21. Lo que esconden las Leyendas

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Dedicado a @jasonvh97

-Y ésta es la historia.-Stark hizo una mueca- ¿decepcionado, chico? ¿Esperabas una hazaña de Klaus Stark, el Ensordecedor? Debes de conocer de memoria la mayoría de historias, la mitad son mentiras y la otra, lejos de la realidad. ¿Eres el tipo de persona que espera que sucedan las cosas, o de los que hacen que sucedan?-Meister agarró la Zahntiger y levantó una nube de polvo, la arenilla me obligó a entornar mis ojos.

Arena que en realidad nadie veía.
Al igual que yo no podía ver todos los que estaban viendo nuestro duelo por las pantallas de las consolas, al parecer, la clase magistral del Coronel Mayor estaba causando gran revuelo, tanto el Teniente Coronel Sugawara como la Capitán Nietzche estarían viéndolo, puede que incluso el General Akira Asano.

-No me quedo mirando, con los brazos cruzados, Coronel Mayor Stark si a eso te refieres-clavé la Blitz en la arena, cogí un puñado entre mis manos y fregue entre si la palma de mis manos con ella- puede que muera hoy, pero voy a dar un espectáculo digno de ver. ¡No voy a morir como un perro después de llegar hasta aquí!

Solté la arena lentamente entre mis dedos, se escabullía como la vida misma de un moribundo, lenta pero inexorablemente dejando un leve rastro en el viento que desapareció sin dejar rastro.
El pomo de la Blitz resbalaría menos, esparcí el polvo de mis manos por toda la empuñadura, y cuando estuvo lista levanté la Blitz. Brillante con su doble hoja, suficientemente ancha para partir dos cuerpos de un solo tajo.

-Si tan decidido estas a morir, quizás te has equivocado de lugar, la Vieja Guardia necesita gente como tu. Si quieres ser un krieger decorativo ¡deberías haberte presentado ahí y envejecer con ellos!
Esto...-y sus ojos azules se clavaron en los míos - ¡es la TP! Delante tuyo tienes una última pregunta y solo una posible respuesta, joven krieger Schneider.

-Ya veo, una única pregunta, y tan sólo una posible respuesta que la TP acepte.

Apunté la Blitz hacía la Leyenda Klaus Stark, el ensordecedor, capaz de abrirse paso él solo entre cientos y cientos de adversarios, pisotear batallones enteros tan sólo con su espada cuántica milenaria, la Zahntiger, suficientemente grande para partir un jinete y su montura como si fuera silicogel. Iba a enfrentarme de verdad a la leyenda que llevaba admirando desde que era un niño. No era suficiente con herirlo de gravedad, debía demostrar que podía ganarlo de alguna forma o que seria capaz de enfrentarme a él llegado el caso.
Avance hacía él con pasos rápidos para después empezar a correr y soltar un tajo horizontal, combinado con un tajo dirigido a sus piernas aprovechando la inercia, giré sobre mi mismo y puse la activación de nanoalmas a gran nivel.
Meister esquivó mis ataques con gran facilidad y me lanzó un mandoble ascendente. Me zafe por poco y ataqué con un mandoble descendente que bloqueó, causando el impacto gran calor debido al campo cuántico y la activación de nanoalmas de las dos armas.
La Blitz y la Zahntiger brillaban como si estuvieran recién forjadas.

-¿Es todo lo que sabes hacer, joven Schneider?-Stark aumentó la fuerza cuántica.

-Aprendo rápido -y aumenté la fuerza impidiéndole ganar terreno.

-Un soló corte cuántico de éstas características y tus restos llevaran el lugar.

-Puede que sean los tuyos.

-Así sé habla chico-Stark hizo estallar la fuerza cuántica junto a las nanoalmas.
Salí disparado hacía el suelo dando varios tumbos, todo mi cuerpo quemaba y podía sentir el vapor salir de mí.
Cada poro de piel me producía un dolor infernal.
Era mi propia sangre la que se estaba evaporando del impacto energético.
Intenté levantarme.
Me costó horrores pero finalmente lo conseguí.
Klaus Stark me miraba desde lo lejos con condescendencia, o quizás era desprecio.

-Ya estarías muerto, chico ¿creés qué es injusto?¿Ya que todavía no dominas el manejo de tu nueva espada cuántica original?

-Nada es justo, así que no importa. Hay que aprovechar las circunstancias y opciones que hay en cada momento.
Eso...-volví a tomar posición de combate- eso es lo único que importa.

-Ya "casi" hablas como un auténtico krieger, quizás tu muerte sirva de algo después de todo.-dijo.

Mi cuerpo empezó a enfriarse y a volver a la normalidad, aunque mi equipo estaba empapado en sangre, mi cara, mis brazos, todo estaba manchado por la hemorragia de evaporación. Había perdido gran cantidad de sangre sin corte alguno.

Stark había desaparecido. No conseguía visualizarlo.

Delante.

Atrás.

Izquierda.

Derecha.

Arriba.

Abajo.

Ni rastro de él. Se había esfumado. Esperaba su ataque en cualquier momento.
Pero éste no llegaba.
En un instante sentí un profundo tajo que atravesó mi espalda.
Me giré intentando un mandoble que sólo corto el aire.
El dolor cruzaba todo mi cuerpo. Meister volvía a estar a suficiente distancia para verlo.

-Sé que piensas, el gran Klaus Stark el ensordecedor acaba de atacar a un krieger novato por la espalda. ¿Porqué? ¿Qué sentido tiene?

Estaba recuperándome de mi gran herida, hubiera podido partirme en dos si hubiera querido. Así que tan sólo fue una más de sus advertencias, un tajo suficientemente profundo y largo para causar dolor y molestia pero sin ser suficiente para morir.

-¿Nunca has escuchado que en la guerra todo vale? Si tienes alguna ventaja, úsala.
Se cuentan grandes hazañas de nosotros, pero las grandes hazañas no cumplen los objetivos. Hay veces que cumplir con nuestro deber implica acciones que pueden considerarse contrarias a lo que un krieger debería ser. Pero así se ganan las batallas.
¿Quieres escuchar la verdad?

En una de las maniobras para defender la recuperación de la quinta Torre, mandaron un joven destacamento de la recién creada AMDM del clan Muramasa. Apenas cincuenta Kriegers recién añadidos a sus filas. Dado que la mayoría de fuerzas de la Vieja Guardia seguían luchando en otras ubicaciones de más urgencia se nos mando bloquear ese intento de toma por parte del batallón de Muramasa, la mayoría kriegers de clase beta.
La subteniente Krüger se haría cargo de comandar una emboscada, en cuanto yo y mis hombres los atraeríamos a una sala circular donde pudiéramos rodearlos y masacrarlos con facilidad.
Entre ellos había un joven Alfa de más o menos mi misma edad. Luchaba como una Leyenda Innata, pero no debía ser de ningún linaje conocido. Deseaba batirme en duelo con él y demostrar que yo era mejor.

Fingimos la retirada.

Y al llegar a la sala circular estábamos rodeados por los krigers de la AMDM. Cuando la batalla prosiguió, y los jóvenes Muramasa estaban enfrascados luchando contra nosotros, el destacamento de la subteniente Krüger, la Viuda Negra, empezó a atacarlos por detrás. Lo que parecía una emboscada a nuestra contra pronto se convirtió en todo lo contrario. Atrapados entre dos flancos, con espadas cuánticas atravesando sus cuerpos por ambos lados los jóvenes de la AMDM poco pudieron hacer.
Cayeron uno tras otro y cuando por fin tuve a ese Alfa delante mío de espaldas, lo atravesé con mi Zahntiger.
No murió enseguida, todavía tuvo tiempo de girarse y mirarme.
Una mirada que jamás olvidare, decepción, murió con gran decepción. Clavé mi espada una vez más en él, desgarrándole el pecho.
Ya no quedaba nadie.
Krüger y otros estaban rematando a los que quedaban moribundos en el suelo.
La Viuda Negra se me acercó y me dijo: Es la guerra Klaus, no hay lugar para la grandeza.
Y tenia razón, joven Schneider.
Nunca supe su nombre, ni el nombre de su espada cuántica.
Lo maté por la espalda. Y a otros muchos.

Había jornadas que sentía que solo eramos unos perros sarnosos, luchando por unas míseras sobras llamadas: vivir un día más.
Ni vida, ni gloria, ni reputación. Todo eso no importaba. El deber, y cumplir con nuestras órdenes. Cualesquiera que fueran los medios.
Mantener un orden en el caos.
La realidad, es que una Leyenda de guerra no es mas que esto.

Klaus Stark, el Ensordecedor, no mentía. Miró su Zahntiger y esperó a que dijera algo.
Pero no se me ocurría nada que decir.

Primera OrdenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora