Me bajaba del taxi apurada, era mi primer día de trabajo en aquel alto y elegante edificio, ¿el problema? Iba 10 minutos tarde, si es que no eran más.
Corrí como pude, pues se me complicaba por el hecho de haber elegido unos zapatos de tacón alto y una falda un poco ceñida, todo por estar "más presentada" que cómoda.
Ya dentro, esperaba el ascensor impaciente, regulando mi respiración, mi condición física parecía la de una mujer de 70 años y solo tenia 25. Miraba el reloj mientras golpeaba el suelo con la suela del zapato, cuando llegó el ascensor agradecí que no se quedara nadie en el. Entre en éste y oprimí rápidamente el botón con el número del piso que me habían indicado anteriormente, arreglando mi cabello en cuanto la puerta se cerró.
Cuando llegué a el piso correcto, caminé con prisa hacia la oficina de mi aparente jefa,tocando suavemente la puerta y esperando que abrieran. Allí aproveché a pasar las manos por mi traje, alisándolo y sonriendo amablemente.
Sonrisa que nadie vio mas que la puerta frente a mí, pues no abrieron, así que toque de nuevo recibiendo un siga como respuesta.
Aclaré mi garganta abriendo la puerta junto a un suave permiso, encontrándome a una mujer de aproximadamente mi edad, o a lo mejor uno o dos años más, escribiendo rápidamente en el computador y bastante concentrada.
Me acerqué al escritorio esperando que me diera la palabra con una mirada o algo por estilo, pero al igual que antes, no pasó, así que supuse, estaba demasiado ocupada para si quiera mirarme. Decidí hablar.
-Buenos días - hice una reverencia - soy la nueva trabajadora, mi nombre es Melisa Shedffield, actual asistente ejecutiva.
Después de un buen rato allí de pie, esperando un saludo o al menos una indicación, no vi algún movimiento en la contraria a parte del que hacía con sus dedos para teclear, decidí volver a hablar.
-Disculp - y al fin fui interrumpida por la mujer frente a mi.
Vamos avanzando. Me dije mentalmente en tono sarcástico.
-El trabajo que debe entregar para hoy lo tiene su compañera de atención al cliente, cubículo 45 - a pesar de esto, no me miro ni dejo de teclear, haciendo que sonara mucho mas fría y desinteresada su respuesta.
-Bien... permiso - hice de nuevo una reverencia y salí con cuidado, tratando de que la puerta no sonara, botando todo el aire que había retenido a causa del nerviosismo de llegar tarde el primer día y recibir un posible regaño.
¿Cómo podía ésa mujer ser tan desinteresada con aquellos que trabajarían para ella? aún más siendo nuevos. Podrían llevarse una mala impresión y pensar que su superior es una "cascarrabias" lo cual, era justo lo que me encontraba pensando acerca de ella en estos momentos.
Sacudí mi cabeza un poco, desapareciendo aquella idea, tal vez solo estaba muy ocupada y en realidad simplemente era seria con su trabajo, como tendría que ser yo desde ahora. La tomaría como ejemplo, solo que seria, claramente, mas amigable. De pronto, todo el nerviosismo que tuve en ese momento desapareció, siendo reemplazado por una sonrisa, al fin trabajaría en lo que tanto quería.
Me dirigí hacia los cubículos de atención al cliente, exactamente al que tenia el número que me había dado anteriormente mi superior. Me indicaron donde quedaba mi división y después de recibir mi trabajo y agradecer me encamine hacia allí.
Mi división era una oficina bastante amplia. Con un grupo de escritorios organizados continuamente, en total habían 6. Yo siendo la asistente ejecutiva principal. Me presenté animada y amablemente ante mis compañeros, después de hablar con uno que otro sobre algunas cosas, me senté dejando la gran pila de trabajo que me esperaba en mi escritorio.
ESTÁS LEYENDO
¡¡No me gustan las mujeres!!
Teen FictionMelisa, una joven con una vida común y corriente llega a trabajar en una empresa bastante conocida, en donde busca desempeñar adecuadamente sus estudios, su empresa soñada. Su vida siendo rutinaria pero definitivamente no aburrida gracias a su prome...