Capitulo 22

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El cuerpo de Aoi sigue igual de delgado, aunque no por eso quiere decir que no es fuerte; de hecho tiene bastante musculo.
Alcanzo a juntar mis manos detrás de su espalda al abrazarlo con fuerza.
Me llené de felicidad al saber que mi buen amigo Aoi estaba aquí, en GAME OVER, conmigo; y que podría contarle sobre los amigos que eh hecho aquí, la aventuras que eh tenido, y todo lo eh aprendido.

Creo mi cola y orejas me delatan; se mueven como cuando un perro ve a su querido dueño volver a casa.

Me di cuenta que ya tenia mucho tiempo abrazándolo; intenté alejarme para que Aoi no se sintiera incomodo por mi acción tan repentina.
Pero a Aoi no parecía afectarle, pues inmediatamente aumento la fuerza de su agarre en mi cintura para mantenerme ahí.
Parecía tan feliz por haberme visto como yo por encontrarlo; así que me mantuve quieta hasta que se sintiera satisfecho.

Podía sentir su corazón latiendo rápidamente dentro de su firme pecho, el cual subía y bajaba cada de Aoi inhalaba y exhalaba.
El vestuario de mi trasformación esta algo descubierto, por lo que puedo sentir sus fríos y delgados dedos asiendo presión en mi cintura.

Su respiración sobre mi cuello me ocasiona escalofríos, y el peluche que tiene su ropa al rededor del cuello me hace cosquillas en la cara.

Aoi pareció darse cuenta de todo el rato que llevaba abrazandome; pues me tomó de los hombros y me apartó de el repentinamente.

— L-lo, lo lamento, no quería.. y-yo...— ah pesar se la poca luz podía percibir su cara roja, y avergonzada; no pude evitar soltar un bufido tratando de controlar mi risa. —... Estoy muy feliz de encontrarte por fin. — bajó la mirada y quitó sus manos de mis hombros.

— Perdón por desaparecer repentinamente. — bajé mi cabeza — Es solo... que no sabia que el juego iba a succionarme tan da pronto — reí nerviosa.

— Esta bien. — sonrió — Me considero muy afortunado al encontrarte — acarició mi cabeza suavemente.

Ese gentil gesto es algo que me encanta de Aoi. No se como es que pude haber vivido aquí sin que me acariciara mi cabeza.
Supongo que por el yo tengo la costumbre de acariciarle la cabeza a las personas y a Sakura cuando se sienten algo cabizbajas.

— ¡Es cierto, Sakura! — Grité. «¡La había olvidado por completo, debe estar que le da un paro cardíaco!».

— ¿Sakura?

— ¡Rápido! ¿¡como llego al piso seis?!

— Por el port-...

— ¡llevarme al el! — tomé su mano y lo jalé para que me mostrara el camino.

Aunque Aoi no sabía lo que me pasaba, me llevó inmediatamente al piso seis sin preguntarme nada mas.
Abrimos la puerta con tres flechas que apuntaban abajo.
Al llegar busqué por todo el lugar, pero no la encontré; temí que la pobre aiga subido al mismo piso que yo, y que justamente en ese momento este enfrentando a ese monstruo peludo.

— ¿Estas bien? — me pregunta Aoi, con rostro preocupado.

— N-no, no encuentro a una amiga. — Tragé saliva — ¿¡que tal si subió mas arriba?!

— Si es así esta bien — sonrió — dejé vacíos de monstruos todos los pisos hasta el doscientos, donde te encontré.

— ¿¡Fuiste tu?!

— S-si, ¿porque? — inclinó su cabeza.

— No, por nada. —«debe ser bastante fuerte»— ¿que tal si bajamos al piso uno?

— Si crees encontrarla ahí entonces esta bien.

Aoi me llevó abajo, y en cuanto salimos me encontré con la cara llorona y mocosa de Sakura. Sus ojos estaban rojos eh hinchados por tanto llorar. Los gemelos estaban con ella, al parecer tratando de animarla, aunque sin mucho resultado.

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