Capitulo 32

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Caí torpemente a un lugar lleno de pasto y arboles. Era hermoso ¿pero donde estaba? ¿que había pasado?. Me levanté y caminé un poco, tratando de recordar algo, pero no pude recordar ni siquiera mi propio nombre. Lo único que recordaba era "Game over" tal vez por haber sido mis últimas palabras entre el juego y la realidad.

Lo único con vida en ese lugar era una bola de pelos con cola, orejas y ojos enormes, quien apareció un par de horas después de mi llegada. Decidí ponerle de nombre Game, pues era lo único que recordaba. En ese tiempo Game no podía hablar, sin embargo con el tiempo empezó a pronunciar pequeñas palabras.

No recordaba nada, pero seguía caminando. Y cuando me topé con un enorme castillo recordé algo vagamente..., yo dibujando sobre una superficie plana en medio de la noches. Me dio un gran dolor de cabeza y naunceas.
Al entrar al castillo obtuve mas fragmentos de recuerdos, y así pasé varias semanas. Hasta que encontré un pasadizo debajo de mi recámara, que me conducía a una habitación donde estaba mi maquina. Recordé que la dibujé dentro de esa habitación, y cuando logré prenderla, recordé toda mi vida gracias a las luces y el ruido.

Y después... ¡manos a la obra!, mejoré mi máquina y descubrí que podía seguir dibujando en esa pantalla para que las cosas aparecieran. Construí cosas con ayuda de mi compañero Game. Plazas y demás durante años. También cree personas con vida, que se movían, hablaban, y comían, podían tener sentimientos y mascotas. Un día se me ocurrió la idea de viajar al mundo real de nuevo, solo por curiosidad. ¿cuanto tiempo ah pasado? ¿como será allá afuera? ¿que habrá cambiado?

Ya había entrado así que la forma de salir no debía ser muy diferente. Me esforce, y después e un tiempo pude crear un portal. Volví a armar otra máquina para llevármela y así poder volver, algo de comida y una pila solar.

Crucé el portal y lo que encontré fuera era algo que no imaginé. Había carros por las calles en lugar de caballos, y la electricidad era tan normal como tomar agua. Ya había televisiones con programas en blanco y negro, y el idioma era extraño y confuso. Me quedé durante unos días, y así descubrí que había pasado mas de cien años. Mi apariencia perduró gracias al juego, y a pesar de que el tiempo es casi el mismo yo no imaginé que hubiera pasado tanto.

Igual me regresé con algunas muevas ideas en mi cabeza, que al llegar se me borraron por la amnesia. Recuperé la memoria mas rápido que antes, y me puse a seguir trabajando. Descubrí que solo pasaba mi cuerpo, pero no mi mente y recuerdos. Cada vez que volvía el cerebro se regeneraba hasta tenerlo tan sano como de un niño de cinco años; Lo cual era bueno.

Luego de varias pruebas al fin logré teletrasportar la mente y los recuerdos. Seguía mejorando, actualizando, y creando..., algo no andaba bien. Todas las personas, todas mis creaciones, eran simples maquinas aunque no quisieran, aunque sonrieran y se comporten como humanos reales. Se nota en su edad, su edad nunca cambia. Si creo a alguien de cinco años, así se quedará eternamente.

Es triste el estar en su escuela, escuchar que les pregunten «¿que quieren ser cuando crezcan?» escuchar sus variadas respuestas y saber que nunca lo arán, porque nunca crecerán.
Quería humamos reales, pero no podía simplemente raptar gente. Podían enojarse, podrían hacer cosas malas, podrían aburrirse.

En una de mis ultimas expediciones al mundo real me encontré con un niño de nueve años llorando. Estaba golpeado, sangrando, desnutrido y tirado cerca de un bote de basura. Platiqué con el un rato, y me contó lo mal que lo trata su madre. Pero lo que me hizo tambalear, explotar, sentirme con una gran idea, fue su ultima frase «quiero desaparecer de este mundo».

¡claro! ¡no soy la única que quería escapar del mundo real! ¡hay mas gente que sufre, mas gente que quiere cambiar su vida! ¡mas personas a quienes les encantaría volver a empezar! ¡a quienes les gustaría cambiar!.

— ¡espera aquí! ¡volveré! — le dije al niño, y salí corriendo en busca de mi máquina.

La máquina solo teletrasporta una persona a la vez, así que lo utilizaría con el y ya me encargaría yo de hacer una nueva. Pero..., cuando regresé..., el niño había sido atropellado; murió.
Nunca olvidaré su nombre ni su cara.

Regresé a mi mundo, y pensé, pensé, pensé y pensé. Entonces se me ocurrió la idea de hacer que las mismas personas entren a Game over por cuenta propia. Hice la máquina con fachada de videojuego y renove mi mundo.

Le puse lo que la mayoría de juegos tenían, elementos, niveles, fuerza, herramientas, plazas, tiendas, mercados, un acompañante, enemigos, mazmorras y más vidas.
Para el nombre del videojuego pensé en las únicas dos palabras que recordaba la primera vez que llegué aquí »Game over«.

Y así, comencé a mandar a Game con pequeños robots en forma de cucarachas, y mariposas, para vigilar a las personas que se veían tristes. Y cuando llegaran a un punto de tristeza enorme, mandaba a Game para llevarles el videojuego.
Mejoré el juego, y en un punto ya no fui capaz de salir de este mundo, creo que me volví demasiado parte de el, y eso ya no podía arreglarlo.

Mejorando el sistema de Game pude ponerle una función para que fuera el único que pudiera salir y entrar cuando quisiera, utilizando su propio teletrasportador dentro de su cuerpo. Por supuesto solo puede cargar con otras cosas sin vida. Los únicos que pueden salir del juego son jugadores, pero hasta ahora ninguno a salido.

Los jugadores fueron aumentando, y hubo peleas por causas de poderes contrarios, y yo fui incapaz de dominar tanto yo sola, así que creé las seis plazas elementales, que rodean todo el mundo de Game over. Cada plaza elemental tenia su rey, sus costumbres, incluso su propio idioma y ropa.

Y también hice a alguien que respondiera por mi cuando yo no estuviera. Una replica exacta de ese niño que me inspiró a crear Game over. Fuimos como dos hermanos durante mucho tiempo, hasta que..., supo lo del mundo real y este.

Fue entonces que la idea de combinar ambos mundos paso por su mente, se enraizó y floreció una oscura flor marchita. Alteró su propio sistema, y se dio a si mismo otra apariencia mayor, como la de un joven de veinte años.
Para combinar ambos mundos debe tener toda la información que poseo, la cual, ya tiene; todos los elementos, lo cual ya posee; y el control de todos los jugadores, lo cual quiere lograr con miedo y asesinatos.

El miedo lo sembró con sus criaturas, y esas criaturas solo pueden ser hechas por los reyes de dicho elemento. Por ejemplo, un rey de elemento fuego, solo puede crear criaturas con elemento fuego. Pero el tenia todos los elementos, solo le faltaba el poder de un rey, así que asesinó al rey mas tranquilo, y con el elemento mas peligroso; la oscuridad.

Así robó su poder de Rey, y rompió la regla de crear criaturas fuera de mazmorras, clanes, yuakis y bestias del coliseo, así como dentro de los espacios de lucha. Dejándolos libres para destruir todo a su paso.

Yo no tengo ningún control sobre el ya, pues..., no se como, pero se salió fuera de mi control, por que ya no es parte del juego ni de la realidad, se encuentra entre ambas partes y a la vez aquí. La única forma de que esto termine es matándolo, pero cada que lo veo recuerdo solo veo a ese niño que me animó fuera del juego.

Quiero que viva, y para que mi egoísta deseo sea concedido se tienen que juntar jugadores con todos los elementos existentes y uno de ellos cruzar el portal del juego, algo parecido al ultimo nivel, donde todo el juego se reiniciará. Las construcciones volverán a la normalidad, y los muertos renacerán con mente limpia, como en un principio hace cientos de años. Y también el, volverá a ser ese chico con apariencia de niño tierno, amable y lindo.

Por desgracia, cuando eso pasé, no se si el que se marche del juego sea capaz de volver a entrar. Si Game podrá salir. Si alguien mas será capaz de venir. Tal vez si, pero tardaría tiempo, y en ese tiempo puede que pasé lo mismo que con ese niño..., Minadari.

Game OverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora