Prólogo

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"Entonces Alicia corrió, corrió y corrió sin mirar atrás... Después despertó y se dio cuenta de que todo era un sueño".

Ese es el final de mi historia favorita "Alicia en el país de las maravillas" aunque también me gusta "narnia" tal vez por ambas partes se van del mundo real y viven en uno donde te puedes olvidar de todo el pasado.
Siento envidia porque yo también quiero salir de la realidad.

La luz del sol atraviesa la cobija con la que me tapo. Lentamente me despierto y abro los ojos. La tela de mi sabana es suave y la cobija caliente y muy cómoda «no quiero levantarme» pienso eso al hundir mi rostro contra la almohada.

Para mi desgracia, los gritos de mi padre contra mi madre hace que ya no pueda quedarme a dormir. Primeramente me siento en la orilla de mi cama, mis manos sobre mis rodillas vibran junto con la casa, algún día los gritos de papá la destruirán.
Me levanto para buscar mi uniforme en un cajón casi vacío. Hace tiempo que no compro ropa.

Al encontrar mi uniforme lo pongo sobre la cama y comienzo a desvestirme. En frente de mi tengo un espejo y en el solo veo reflejado un cuerpo mas delgado de lo que es normas, un cabello alborotado y algo maltratado, y, una piel llena de cicatrices que me recuerda el no ponerme en frente de mi padre cuando esta borracho... Si es posible no estar en casa... en ningún momento.

Me acomodo el uniforme lo mas arreglado posible, una trenza simple a un lado y los mismos zapatos negros. Tomo mi mochila y espero el portazo de la entrada que diario da mi padre al salir todo enojado asía la cantina. cuando lo escucho se que es momento de bajar.

Abro mi puerta cuidadosamente y la cierro despacio. Doy un paso delante del otro al bajar por las ruidosas y chillonas escaleras de madera, a las cuales les vendría bien una arreglada.
Paso cuidadosamente por la entrada de la vieja cocina, con las paredes llenas de grasa, el piso lleno de pedasera de trastes rotos que mi madre ya no se molesta en limpiar.

Ella esta sentada en una silla con sus codos sobre la mesa y las manos en la cara rompiendo en llanto. Ya me e acostumbrado a ver esta escena diariamente, y la verdad es que no siento lastima por ella ya que también es culpable de lo que esta pasando.
Salgo de casa y cierro la puerta mientras el humo de los carros pica mi nariz.
Camino por las calles pensando »no quiero ir a la escuela« aunque gracias a eso, puedo ver a un chico que me a gustado por casi 3 años.
Es un chico realmente amable y gentil, además de ser guapo y popular. Al pensar en eso doy un suspiro. Un chico de su categoría nunca se fijaría en alguien como yo.

Cuando cruzo una calle miro al frente y paso saliva al ver la »esquina maldita « ese nombre le puse desde que la conozco. es una esquina de lo mas transitada, no hay un día donde pase por ahí y no me allá caído, golpeado ó allá sido empujada por la gente.
Como puedo abro paso entre la multitud de personas que caminan por todos lados. Mientras sigo batallando con la gente alguien me toma de la mano y me jala rápidamente. Me encuentro protegida detrás de una espalda que reconozco sin dudar

- b-buenos días Aoi -dije algo tímida

- buenos días Hinari -me respondió con una refrescante sonrisa.

Aoi pasaba entre la gente con mas facilidad y yo solo camina detrás de el. Me gusta platicar ó pasar tiempo con el ya que es mi amigo de la infancia, y mas que eso, el es mi único y primer amigo. Es muy amigable y cariñoso.

Sin darme cuenta ya me encontraba a la entrada de la escuela preparatoria, el tiempo si que pasa volando. Me despedí de Aoi quien va a una clase distinta. Miré de nuevo el edificio de cinco pisos color blanco, en medio un enorme reloj que no te da la oportunidad de decir »no vi la hora« el piso es de cuadrados pequeños color hueso y hay jardines muy adornados al rededor de la escuela. Sin mas, entre a la escuela y me dirijo a mi salón.

Las cuatro primeras horas son eternas. Hoy tocó ciencias e historia. Pero al fin puedo ir a la cafetería y comprar algo para comer.
Solo ay un pequeño problema... No traje mi dinero.

- ¿se te olvido tu dinero?

Volteo atrás de mi al escuchar una voz que no hace mucho tiempo la escuche.

-n-no, es solo que no tengo mucha hambre -miré a la nada mientras lo decía, no quería verle los ojos.

- no mientas, sabes que puedes decirme y pedirme lo que quieras -me dio un pan en una bolsa - toma, lo compre de mas.

Es mentira, siempre es así. No me gusta aceptar las cosas que se que no podré pagar, por eso el miente y dice cosas como esa.

-g-gracias - respondí mirando la bolsa.

Después el solo se marcho. Me dirigí a mi asiento donde comí el pan, quise guardar la bolsa en mi mochila pero al hacerlo una hoja de papel en un sobre se resbaló, lo recogí mirándolo con tristeza.
Esta es una carta que le escribí al chico que me gusta hace seis meses, pero no e podido entregársela. Y si continuo así nunca podre dársela.

La mire de nuevo, el sobre esta limpio y aun huele a el perfume que le puse, las orillas están adornadas levemente, y en cada letra cursiva puse todo mi corazón.
No quiero tenerla por siempre y recordar »nunca tuve el valor para dársela« . . . tome un poco de aire y lo solté en un suspiro. «¡bien! Hoy nada de rodeos, se la daré».
En realidad no tengo el valor de dársela personalmente así que la metí en su mochila.
Y de nuevo las clases continúan, tres horas más me esperan en el salón con matemáticas.

- bien, eso es todo por hoy -las ultimas palabras de la maestra apenas se escuchan por los gritos y platicas de los alumnos.

Cuando salgo del salón y camino por los pasillos siento algo extraño, todos ríen y susurran (lo cuál es normal) pero... sólo me miran a mi.

Por obligación paso afuera del salón del chico que me gusta y lo que veo realmente me rompió el corazón. Unas chicas se ríen mientras leen un nota que... es mi carta. Y el chico que me gusta habla de ella de una forma muy cruel.

- ¡claro que no saldré con ella! Ha ha ha ¿quien se fijaría en esa chica huesuda y fea? Además su forma de escribir es tan ridícula y cursi. Solo porque una vez la ayude ya callo con migo. Ese tipo de chicas me desagrada. - decía.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, normalmente nunca lloro, todo lo guardo dentro de mi y ahí siempre se a quedado... Pero es que el, siempre a sido la razón por la cuál vale la pena venir a la escuela todos los días. Di un paso atrás y salí corriendo de la escuela lo mas rápido que pude »no quiero ir a casa« no quiero pero no tengo otro lugar a donde ir. Abrí la puerta de la casa y sin prestar atención a nada subí por las escaleras hasta mi habitación donde me encerré en el armario.

Es cierto lo que dijo. No soy linda, ni la mas inteligente de la escuela, no tengo nada que valga la pena. Y de hecho nunca tuve la esperanza de que me aceptara, yo, solo quería decirlo y desahogarme. Ese chico me ayudó en los primeros días de la escuela, y es solo que ese día caí por las escaleras y el fue muy amable conmigo. Es el único que nunca me había hecho mala cara. Y ahora me siento realmente estúpida por caer tan rápido.

En este momento es cuando pienso cosas que son imposibles como que detrás de mi pared del armario se encuentre "narnia" ó que en el piso se encuentre un agujero que me lleve a un maravilloso país... Aunque claro esta... eso es imposible.
lloré y lloré, lloré hasta que no pude mas, lloré hasta que las lágrimas se gastaron y solo quedaron los gemidos de mi llanto, el dolor de garganta y el nudo en la garganta que me impide respirar bien, lloré, lloré hasta que me dormí.

Entre el sueño y la realidad podía escuchar un ruido, como si alguien tocara mi ventana. De mala gana me levanté, salí del closet y abrí mi ventana algo oxidada llena de sereno. Por fuera encontré una caja algo grande color blanca y completamente seca, algo raro pues afuera llovía. En medio tenia dibujado un dragon negro y unas letras grandes color negro que decían:

"GAME OVER"

Game OverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora