With all of my heart [Yoonmin] ©

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Las clases habían terminado. Uno a uno, los pequeños se iban con sus mayores a sus casas. La última en salir había sido Sun Hee, quien, al haber visto a su papá, sonrió al igual que cada día. Y este le devolvió el gesto, acercándose a la puerta. Su mirada se fijó en el maestro, y le dedicó una sonrisa.

—Buenas tardes, Yoongi.

—Buenas tardes.

El pelirrubio se agachó hasta quedar a la altura de su pequeña hija.

—Escucha, linda... no puedo llevarte a casa, ahora.

—¿Por qué?

—Tengo que hacer algo importante, y no puedo llevarte conmigo.

La pequeña bajó su mirada y apretó las tiras de su mochila con sus manitos. Algo dolió dentro de Jimin al haber visto tal imagen.

—¿Me quedaré con Min Ji?

—No, ella está enferma. No puede cuidarte. Te quedarás con el señor Min.

Al haber oído aquello, Sun Hee levantó la cabeza inmediatamente y sonrió. A Jimin le sorprendió que haya tenido tal reacción, ya que a ella no solía gustarle quedarse con gente desconocida, o con alguien que no fuera él. Al haberla visto tan animada, se relajó.

—¿Estarás bien?

—¡SÍ! ¡SÍ, ESTARÉ MUY BIEN! —exclamó, dando pequeños saltitos.

Yoongi sonrió ampliamente ante la emoción de la niña.

—Genial —miró al mayor—. Para el almuerzo, puede comer lo que quiera. No es alérgica a nada, pero si ingiere algo que le hace mal, o si ves que sucede algo, llámame a mí y llama a emergencias. Tengo un número, te lo enviaré en un mensaje cuanto antes —sacó su celular del bolsillo, buscando aquel contacto—. Puede ver televisión, pero no demasiado. Y puede ver lo que sea, siempre y cuando sea adecuado para ella, ya sabes —rió suavemente—. No suele tomar siestas, pero si tiene sueño, deja que lo haga, siempre y cuando no duerma más de una hora, ya que después no podrá dormir a la noche. Tampoco llora ni hace berrinches, pero si lo hace, sólo llámame e intentaré hablarle ¡Oh! Si se llega a caer y se lastim--

—Jimin, está bien, puedo hacerlo —se carcajeó.

—Lo siento. Es la primera vez que la dejo con alguien más, además de Min Ji. Estoy nervioso. También lo estoy cuando la dejo con ella, porque... no lo sé —se encogió de hombros—. A Sun Hee no le cae muy bien, que digamos. Además, es mi pequeñita. No quiero que le pase nada.

—Lo sé, es totalmente entendible. Pero no tienes que temer. La cuidaré bien, lo prometo. Como sabes, trabajo con niños todo el tiempo. Puedo con treinta en un mismo salón cada día, podré con ella, quien, además, es un angelito.