Capitulo 28

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Aoi me llevó fuera de el coliseo a un parque muy cercano. Era pequeño, pero lleno de arboles y completamente solo; parece que aquí la gente no tiene mucho tiempo para descansar o disfrutar de su propia ciudad..., es una verdadera lastima, porque es muy bonita.

Me senté en el pasto y me dejé caer asía atrás sin preocupación alguna. Aoi decidió quedarse sentado a un lado, recargado sobre un tronco de árbol. Durante varias minutos solo se escuchó el movimiento de las hojas por el viento, y aveces podía escuchar pequeños fragmentos de lo que decía el chico apuesto sobre la pelea dentro del coliseo. Ojalá pudiera verlo. No puedo mas que imaginar como lo está haciendo ahí con lo que puedo escuchar.

— Hinari yo... — comenzó a hablar, al fin.

— Mizuki — le interrumpí.

— ¿Eh? — me miró incrédulo.

— Oh, lo que pasa es que me acostumbré a ser llamada Mizuki aquí, si no te molesta ¿podrías llamarme así? — me senté y le sonreí — Puedes llamarme Mizu si se te hace muy largo.

— Bien. — aceptó sonriente; aunque parecía estar algo triste por dentro — Escucha Mizu..., cuando desapareciste, allá, tu en  el..., mundo real..., — rascó su cabeza desviando la mirada — Yo, me asusté en ese momento, pero tenia la esperanza de que..., no tardarías en volver. Pero pasaron los días, y en lo único que podía pensar era en cuanto estarías sufriendo, en que tal vez tenías frío, hambre, eh imaginé tantas cosas horribles que me sentía aterrado.

«Debí causarle muchos problemas..., y yo nunca me puse a pensar en eso». Mordi el interior de mi mejilla, sintiendo la culpa hasta los huesos.

— La ansiedad y desesperación me comían vivo, — continuó — con cada minuto que pasaba era como estar en un infierno. Después de unos días apareció una caja con el juego GAME OVER, y me succionó..., y entonces, me dio la esperanza de que tu también estuvieras aquí; así que busqué, busqué, y busqué por todos lados. Y entre mas buscaba, mas peligros veía, y entre mas pasaba el tiempo mas me aterraba la idea de que hubieras muerto aquí. Porque siempre fuiste miedosa, llorona, débil, y te cansabas muy rápido, así que..., creí que no sobrevivirías aquí.

Sus ojos parecían volverse mas rojos y cristalinos, también se detenía aveces para pasar saliva y aclarar su garganta. De pronto se detiene un momento, voltea a verme y me sonríe tristemente.

— Y de pronto, la vi..., — levantó su mano apuntandome a mi por un momento — Ah una débil niña a punto de llorar huyendo de una bestia. Cuando supe que eras tu me pregunté..., ¿Como pudo sobrevivir todo este tiempo aquí?..., Creí que... necesitabas ayuda. — suspiró y miro asía abajo — Sonará muy altanero de mi parte, pero, supuse que yo podría ser la única persona que podía cuidarte desde ese momento.

Me acerqué un poco mas a el recargandome sobre su hombro, porque parecía que cada vez le bajaba mas a su tono de voz.

— Y de pronto, gritaste y me jalaste porque estabas preocupada por una amiga. Me sorprendió que tuvieras una amiga, y aun mas que no temieras correr en frente de mi en ese lugar donde casi mueres para ir a verla; pensé, ¿Desde cuando puede jalar así a una persona para que valla al lugar donde ella quiere ir? También vi cuanto se preocupaba Sakura por ti, y tu por ella; de cierto modo me puse celoso. Después me sorprendió que pelearas con esas arañas gigantes tu sola, sin pedir ayuda; aun cuando yo pensé un sin fin de veces que me gritarias aterrada por ayuda..., no lo hiciste. Aún con el jefe final, no te quedaste estática, si no que corriste eh ideaste un plan..., estuviste tranquila aun teniéndola tan cerca.
Y al final..., estaba Yatogami parado en la entrada..., un ser que se encuentra en cientos de leyendas y en miles de bocas..., una persona conocida por ser un asesino sin compasión. En ese momento creí que tenia que protegerte..., pero..., pero... En lugar de eso, tu saliste y te pusiste en medio de los dos..., te le acercaste, lo desarmaste, le diste una orden..., y-y el obedeció tranquilamente.

Parecía no poderse contener mas; me abrazó con fuerza, ocultó su cara en mi cabello y gimió tratando de aguantar el llanto. Aunque pude sentir algunas lágrimas recorriendo no cuello.

— Luego..., vinieron esos gemelos..., tan conocidos por ser tan sanguinarios, y sin embargo te eran tan obedientes..., se comportaban como simple niños. ¿Cuando se volvió alguien tan respetada? Me pregunté. Ahí me enteré que la pequeña niña llorona que conocí en ese día lluvioso ya no existía. Ya no eres esa miedosa que venía corriendo a mi cada que algo la asustaba. Ya puedes defenderte a ti misma y defender a otros..., ya puedes pelear tus propias batallas. Ya puedes sonreír. Y cuando pienso en eso..., en lugar de estar feliz por ti..., ¡Estoy muy triste! Porque creciste, te hiciste mas fuerte, sonríes mucho mas, eres mas positiva, cambiaste, y..., y... Yo no estuve ahí. No te vi cambiar, me lo perdí, y tampoco te pude ayudar, y no necesitaste de mi para lograr ese cambio.

No me había puesto a pensar en eso, ni siquiera un poco. Nunca imaginé que Aoi se sintiera así, y nunca lo había visto llorar; el saber que yo provoque su sufrimiento me hace sentir como la peor persona del mundo. Yo hice sufrir a la probablemente la mas amable persona del mundo.

No pude evitar ponerme a llorar en su hombro. Es cierto que cambie en muchos sentidos, pero Aoi, te equivocaste en algo..., yo aun sigo siendo una llorona.

— Ey, vamos, no llores — me suplica retirándose de mi y limpiando mi cara — si lloras me aras quedar como un idiota, si te estuve diciendo que ya no eras mas una llorona — se ríe, a pesar de el también tener los ojos rojos.

— ¡No estoy llorando! — le digo; aunque las lágrimas en toda mi cara no lo hacen sonar muy convincente.

Aoi no se molesta en corregirme; en su lugar se limita a sonreírme con su habitual sonrisa. Cuando me calme un poco mas, el me volvió a abrazar solo un poco y después me dio un delicado beso sobre mi frente. Aoi siempre fue para mi como un gentil hermano mayor; espero que muy pronto se lleve bien con los demás.

— ¡No respondo chipote con sangre! — Grita, y de pronto cae en medio de nosotros Shin.  — hay, hay, hay, que dolor. — se queja mientras se sienta como todo un sinvergüenza.

— ¡Shin, estúpido! —le grita su hermano, aunque no lo vemos. Cuando me inclino adelante y miro arriba por donde cayó Shin, puedo percibir a Shun en lo mas alto del árbol — ¡Te dije que esa rama estaba hueca!

— ¿Se podría saber porque están chismoseando otra vez? — les pregunto.

— ¡Fue idea de Shun! — se excusa Shin.

— ¡Oye, traidor! — le grita, tirándole una manzana a la cabeza, que esta al caer se rompe en la cabeza de Shin.

— Esta no se las dejo pasar, le diré a Yato para que les de su merecido. — los amenazo.

— Ah, yo creó que no servirá de mucho — ríe Shun al saltar frente a mi — Se olvidará de nosotros en cuento le digamos que el Rubio te besó — me sonríen diabólicamente. Por la forma en que lo dicen hacen que me sonroje.

— ¿Ah si? — de pronto tengo la terrible urgencia de obtener el control en la situación — ¿Crees que Yato le prestará mas atención a eso que al hecho de haberme asesinado dos veces?

De pronto los dos niños se quedan tan pálidos como la nieve misma; con las bocas abiertas y no reaccionando ni a la mosca que se le paró en el ojo a Shun.

— ¿Ya podemos regresar Aoi? — le pregunto.

— Si. La pelea de Yato terminó hace mucho. — se levanta y mira a los gemelos un momento — ¿Estos niños de verdad son asesinos sin compasión?

— jajajaja, cuando nos encontramos por primera vez querían asesinarnos a Sakura y a mi, y Yato igual... Pero en momentos como estos resulta algo difícil creerlo.

— ¿Y van a estar bien? Al que está acostado se le está metiendo un gusano por la boca.

— Estarán bien, seguro se despierta antes de tragárselo.

Game OverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora