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Era ya el horario de salida. Cuando sólo quedó una niña en la fila, Jimin supo al instante que era su turno de avanzar hacia la puerta. Corrió hasta quedar más cerca de ella, y sonrió ampliamente al ver a su pequeña. Acto seguido, levantó su mirada, encontrándose con la de Yoongi.

Había algo diferente en él, esta vez. Algo había en su rostro, en su sonrisa, en sus ojos... se veía más brillante, como si le hubieran dado la mejor noticia del mundo, o como si estuviera viendo algo que realmente le gustaba.

Fue entonces cuando lo recordó: le gustaba a Yoongi.

Tragó saliva, nervioso. Jimin tenía planeado decirle algo, pero se arrepintió al instante tras haber recordado la confesión. Suspiró.



—Hola.

—Hola, Jimin.

—¿Cómo estuvo todo?

—Bien... lo único malo es que estuvo corriendo en el patio, se cayó y se raspó un poco la rodilla, pero ya está bien.

—¡El señor Min me colocó una bandita de gatitos! ¡Mira!



Sun Hee se sentó en el suelo y subió su pantalón para mostrarle a su padre cómo había sido cubierta su herida. Jimin se agachó y pasó con sumo cuidado sus dedos sobre la bandita. Luego, se paró nuevamente.



—¿Por qué no me llamaste?

—¿Qué?

—Se lastimó.

—No fue nada grave. Es sólo un rasponcito. Si hubiera pasado algo mayor, te habría llamado sin dudarlo.

—Lo siento —suspiró.

—Está bien, tranquilo.

—Bien... tengo que irme. Nos vemos, Yoongi.

—Adiós.



Jimin tomó de la mano a su hija y caminó hacia su vehículo. Yoongi, por su parte, se sintió raro con la conversación que había tenido hacía unos segundos con el otro joven. Y luego de haberle dado una última mirada, volteó y cerró la puerta, exhalando profundamente. Mordió su labio inferior, nervioso. No sabía si lo que había generado aquella incomodidad había sido el que él le hubiera contado acerca de sus sentimientos la última vez que lo había visto; o el hecho de que no le hubiera dicho acerca de la caída de Sun Hee. De todas formas, él era el causante de ambas cosas. Se sentía culpable.

De pronto, tres golpes en la puerta del jardín de infantes hicieron que él diera un salto en su lugar, llevando una mano hacia su corazón. Se encontraba muy inmerso en sus pensamientos como para haber reaccionado de una manera más natural. Volvió a abrir y se sorprendió al haberse topado nuevamente con Jimin.



—¿Y Sun Hee?

—Está en el auto.



El menor miró en dirección al vehículo. La niña, al haberlo visto, lo saludó efusivamente con sus manos. Él le sonrió y correspondió el gesto. Después, volvió a mirar al maestro a los ojos.

With all of my heart [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora