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Después de haber entonado una muy bonita canción que el maestro había enseñado, llegó la hora de la salida. Sun Hee hizo un puchero, ya que adoraba presenciar las clases del jardín, estar con sus amigos, hablar con el señor Min y aprender cosas nuevas. Sin embargo, su gesto de decepción fue inmediatamente cambiado por uno de felicidad al haber recordado que su papá la estaría esperando afuera.

Ella no sabía por qué él podía estar más tiempo presente de un día para el otro, pero estaba muy agradecida por eso. No le gustaba para nada tener que llegar e irse de la mano de Min Ji, su vecina, o pasar la tarde junto a ella. La muchacha no era su familia. No era su papá, quien significaba el mundo para ella.

Ansiosa, corrió para agarrar su mochila, la colgó sobre sus hombros y se ubicó en la fila. Y cuando fue el momento, las puertas se abrieron. Sun Hee, luego de haberse puesto de puntitas, pudo ver a su papá. Ella rogaba que el hombre se quedara a charlar un rato con el señor Min. A pesar de nunca poder comprender del todo sus charlas, le entretenía presenciarlas. Le gustaba ver a su papá sintiéndose cómodo junto a otra persona.

Afortunadamente, en un parpadeo, se encontró en la puerta, próxima a salir. Su padre fue por ella y la niña le sonrió, abrazando su pierna y recibiendo unos mimos en su cabello.



—Buenas tardes.

—Buenas tardes, Jim-- ¡Oh! Aguarda un momento.



Sun Hee miró a su padre, confundida. Este también la vio y se encogió de hombros. Poco después, el maestro volvió con un papel en su mano. Se lo entregó a Jimin.



—¿Qué es esto?

—Escucha... sé que no soy quién para meterme en tus asuntos y en tu vida, pero quiero ayudarte. Quiero ayudarlos a ambos. Sé que has tomado una decisión bastante riesgosa con tu empleo, y sé que necesitas uno. Por eso, hice una lista de varios lugares en donde podrás postularte. Sé que todos ellos te darán opciones para que elijas en qué horario prefieres trabajar, y eso es ideal si tu idea es estar más presente en la vida de Sun Hee. Puedes tomar un horario por la mañana, no sé, como tú lo prefieras —sonrió, nervioso—. No sé cómo vayas a tomarlo —rascó su nuca—. Sé que muchos se molestarían por esto, per--

—Oh, no, no, Yoongi, para nada. Yo... —suspiró— no tengo palabras para esto. No me lo esperaba. Tienes muy buenas intenciones, y lo comprendo —sonrió—. En serio te lo agradezco. Intentaré contactarme con todos ellos.

—¿Lo harás? —preguntó, feliz.

—¡Por supuesto! No desperdiciaría estas oportunidades. Además, te tomaste la molestia de buscar todo.

—No creo que haya sido una molestia —se cruzó de brazos y apoyó el peso de su cuerpo en el marco de la puerta—. Una molestia es cuando haces algo que no quieres. Yo en serio quiero ayudar.

—De nuevo, gracias —le mostró una sincera sonrisa—. No sé cómo agradecerte por esto.

—Oh, no tienes que hacerlo.

—Bueno... hasta el lunes, Yoongi.

—Adiós. Que tengan un lindo fin de semana.

—Gracias, igualmente.



Sun Hee tomó la mano de su papá, y caminó torpemente a su lado. Cuando se hubieron alejado unos metros, miró hacia atrás sin detenerse.



—Papi...

—¿Sí?

—¿Podemos invitar al señor Min a cenar a casa?



Su dulce vocecita se había escuchado perfectamente hasta la puerta del jardín, y Yoongi la había oído. Se sonrojó hasta las orejas.

Jimin se detuvo, dándose cuenta de que sus palabras habían sido dichas en un volumen fuerte. Se agachó a su lado y miró de reojo a Yoongi, quien los observaba disimuladamente. Carraspeó, incómodo, y sus mejillas se tornaron rojas.



—No creo que podamos.

—¿Por qué no?

—Porqu--

—¡Yo sé que también quieres invitarlo!

—Cariñ--

—¡Y él también quiere venir!

—Eso no lo sab--

—Y yo quiero que venga.

—¿Por qué?

—Porque sí. Me agrada mucho.



Jimin soltó un largo suspiro. Sin embargo, creyó que no podía pasar nada malo. Después de todo, era sólo una cena. Además, tenía que agradecerle de alguna forma al otro hombre acerca del asunto de los empleos.

Después de haberse parado otra vez, caminó de nuevo hasta llegar al lado de Yoongi, quien lo miró con atención.



—Escucha, Yoongi, verás, y--yo--

—¿Quiere venir a cenar a casa, señor Min? —interrumpió la niña.

—Oh, linda, me encantaría, pero tu papá debe dec--

—¿Ves, papi? Te dije que querría venir.



Ambos mayores aclararon sus gargantas, un poco incómodos.



—De hecho, dejé que te invitara ¿Te gustaría venir mañana?

—Por supuesto.

—Bien —sonrió—. Te daré nuestra dirección.



Mientras Jimin y Yoongi hablaban, Sun Hee los observaba, contenta. Además de aquellas veces en las que su papá le hacía compañía, nunca lo había visto sonreír de esa manera.

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Amo a esa nena, ahre

Buenas noches ♡

With all of my heart [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora